Sin ti

393 63 14
                                    

Di María reía a carcajadas en la sala de espera del hospital, Hans estaba sentado a su lado con los brazos cruzados.

Cuando di María y Messi llegaron al hospital estaban asustados temiendo lo peor, Hans los recibió junto al médico quien les explico a detalle la situación de Ochoa.

Hans con su cara fría le aclaro a Messi que el y Ochoa no tenían ese tipo de "relación" y que no de la preocuparse por que algún día Ochoa lo dejara por que Ochoa solo tiene ojos para el.

Ochoa que estaba profundamente dormido en la camilla no sintió la presencia de Messi que estaba se tardó a su lado en un pequeño banco, sostenía con fuerza la mano de Ochoa pidiéndole al cielo que se recuperará pronto.

—Lo siento... Lo siento...— repetía Messi a Ochoa.

"Los alfas vinculados sufren por rechazo de su Omega, algunos incluso llegan a morir... Si estamos vinculados de ese modo ¿Por que no lo dijiste?" Messi sintió un enorme pesar en su corazón "cuando debiste sufrir por estar lejos, yo... Yo hubiera ido a tu lado sin dudar..."

El cuerpo de Ochoa estaba exhausto y necesito varias noches de sueño para poder recuperarse. Estar expuesto a las feromonas de Messi ayudaron a mejorar los síntomas del rechazo.

—mmgh... No...— Messi dormido a un lado se la cama mientras sostenía con fuerza la mano de Ochoa comenzó a quejarse en medio de un sueño. —no...— era una pesadilla por que sus párpados temblaban sin parar y su respiración era irregular.

Ochoa abrió los ojos ante el miedo de su vinculado, con sus ojos adormilados enfocó a Messi a que estaba a su lado.

.
.
.
.
.
.

Messi escuchaba la voz triste de Ochoa, escuchaba el llanto de un joven que le pareció familiar.
Calidas gotas le caían por todo el rostro mientras escuchaba los gritos desgarradores de Ochoa.
Unas enormes manos negras le impedían moverse y abrir los ojos, Messi intento con todas sus fuerzas correr hacia Ochoa pero no podía, esas manos lo estaban alejando cada vez más y más de esas personas a las que amaba.

—No... No... ¡Amor! ¡Amor!— gritaba Messi en su mente. —No quiero! ¡No quiero!—

Messi se retorció tratando de sacarse de esas enormes manos que lo detenían. El miedo lo invadió de pies a cabeza, sentía que jamás vería a Ochoa otra vez y por eso comenzó a llorar.

No quería dejarlo así, quería decirle que lo sentía y que lo amaba, quería abrazar al muchacho que se parecía bastante a Ochoa y al otro chico que se veía agradable, quería estar con ellos pero no podía por más que lo intentará.

.
.
.
.
.
.

Ochoa se dio cuenta que no era cualquier pesadilla cuando vio a Messi derramar lágrimas, entonces dejo de contemplarlo y le acarició el cabello suavemente.

—Cariño...— se incorporó con dificultad por que su estomago aún dolía. —Bebe... Mi amor...— susurro palabras dulces para despertarlo, Messi se aferró con fuerza a la mano de Ochoa que había estado sosteniendo todo el tiempo. —ah...— suspiro Ochoa  —Cariño despierta por favor...— 

Ochoa apretó sus manos, Messi se quejó por que dolía y entonces abrió los ojos.
Las lágrimas seguían cayendo y su corazón dolía, cuando levantó la cabeza lo primero que vio fue a Ochoa que lo veía con una mirada llena de amor y ternura.

COMO SI FUERA UN SUEÑO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora