Gisele Uley a diferencia de los demás miembros de la tribu Quileute, no estudiaba en el instituto de la reservación, ella estudiaba en el Instituto Forks.
Al iniciar su primer año, una misteriosa familia llega al pueblo, muy atractivos a su parecer...
Dónde Gisele Uley se transforma en la primer loba de la manada Quileute y encuentra a su impronta en un vampiro.
O
Dónde Alice Cullen llega al pueblo de Forks y descubre que su compañera es una loba alfa de la manada Quileute.
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─Eres mi impronta, te protegeré con mi vida de ser necesario, Alice. No por obligación, sino porque deseo estar a tu lado.
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Prólogo
Gisele Uley ha pasado sus dieciséis años de vida en la reserva Quileute y en Forks, nunca había salido más allá de Port Angeles.
Ni siquiera había ido a Seattle.
Ella no conocía algo más que no fuera frío, árboles, animales del bosque y leyendas propias de la tribu en la que nació.
Tras la muerte de sus padres a sus diez años de edad, Gisele quedó al cuidado de Billy Black quién la ha protegido y amado como a una hija más ─aún si ella se niega a vivir en la misma casa que los Black─.
Ella y su primo, Sam Uley, siempre estaban juntos, si alguno de los Uley estaban ahí, ten por seguro que el otro también.
Al cumplir sus dieciséis años, Gisele decidió estudiar fuera de la reversa, el año anterior lo había logrado pues sus tíos fueron quienes la inscribieron, pero ahora, con su primer año en el instituto a la vuelta de la esquina junto a muchas discusiones de por medio con el Black mayor tratando de convencerlo de a seguir estudiando fuera, dieron resultado cuando finalmente caminó por el estacionamiento del Instituto de Forks para entrar en el edificio.
Gisele estaba más que emocionada, ella deseaba seguir estudiando fuera de la reserva.
Ella ama la reserva, pero pasa la mayor parte del tiempo ahí dentro. Y si algo ama Gisele, es descubrir y conocer lugares nuevos.
─¡Gisele! ─la voz de Jessica Stanley la sacó de sus eufóricos pensamientos, la chica había llegado a su lado con una sonrisa─ Que bueno que decidieras estudiar aquí otra vez y no en la reserva. Me alegro mucho.
A pesar de que la chica y Gisele había sido compañeras de salón el año pasado, la castaña no era del agrado de la morena.
Jessica Stanley podía ser todo, menos amiga de Gisele.
─A mi también me alegra ─Gisele respondió con una sonrisa en labios.
La morena aceleró su paso entrando al instituto y buscando su casillero, había recogido los papeles necesarios el día en que se inscribió.
─Oye ¿Te parece si nos sentamos juntas?
—Jessica, seré honesta. Que hayamos sido compañeras de salón no significa que seamos amigas.
—Yo solo ─la castaña parecía dudar de sus palabras ante la mirada de la contraria─, quiero conocerte.
Gisele suspiró antes de hablar.
─Eso lo hubieras pensado antes de intentar entrometerte en mi vida hostigandome acerca de la muerte de mis padres y mi relación con el señor Black ─la castaña estaba por hablar, pero Gisele no lo permitió─. Que por cierto, si aún te queda duda, el es como un padre. Nada más que eso.
Un padre y gran consejero. Pensó Gisele sin saber que cierto cobrizo la escuchaba mentalmente a unos metros de distancia acompañado de sus hermanos y hermanas.
Todos poseían los mismos rasgos, piel blanca, ojos dorados, belleza incomparable y si los tocabas, notarías su drástica temperatura.
Una nueva familia había llegado al pequeño pueblo de Forks y con ellos muchas sucesos que marcaría el inicio y el final de varias situaciones.
Gisele no tenía idea de lo interesantes y frustrantes que serían sus años en el Instituto Forks.
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Nota.
Esta historia comienza dos años antes de Crepúsculo, con la llegada de los Cullen. Así que todos los personajes tienen dos años menos de edad.
