14

294 44 12
                                    

Los ojos de Karl se habían abierto para cuando la alarma sonó en la habitación, respiró al instante en que su cerebro reaccionó de golpe.

Esta vez, su garganta no dolió. Pero terminó con un pequeño ardor qué lo molestó un poco. Intentó ver a su alrededor, pero la luz terminó por cegarlo. Las cortinas estaban abiertas.

¿Sapnap las abrió?

No, tal vez fue él quién las dejó así anoche, bostezo con dificultad qué tosió un poco. Se levantó suavemente y se estiró con cuidado.

¿Había demasiada iluminación tan temprano? ¿Qué hora era?

Regresó sus ojos a las paredes tratando de buscar el reloj…

Tan… ¿Tarde?

Ni siquiera recuerda a qué hora pudo dormir, sentía su cuerpo pesado y de alguna manera estaba demasiado exhausto, no creía que fuera lo de ayer, era extraño. Una vez que coordinó sus sentidos retiró las mantas y tocó el suelo para ponerse de pie.

¿Dónde está Sapnap? 

Pudo sentirse un poco mareado, pero solo se puso de pie sin darle mucha importancia.

"sigues aqui"

Una voz casi distorsionada, dentro de su cabeza lo terminó por hacer caer fuertemente sobre sus rodillas, reaccionando al instante antes de golpearse contra el suelo, apoyándose sobre sus manos.

Su respiración llegó a acelerarse lentamente.

¿Qué es esto?

De repente yo…

No puedo moverme… 

¿Por qué? 

No…

Sus piernas no le respondían, no podía mover ni un dedo de sus pies, el miedo inundó su pecho y el pánico se elevó. Sus manos pudo sentirlas temblar. 

"Tu, de todas las personas"

No, no, no, para. No. Detente ahora.

No es así.

No es cierto.

No eres real. 

¡No eres real! 

Sus ojos abriéndose en grande mientras subía su rostro a la voz susurrante qué lo estaba ahogando con su presencia. Parecía burlarse de él, viéndolo desde arriba con sus ojos afilados y llenos de veneno.

"Es tu culpa después de todo" 

Basta.

Para. 

Por favor. 

Solo detente. 

No es así. 

¡No es así!

Y allí lo vio, frente a él, inclinado sobre sus piernas mientras sonreía maliciosamente, su cara distorsionada junto al resto de su cuerpo que apenas podía distinguir. Un anillo colgaba de su cuello, mientras él perdía lentamente la respiración y sus pulmones se ahogaban tan dolorosamente.

No lo veas. 

Era como si el fuego lo estuviera quemando con ferocidad qué empezó a toser de nuevo.

No lo hagas. 

La habitación se había vuelto oscura, hasta el punto en el que desaparecieron todos los objetos a su alrededor. Ya no había nada más que él y esta presencia qué lo estaba empujando al pánico y la desesperación.

¿Como salvar un Monstruo? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora