Capítulo 48

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Las vacaciones llegaron, pero Daniela todavía tenía que ir a la escuela para preparar las calificaciones de sus alumnos.

En esos días Erika se había acercado bastante a Ashley, gracias a los regalos que le hacía para ganarse su cariño.

Por otro lado, Daniela se tragaba la incomodidad y los celos que la nueva amistad de Franco con Erika le provocaba, debido a que sentía que esa mujer le coqueteaba a su novio.

—Me da mucha vergüenza contigo, Franco —le dijo con las mejillas sonrojadas.

Él negó con la cabeza, tomó el delantal que Daniela solía usar cuando iba a ayudarlo con las ventas y se lo pasó a Érika.

—No tienes de qué avergonzarte. Yo he pasado por momentos muy críticos, así que entiendo lo que es no tener un trabajo. Además, me ayuda bastante tenerte como empleada porque no quiero que mi ratona trabaje tanto.

Érika disimuló el disgusto que la mención de Daniela le provocó y fingió una sonrisa.

—Eres tan considerado. —Ella suspiró y puso una expresión de arrepentimiento—. Yo tenía un tesoro y lo arruiné por mi mala cabeza. No te imaginas cómo envidio a Daniela, ella es muy afortunada de tenerte. Qué no daría yo por ganarme otra vez tu corazón de oro.

Erika le acarició el hombro con sutileza, mas Franco se apartó de manera disimulada.

—Entonces, nos vemos mañana a las dos —cambió el tema, debido a que las palabras de su ex le molestaban bastante, ya que no quería revolver el pasado.

Érika asintió y le dio un abrazo emotivo, luego se apartó de él avergonzada y le pidió disculpas.

Franco se limitó a asentir y se despidió de ella, entonces se fue a casa para contarle a Daniela las buenas nuevas.

***

Ella lo miró aliviada y un poco avergonzada porque en ese momento no podía ayudarlo a vender, debido a que estaba muy cargada con los últimos detalles de la culminación del año escolar, asimismo, su trabajo en la empresa de su familia había aumentado, ya que ellos estaban expandiendo el negocio y requerían de mucha publicidad.

—Me parece bien que hayas contratado a un ayudante, puesto que por unas semanas no podré ir a vender contigo. Te prometo que después de que me desocupe me dedicaré en lleno a nuestro negocio.

»He estado pensando en poner diferentes puestos en varios lugares. Tú crearías una receta estándar para que el sabor y la textura sea la misma en todas las exquisiteces.

—Tú y yo estamos conectados, Ratona, ya que yo también he pensado lo mismo —respondió él emotivo. De repente su expresión se tensó y miró a Daniela con nerviosismo—. Hay algo que no te he dicho aún. —Se relamió los labios y exhaló de forma audible—. La persona a quien contraté es Érika. Ella perdió su trabajo y no tiene ni con qué pagar la renta, así que me pidió el favor de contratarla hasta que encuentre un empleo... Si no estás de acuerdo, le puedo decir que no...

Daniela suspiró profundo y trató de no descomponerse, dado que todo ese asunto le pareció sospechoso; sin embargo, confiaba en Franco y sabía que él nunca le fallaría, mucho menos con esa mujer que tanto daño le hizo.

—Voy a ser sincera contigo, mi amor, y espero que no me malinterpretes... —Ella volvió a suspirar—. No me gusta nada que ella se involucre tanto en nuestras vidas. No confío en esa mujer ni en sus buenas intenciones, por lo que te pediré que tengas cuidado con ella.

»Conozco el gran corazón que tienes, de igual manera, sé que ver a una persona en una situación difícil te afecta porque lo viviste en carne propia, ya también lo viví; sin embargo, no por eso debemos pasar por ingenuos. Aceptaré que la emplees, pero estaré vigilante porque como ya te mencioné no confío en ella.

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