26.

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Oigo como intentan abrir la puerta y el corazón se me sube a la garganta. Me escondo en el rincón más oscuro del armario y me tapó con ropa de Jai. En este momento ni siquiera me importa que sea ropa sucia y sudada.

De repente mi móvil empieza a sonar y me llevo el susto de mi vida, por poco lo estampo contra la pared. Pero al mirar quién me llamaba me tranquiliza saber que es Jai. Cojo.

  — Hay alguien intentando entrar.—Digo en voz baja y ronca.
  — Soy yo—Imita mi tono de voz— ¿Puedes quitar lo que sea que pusieras detrás? No es para tanto eh.

Se ríe y le cuelgo. Todo se lo toma a broma, su padre quiere matarme y él intenta hacerme reír.

Salgo del armario y corro a abrirle la puerta. Aparto todo lo que he puesto para atacarla y le permito entrar para de inmediato cerrar de nuevo.

Él me mira y parece dudar en que decirme. Yo, por el contrario, no sé si quiero saberlo, no sé si deba seguir con esto, no sé si debió empezar todo esto. Lo sé porque mi corazón corre desbocado y no es por tenerle a él delante.

Se acerca, me aparta el pelo que dejo caer sobre mi cara e intenta levantarme el mentón para darme un beso, pero aparto la cara y me alejo yo.

  — No hagas eso, no aún. Estoy muy cabreada contigo, si te soy sincera cuanto más te acercas más ganas de levantar la mano para darte una bofetada tengo, y lo peor es que no es culpa tuya.
  — Sí es mi culpa, pegame. Quizás eso me haga bien, o me dejes KO y así no ver esa expresión de miedo y rabia en tu cara.
  — ¿Por qué dices que es tu culpa?
  — Porque yo estoy con el viejo, a diferencia de Beau y Luke, yo no le di la espalda.
  — Espera, tengo muchas preguntas. No empieces por el final. Dime primero por qué le odias.

Suspira y se sienta en el sofá. Ahora quiero meterte en sus brazos y que todo lo que le preocupa no sea más que una broma que se le fue de las manos. Pero por el contrario me siento en otro sofá, lejos de él.
Quiero que se acerque, que lo intente una vez más para ceder a sus caricias. Pero no lo hace.

— Mamá se quedó embaraza muy joven de Beau, pero por nada del mundo pensó en abortar. Cuando le contaron a la familia lo que había pasado, el viejo decidió que se irían a vivir juntos, según nos contó nuestra abuela,  mamá estaba muy enamorada y cuando él decidió hacerse cargo de todo, se emocionó y...—Hace una pausa corta para mirarme, como para comprobar que sigo aquí — Y se fue con él sin ningún problema, pero poco después empezó todo. Incluso estando embarazada de Beau él lo hacía.
  — ¿Qué hacía?
  — Le pegaba...—Sus ojos se tiñen de rabia y cierra las manos en puños— pero mamá estaba muy enamorada y cedía cada vez que él le llevaba flores y le pedía perdón. Una vez que nació Beau, parece que las cosas se calmaron un tiempo, pero un día se pasó muchísimo. Nanna la fue a ver al hospital y la obligó a volver a casa con Beau y alejarse de George, nuestro padre. Pero mamá era muy inocente y le creyó una vez más que había cambiado y cambió, pero a peor.
  — Jai, ¿cómo sabes todo esto? No habías nacido. ¿Estás seguro de todo?

No aguanto más mi soberbia y me siento a su lado y entrelazo sus dedos con los míos.

  — Porque encontramos su diario mientras nos íbamos a vivir con nuestros abuelos y decía todo, decía que después de la última vez él estaba mucho más cariñoso, contaba que cuando se enteró de que iba a tener gemelos casi se vuelve loca y que George al saber que eramos dos chicos se sintió muy orgulloso. Después de nacer nosotros, yo recuerdo que él jugaba con nosotros tres, que era muy estricto. —Toma aire por un momento demasiado largo— El día antes de que muriera, nosotros nos fuimos a casa de Nanna y Nonno a acampar en el jardín, tenía cuatro años... Al día siguiente nos enteramos de que mamá estaba muerta. Nos mintieron durante varios años diciéndonos que había decidido venir a trabajar a Estados Unidos y como a los diez años, nos enteramos de todo, supimos que George la había matado en una pelea y que la policía nunca pudo demostrar su culpabilidad...

Se le escapa una lágrima y lo meto en mis brazos estrechándole con fuerza. Hundo mis dedos en su pelo y le abrazo  con toda la fuerza que puedo. Noto sus sollozos y me es imposible no llorar al sentirle tan vulnerable, tan aflijido y dolido. Me encantaría saber que decir, pero no hay palabras para consolar algo así. Él me mete en sus brazos y esconde la cara en mi cuello mientras llora como un niño, y de repente se me viene la imagen de él, de Beau y de Luke pequeños recibiendo semejante noticia y el alma me duele. Somos dos llorando por tanto, no solo por su madre, por todo lo que pudo dolerle su pérdida, sino también por lo que hemos pasado por separado, por lo doloroso que ha sido todo.

                                 ~*~

Un poco más tranquilos metidos en la bañera del baño principal él pasa sus dedos por mi brazo desnudo haciendo dibujos sobre la espuma. Por el contrario, yo miro los azulejos que están frente a mí con la mente en blanco.

  — ¿Qué pasa? No has dicho nada, y en ti es muy raro.
  — Estaba... Estaba pensando, creo.
  — ¿Crees?— Noto la sonrisa en su cara.
  — Sí, no sé. Estoy rara... Aún hay cosas que no me has contado.

Suspira.

  — A ver, sigo: el viejo, después de la muerte de mamá quería que nosotros fuésemos suyos, así que nosotros fuimos los niños de papá, sobretodo Luke, hasta los diez. A partir de ahí le rehuiamos, le contestábamos y un día se hartó de Beau y le dio un bofetón que no pudo esconder. Cuando Nonna vio a Beau se peleó con el mundo entero para quitarle nuestra custodia.
  — Vuestra abuela es una superheroína. ¿Cuándo me la presentarás? —Le sonrío.
  — En cuanto consiga llevarte a Australia.—Sonríe y me da aun beso en la mejilla— Y bueno, cuando Luke y yo teníamos quince y Beau diecisiete, ellos decidieron hablar con George y trabajar para él. Yo en esa época me alejé de ellos y ellos de Nonna y de mí. Llegaban todo tipo de rumores a casa, que si se estaban drogando, que si George hacía cosas ilegales. De aquellas George era un politicucho de quinta, pero después de un tiempo lo confirmamos todo.
  — ¿Qué es lo que hace?
  — Sh... Beau y Luke un día volvieron a casa, pero ya no eran ellos. La droga les tenía a los dos idos. Nonna se encargó de ellos y George siguió mandandonos dinero. Después decidió mandarnos aquí, porque Luke y Beau sabían demasiado y yo no le daba más que problemas. Aquí nos tiene como a reyes porque le conviene, para que ninguno abra la boca.
  —Fantástico. Y después de todo lo que me has contad, ¿por qué seguís cerca de él?
  —Luke y Beau no, ellos hace rato que le mandaron a la mierda, solo se aprovechan del dinero que les da.
  — ¿Y tú—Le miro rogándole con los ojos que haga lo mismo.
  — Yo no puedo vivir sabiendo todo esto sin hacer nada. Sin saber por qué no la dejó, por qué él sigue ahí y mi madre muerta. ¿Por qué se ha salido con la suya desde siempre? No es justo.

Noto el odio en su voz, la rabia se apodera de todo su cuerpo. Está tenso. Me giro sin importar que el agua de la bañera de salga, me siento a horcajadas sobre él. Jai se echa hacia adelante para dejarme un poco más de espacio.

Le beso despacio, sin prisa, dándole las gracias con un beso por haber confiado en mí. Enredo mis brazos en la nuca de Jai, él e besa el cuello y sonrío. Necesitamos tranquilizarnos un poco después de tanta confesión, así que le dejo que haga conmigo lo que quiera, luego ya solucionaremos sus problemas como él lo hizo con los míos.
Ahora él es tu problema, daphne.
Callo a mi conciencia besando a Jai como si pudiera comérmelo entero. Ésta noche mi cabeza no tiene cabida.

SOBER. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora