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Exactamente había pasado dos horas arreglándose, se probó distintos atuendos y probó distintas sombras, ondulo y aliso su cabello, se puso rubiy y colonia, combinó su joyería mientras pensaba en la forma en que saludaria a Jungkook. Desperdicio, invirtió, dos horas solo en Jungkook. Al pasar esas horas, Jimin ya estaba listo, atuendo intacto, maquillaje perfeccionado y su aroma en el punto para embobar a quien sea que le hable.

Esperaba embobar a Jungkook.

Sentía mariposas en su estómago mientras veía el reloj en su celular, esperaba el mensaje del alfa porque le había dicho que pasaría por él a las 9 y ya sería la hora acordada. Tenía una sonrisa en su rostro mientras se chequeaba en el espejo.

Su corazón pálpito en su oreja cuando su teléfono timbreo anunciando el mensaje de Jungkook, ya estaba fuera de su casa esperando por él.

Aquello era como un sueño, solo en la comodidad de su cama había vivido tal momento. Donde Jungkook esperaba fuera de su auto, le miraba con una sonrisa y se enderezaba al tenerlo cerca, solo en sus sueños Jungkook le abría la puerta de su auto y lo sentaba en el asiento del copiloto, solo en sus sueños vivía un cuento de hadas al lado del alfa que su corazón y omega habían elegido.

Pero no era un sueño, era su dulce realidad. Tanto soñar había traído aquella escena.

"Que lindo te ves." Halago mientras tenía la mirada puesta en el camino, no pudo ver el sonrojo que se esparció en las mejillas de Jimin.

"Gracias." Dijo tímidamente. Sentía que estaba muy callado pero es que tenía la lengua enredada entre las mil y un cosas que quería decirle. "Tú también te ves guapo."

"Ah, gracias." Por un instante giro su cabeza para sonreírle y guiñarle el ojo. "¿Te quedarás hasta el after?"

"Uh, ¿tú?"

"Seh, mañana no tengo clases y quiero aprovechar mi viernes."

"Entonces si me quedaré hasta el after." Sonrío, quedarse hasta después de la fiesta no era lo suyo, se le hacía cansador irse a otra casa para continuar bebiendo, pero por Jungkook podía pasar por sobre sus gustos.

Solo quería estar con él.

"Te quedan bien los rizos, luces aún más como un querubín." Volvió a halagar, Jungkook en verdad no sabía lo que causaba con sus palabras.

O tal vez si.

"Me gusta cuando me dices ángel." Sonrío recostado su cabeza en la cabecera del asiento. "¿Pero, por qué me dices así?"

"Es un apodo porque viniste a mi como un ángel, con tu aura tan blanca, tus mejillas rosadas y tu cabello rubio, era imposible no decirte ángel." Dijo. "Mi ángel."

O Jungkook era muy estúpido para no darse cuenta que el omega que iba a su lado estaba totalmente encantado con él, o simplemente lo sabía pero lo ignoraba. Porque con cada una de sus acciones y palabras colocaron demasiadas esperanzas en el pecho de Jimin que está a punto de estallar.

"Ya llegamos." Señaló el club en el que se había organizado la fiesta, estacionó y se apuro para abrirle la puerta a Jimin, fingiendo ser el caballero que no era. "Vamos, toma mi brazo, no te vayas a perder entre todos estos borrachos."

Jimin estaba encantado, Jungkook era el príncipe que siempre se imaginó, al tomar su brazo sintió la calidez de su cuerpo y supo que no quería ir a ningún lado, quería estar solo con Jungkook.

La fiesta le importaba poco, el festín de alcohol, la música que reventaba tímpanos o las luces neón que golpeaban su rostro, solo le importaba seguir cerca de Jungkook, sosteniéndose de su brazo mientras se hacían campo entre tanta gente, solo los dos.

Cariño, ¿qué nos has hecho? | km omegaverse auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora