⊱6 Cap⊰

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De un lado a otro, guardando cosas en las bolsas, terminando de guardar la comida en recipientes. Jungkook con el celular en la sala, Nam a su lado viendo televisión. Los quería mucho, pero ser quien estaba a las apuradas cada que teníamos que ir donde mis padres no me agradaba.

Por un segundo me les quedé viendo con los brazos cruzados desde el umbral de la puerta de la cocina, como si así pudiera mandarles un mensaje telepático a ambos para que quiten sus traseros del puto sofá y vinieran a ayudarme. Lamentablemente, la telepatía no era un súper poder que haya adquirido a lo largo de mi vida. 

Me les acerqué, a paso lento porque quise hacerlo. Le arrebaté el control remoto de la mano a Nam, apagando el televisor. Posteriormente, le quité el celular a Kook y me lo guardé en el bolsillo. Los miré, me di la vuelta y me fui de nuevo a la cocina para terminar de preparar todo. 

No pasó mucho tiempo en que ya los tenía a los dos a mi lado. Enarqué una ceja al verlos, esperando a que se dignaran en hacer aunque sea una puta mínima cosa. Nam agarró algunas bolsas y desapareció hacia la sala. Luego se escucharon las llaves y después la puerta ser cerrada. Bueno, al menos las había llevado auto.

Jungkook se quedó ahí, en su lugar, inmóvil. Lo vi con la peor cara, porque estaba ahí, ¡sin hacer nada! Eso me obtenía yo por haber criado a un mocoso malcriado. 

"¿No vas a hacer nada?" Seguía ahí, estático, sin moverse. "Jeon Jungkook, más te vale que muevas tu trasero justo ahora y hagas algo." Le dije, él resopló, lo escuché hacerlo, pero se dignó a moverse después de eso, así que no le dije nada. "Bien, ayúdame a guardar estas cosas, ¿sí? Sabes cómo se pone tu abuela cuando llegamos-"

El tonto, el muy tonto, no me dejó terminar. Ni moverme, siquiera.

Fue rápido, verdaderamente me tomó desprevenido.

Me tomó de las muñecas, me acorraló en la mesa, y el desgraciado me plantó un beso en los labios. No un piquito, ni un besito. No, fue un beso. Cerré los puños, aferrándome a la mesa.  Fue descuidado, brusco, necesitado incluso. 

Le dije que parara, incluso corrí la cara, porque empujarlo no podía. Lo peor es que no paró. No besaba mis labios, pero si mi mejilla, si mi cuello. Tonto, dios, era un verdadero tonto. Le dije, otra vez, que parara. Que Nam en cualquier momento podría entrar. Dios, que nos descubriera así no era algo que yo hubiese querido, pero no cesaba, seguía y seguía. A veces, solo a veces, me olvidaba que a Kook le importaba un carajo que alguien nos viera, que alguien lo supiera. 

A él no le importaba el impacto que provocaría que el resto supiera lo que nos unía.

Por décima vez le dije, medio intenté ordenar, que parara. Se rió, el muy estúpido se rió. Luego se incorporó, aun manteniéndome en mi lugar, y me miró. Sus ojos penetrantes se cruzaron con los míos, su sonrisa, arrogante, no tardó en aparecer en su rostro.

Se acercó más a mi rostro, peligrosamente rozando mis labios. Mordió el inferior y dejó un casto beso luego. Entre eso pensé en Nam, en por qué tardaba tanto, en qué carajo podía llegar a estar haciendo ahora, en por qué no entraba y armaba una escena. Carajo, dónde se había metido el tonto. 

Jungkook, en tanto, solo seguía ahí, mirándome, analizándome, haciendo quién sabe qué al frente de mí. Solo mirándome, solo sosteniéndome. Y así como si nada, me soltó, tomó algunas cosas y desapareció por la puerta rumbo al auto. 

Quedé algo descolocado, me costó un poco recomponerme. Ese mocoso, el idiota ese, hacía esas cosas para después hacer como si nada. ¡Llegaba a sacarme de quicio! Respiré hondo, tomé lo que quedaba para llevar, e igualmente fui al auto.

Impuro ⊱kootete⊰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora