21

156 19 10
                                    

Empezó con suaves toqueteos, puede sentir una suave mano acariciando su rostro, vagando por sus cabellos y de vez en cuando jugueteando con sus labios. Aunque se había despertado cuando logró distinguir el brillo a través de sus párpados y se quejó internamente al saber que pronto se tendría que levantar.

Pero prefirió sentir las manos pequeñas, posiblemente más que las suyas, suaves y delicadas.

“Karl”

Pensó en el nombre de la persona que estaba jugando con su rostro.

—Alex…

Su voz susurrante y sonando cariñoso. No quiere negarlo, pero sentía que se derretiría en cualquier momento cada vez que lo escuchaba, su corazón se calentaba y sus mejillas arderían. Sonriendo aún con sus ojos cerrados, se colocó de lado aún arropado por las mantas.

En un instinto se acercó aún más al tacto cálido de su pareja. Queriendo sentirlo más cerca todavía, no solamente porque era un híbrido que le gustaba el calor que le brindaran, si no por su novio que lo estaba mimando ahora mismo.

Con cuidado, llevó su mano para sostener las manos más pequeñas, y aún así sentirla de cerca.

—Despierta…

Sonrió un poco más cariñoso, negando suavemente y acercándose al otro cuerpo, para sostenerlo está vez con una de sus manos por debajo de su brazo.

—Dame cinco minutos ¿Si?

—No puedo…

—¿No? ¿Y eso porque? — Alex dejo soltar una risa con cariño, ¿Que trataba de decirle su prometido? —¿Karl? ¿Por qué tu…

El tacto se volvió frío, dedos callosos y ásperos sin comprender del todo lo que estaba pasando. La habitación era oscura, y de repente su posición se sintió diferente. ¿Qué había sucedido?

Sus ojos vieron el rojo en el cuerpo del niño, cortando su respiración. Ropa rasgada y maltratada, junto a su rostro rasguñado, con la sangre saliendo de sus labios. Y su piel palida.

Sus manos ahorcaban al niño.

“E-esto… ¿que?”

Sus ojos se vieron horrorizados, entrando en pánico por lo que estaba presenciando. Su cuerpo aplastaba al menor — evitando obviamente que llegase a escaparse — una mano sostenía su brazo con debilidad, mientras que la otra estaba clavada sobre el suelo entre la sangre seca y varios moretones en su brazo lo adornaban.

—Alex…

Su voz era débil, casi suplicante, se veía asustado, con sus ojos confundidos y aguados.

—...

“¿Qué diablos está?”

Su pecho se acelera, ni siquiera era miedo lo que sentía, pero la sensación era escalofriante y asquerosa.

“¡¿Qué es esto?!”

—¿Por qué…?

El niño pidió una respuesta, una que no podía darle. No sabía lo que estaba pasando, no entendía por qué había fuego a su alrededor o por qué escuchaba explosivos en medio de la llovizna que empezó a caer poco a poco hasta empaparlos lentamente.

“¡¿Por qué no puedo-”

Un movimiento de su parte lo alertó, ni siquiera podía controlar su propio cuerpo. ¡Este no era el!

¿Como salvar un Monstruo? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora