Merlina sacó la espada del cuerpo de Enid.
Hace unas semanas, jamás hubiese pensado que la atacaría de esa forma.
¿Cómo habían terminado así?
Hace unas semanas, tras terminar el año en Nunca Más
Merlina sabía que algo estaba ocurriendo, porque Enid no era la misma desde que se acercaba el día de irse de Nunca Más, si bien todo había cambiado un poco tras lo ocurrido con Crackstone, al menos habían podido terminar las clases, aunque no todo el mundo las veía igual, no luego de enfrentar a un Hyde y a un hombre traído de entre los muertos con poderes sobrenaturales.
Aunque aquello trajo más atención de la debida, ninguna de las dos parecía prestarle mayor atención, pero sí había algo que mantenía a Enid con muchos nervios, más de los que usualmente solía mostrar.
Merlina había aprendido a ceder con ella, o más bien a darse cuenta que siempre terminaba cediendo cuando se traba de Enid, desde esa noche en el que casi las dos vieron a la muerte muy de cerca, la licántropo todavía no asimilaba que había llegado a tiempo a salvarla, por lo que las pesadillas eran recurrentes y las malas noches también.
¿La solución? Merlina terminó cediendo. Cuando se acercaba a ella notaba que se calmaba un poco, o al menos que su atención se desviaba a algo más, de cierta forma se sentía algo culpable, esas cicatrices eran su culpa, aunque ella las veía como algo malo, Merlina las veía con mucha fascinación, más de la debida, pero dejando eso de lado, la pelinegra sabía que si quería seguir durmiendo tenía que decir que sí a la pregunta que Enid no se atrevía a hacer.
Una noche agarró su almohada y simplemente la lanzó hacia la cama de Enid.
―¿Qué estas?
―Mis ojeras tienen un límite, hazte a un lado.
―Espera, espera, espera ¡Yo no te he pedido que...!
―Sé que te cuesta dormir― Una breve pausa, bajó un poco la mirada― Y sé lo que ves cada noche.
―Ya lo he dicho, no es tu culpa― Dijo sintiéndose mal viendo que Merlina sentía algo de culpa al ver sus cicatrices― Es solo que...supongo mi mente solo se imagina lo peor, una y otra vez...ya se me pasará.
―Ya lo dije, mis ojeras tienen un límite. Además, por alguna razón que yo esté cerca te tranquiliza.
―Siempre...―Soltó de inmediato, sorprendiéndose así misma con dicha afirmación― Digo, es solo que...
―Solo vamos a dormir. Si te tranquiliza y podemos pasar una noche en paz, lo toleraré, solo quédate en tu lugar.
Dicho aquello, Merlina se acostó a un lado y tenía toda la razón del mundo, para Enid tenerla cerca era sinónimo de sentirse segura, de saber que estaba allí y que sus pesadillas no eran ciertas, pero no era solo eso lo que sentía, había un cosquilleo más, uno revoltoso y que estaba provocando demasiadas preguntas en su cabeza, no iba a decir nada, pero inconscientemente vaya que las hacía y Merlina claro que las escuchaba.
Quizás no preguntó "¿Puedo acercarme un poco más?", pero lo hizo, y abrazó a Merlina como si la chica fuera un enorme oso de peluche, y quizás Merlina solo se lo permitió porque quería dormir en paz.
Cedió, otra vez.
Y sí, durante la noche hubo otra pregunta en el aire que tampoco dijo Enid, pero era clara "¿Puedo realmente acercarme más?" y dicen que el silencio es una respuesta, porque Merlina la dejó hacer de nuevo lo que le dio la gana, así que la licántropa solo la abrazó con más fuerza, dejando la distancia entre ellas olvidada a un lado.
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Relatos Wenclair
RomanceRelatos cortos (y otros no tan cortos) de WenClair, la shipp de Merlina y Enid de la serie Merlina. ¿Qué tan bien puede ser la química entre un cuervo y un lobo? ¡Vamos a averiguarlo! Romance, drama y un toque de humor.