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"Hey..." Al instante reconoció la voz de quién le hablaba, como un reflejo sonrío y elevó su mirada a él.

Jungkook.

"Hola, Jungkook." Sonrío logrando que sus ojos se entrecerraran como dos medias lunas. "¿Cómo estás?"

"Todo bien, todo bien." Arrastro la silla al lado de Jimin y se sentó junto a él. "¿Cómo has estado tú?"

"Algo atareado, tengo que repasar distintos temas porque ya entramos a la semana de parciales. Espero que me vaya bien."

"Te irá bien." Sonrío. "Sobre la última vez... lamento mucho ni siquiera haber avisado, me surgió algo de último momento y se me pasó avisarte, perdón en serio."

"Oh." Sinceramente había olvidado aquel incidente, no importaba después de todo, Jungkook era un hombre ocupado y aquellas cosas siempre pasaban. "No importa, son cosas que pasan."

"Aún así, fue muy grosero de mi parte."

"Tal vez un poquito." Soltó una risilla. "Pero tranquilo, no importa, podemos ir otro día cuando tengas tiempo."

"Siempre puedo sacarme tiempo para ti." Dijo con una sonrisa en el rostro, muy encantador ante los ojos y corazón del omega al que trataba de reivindicarse.

"Aunque esa vez no pudiste sacarte tiempo para mi~" Jimin tarareo con un tono bromista, cubriendo su rostro al soltar la risilla que tenía guardada.

Jungkook no dijo nada, no estaba en posición de enojarse o sentirse ofendido, pues lo que había hecho era muy grosero y descortés. Aunque correr por sus deseos y suspiros le había cegado la vista, aquella tarde tenía que ser la que pasará con el omega y no persiguiendo a aquel trozo de su corazón que aún ardía fuertemente.

"Si bueno, ahora tengo tiempo para ti." Dijo tomando su mochila, urgo en ella para sacar una pequeña cajita. "Te compre esto, realmente siento haber sido un cabron."

Jimin tomo la cajita en sus manos y al instante se dio cuenta que era algo de una cafetería, un pastel posiblemente, quito el moño que la sostenía y su rostro se iluminó al ver la tajada del pastel de tres leches era su favorito en el mundo. Su corazón se agitó y rápidamente su cabeza le dijo que Jungkook había hecho de todo para averiguar que ese era su sabor favorito, puesto que lo más común a elegir en pastelerías es el chocolate o la vainilla.

Pero el alfa solo había comprado la primera tajada que vio, esperando que está fuera del gusto del omega.

"¡Es mi favorito!" Sonrío dando un saltito en su asiento. "¿Cómo lo supiste?"

"Solo lo intuí." Sonrío orgulloso. "Después de tu tanda de estudio ¿quieres ir a comer por ahí? te debo una salida."

"Claro, claro, solo tengo que leer y resumir este párrafo." Mintió, le faltaban dos capítulos para terminar con su meta de estudio, pero era todo para pasar más tiempo con Jungkook.

Se terminó el párrafo en unos minutos, guardo sus cosas y ya se encontraba saliendo de la biblioteca al lado de Jungkook, era un momento feliz para él pues sentía como todo se había detenido y solo eran ellos dos. Sentía que estaban dentro de una burbuja para dos en la cual podían sonreirse mientras sus manos se rozaban de vez en cuando.

Jungkook le llevo a un restaurante muy lindo, hasta se podía decir que era lujoso, le invitaría la cena y no le importaría pagar la más cara por él. Realmente vivía aquel sueño que tenía todas las noches, su historia de amor se hacía real con cada sonrisa y mirada que se daban.

"Te queda muy lindo el cabello rubio." Dijo Jungkook bebiendo de su vaso de agua.

"¿En serio?" Al finalizar la pregunta las mejillas de Jimin ya estaban pintadas de aquel tono carmesí el cual Jungkook gustaba de observar.

Cariño, ¿qué nos has hecho? | km omegaverse auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora