Voy por el pasillo del instituto con las chicas a mi lado camino a secretaría para dejar el libro de Brooks y que lo recoja. Espero que haya dejado el mío.
Escucho a las chicas hablar del examen de historia el cual he suspendido estrepitosamente porque ayer no di estudiado de tanto llorar y Daiana no pudo dejarme copiar.
Vamos tranquilas, si se acaba el recreo no nos importa. Hoy después de ese examen nos da igual llegar o no a clase.
Entramos en secretaría, la habitación más lúgubre y deprimente de todo el instituto.
Tenemos la teoría de que es tan oscuro aposta, lo hacen para entristecernos si nos mandan a esperar aquí a que la directora nos venga a gritar. Da miedo.
Mientras espero a que una de las de secretaría se desocupe, nos sentamos en un banco. Bueno, me siento yo. Erika y Daiana se queda de pie delante de mí y así nos vemos la cara las tres.
—¿Sabéis a quién pillaron haciéndole un trbajillo a uno de los de segundo en el concierto del sábado?— Nos pregunta Erika con esa sonrisa maliciosa que nos pone a todas el cotilleo en la cara.
—¡¿Qué dices?! ¿¡A quién!?
Pregunta Daiana ansiosa. No hay cosa que le guste más que oír mierda sobre el resto de las perras de este instituto. Y la verdad es que a mí también.
—A Sara.
—¿Qué Sara? ¿La de pelo rizo? ¿La que es subnormal?
Finge sorpresa Daiana.
—Odio a esa tía, es más tonta... Os juro que me dan ganas de partirle la cara cada vez que habla.
—Normal... pero eh, eso no es todo. Después llego otro tío y les dijo a ella y al chico con el que estaba '¡que suerte!' — intenta poner voz de chico. — Y ella le soltó que tenía dos manos, que se uniera. Y no sé más.
Las tres ponemos cara de asco y nos empezamos a reír.
—¡Que asco! ¡¿Pero esa tía no tiene filtro?!
—Esa parte de la historia es mentira.
Nos sorprende una voz masculina al fondo del pasillo. Dirigimos la mirada hacia el lugar del que proviene y veo a Jai con sus dos amiguitos. Él que se ha metido en nuestra conversación es el que dijo aquel piropo desagradable sobre mi culo.
—¿Y tú como lo sabes? —Pregunta Erika ya con su coraza de borde y altanera.
—Porque era yo quién estaba con ella.
Deja escapar una risa ronca que me provoca de todo menos empatia.
—¿No te da asco estar con esa tía? Digo, se la conocen todos y no solo de este instituto.— Daiana pregunta de manera inocente.
—No es cosa mía, solo tenía ganas de pasarla bien y ella estaba disponible.
Las chicas y yo le miramos perplejas y asqueadas a la vez. Pero en realidad tiene razón. La culpa no es suya, es ella quién tiene que aprende a decir que no.
En los segundos que dura el silencio incómodo me encuentro con Jai mordiendose el labio mientras mira disimuladamente a Daiana. De repente me da asco, se me revuelve el estomago y siento punzadas en el pecho. No voy a admitir lo que siento. No me da la gana.
Me levanto y le doy su libro.
—¿Tienes mi libro?
—Si claro. — Pasa su mochila hacia adelante y saca mi libro. Lo cojo y finjo una sonrisa.
—Gracias. Vamos chicas.
Empiezo a andar con la esperanza de que ellas vengan detrás, pero al girarme como un alto reflejo solo veo a Erika tirando del brazo de Daiana para que ande y ella opone resistencia.
—¿Por qué sois tan bordes?—Replica Daiana.
—Es cierto, vamos a la cafetería juntos.
—¿Cómo te llamas?
Daiana se suelta del agarre de Erika y pone toda su atención en el amigo idiota de Jai. El otro ni siquiera habla. Que extraño.
Yo, por mi parte, me quedo mirándoles esperando 'ordenes' de que vamos a hacer.
—Yo soy Miguel.—Se presenta el arrogante— Jai y Mario.
—Nosotras somos; Daiana yo, ella es Erika y la del libro Daphne.
Da les sonríe con amabilidad.
No sé como acaban convenciéndome de que vaya con ellos a comer.
Nos sentamos en la mesa de siempre pero esta vez ellos se han ofrecido en traernos la comida. Me parece sospechoso y no me gustan estos chicos.
Ya claro, y los celos de antes era hambre ¿no?
Conciencia callate. Es lo de siempre, parece que le puedo gustar pero al final nada. Que más da, estoy genial sola. Pero solo admitiré algo a mi misma. Los labios de Brooks se ven de lo más apetecibles...
Ellos traen las bandejas y nos la ponen al revés a Daiana y a mí. A mí me ponen la de la pizza con bolsas de comida basura y a ella mi fruta. Y el que comete el error es Brooks. Fantástico, piensa que soy una puta gorda.
¿Y te importa? Es un completo desconocido...
Miro las bandejas y las cambio.
—Guau, lo siento. ¿Eres tú la que come verde? No me lo esperaba
Levanto una ceja y le miro mal.
—Quiero decir que tienes pinta de comer sin importarte lo que digan.
Mario se ríe. La primera vez que emite algún sonido para nosotras y es para burlase de mí. Empezamos bien.
—Exactamente es lo que soy. Me importa una mierda lo que piense la gente de mí. Por eso como cosas sanas, prefiero esta clase de azúcar.
Veo a los chicos al fondo tirando papeles a ver quien encesta en la papelera y riéndose. Me levanto, cojo mi bandeja y sin decir nada me voy yendo junto a ellos.
—Tiene mucho carácter, incluso más que Erika en algunas cosas.
Daiana justificándome. Detesto que haga eso, pero no quiero cabrearme más de lo que ya estoy.
—Uff... ¡Lo siento!
¡Oh por favor! Me pone de peor humor eso. Ya van dos veces que me cabrea y me dice lo siento. ¿De qué va?
Me siento con los chicos y menos de un minuto ya se me ha pasado el cabreo. Con ellos todo es tan fácil. Estar con los chicos es fácil, no tienes que pensar en tus tonterías, tienes que pensar en las gilipolleces que se nos ocurren para hablar. Hace un rato estábamos hablando de si John Travolta es gay o no. Y así mil tonterías sin importancia.
Alejo decide llamar a Sara después de que yo le haya contado lo que dijo Erika y Mario confirmó.
Ella se acerca despacio, como si desfilara. ¿De que va? ¿Puede ser más patética? Y cuando menos me lo espero, lo logra. Antes de llegar a nuestra mesa hace como que se le va el pelo a la cara y se lo acomoda a la vez que pone morritos. Yo la miro con la boca, literalmente, abierta.
Los chicos le silvan para que se lo crea más cuando en realidad la están vacilando, otros no pueden evitar reírse y Alejo le grita 'guapa'. Sino supiera que en realidad todo es broma hace rato que le habría dado un buen golpe.
—¿Me llamabas, Alejo?—Le guiña un ojo.
Yo me quedo mirándola con asco y sin disimular ni un segundo.
—¿Qué miras? ¿Te debo algo?
—En realidad no, pero venías realmente sexy. Me diste envidia, creo que me he mojado las bragas. ¡Me pones mucho!
Los chicos se empieza a reír con fuerza y ella nos mira con rabia a todos. Luego centra su atención en Alejo.
—¿Para esto me llamaba?
—No, me enteré de que le hiciste un buen trabajito a uno de 2°. Quería saber cuanto me cobrabas a mí.
—Guau Ale, ¿en serio piensas que es ese tipo de chica? Ella nunca te cobraría, no ves que se regala.
Y esta vez no solo nos reímos nosotros sino también los de la mesa de al lado. Creo que me duele la mandíbula de reírme a carcajadas.
Sara se pone roja como un tomate y ahora su perfecto cutis está húmedo de sudor frío y humillación.
—¡Hijos de puta! Daphne eres una perra amargada.
—Sí, amargadisima.—Sigo riendome
Veo que en la mesa en la que están mis amigas todos miran hacia la que estoy yo.
Un chico pasa con la bandeja de comida ajeno a nosotros. Sara coje un trozo de pizza y me lo lanza a la cara. Oh no.
En cuanto levanto la mano con un iogur a medio acabar de uno de mis amigos noto la cara de toda la cafetería sobre mí y una voz autoritaria.
—Daphne Alicetti, suelte eso de inmediato.
Cierro los ojos con fuerza mal diciendo mi suerte y dejo el iogur sobre la mesa. Abro los ojos, me muerdo el labio nerviosa, escondo las manos en los bolsillos de mi sudadera y me giro para mirar a la directora.
—Señora Avellaneda...
—No quiero saber nada de lo que ha pasado aquí. Se van a quedar las dos después de clase a limpiar toda la cafetería.
La idiota de Sara protesta diciendo que no ha hecho nada. Yo no digo nada y la directora hace caso omiso a Sara.
En cuanto la directora se va me siento y me limpio lo poco que me manchó con una servilleta.
Al acabar de limpierme y apartar el papel de la cara se me van los ojos a la mesa de mis amigas y Brooks no está. No sé por qué le busco por los rincones de la cafetería y le encuentro alejadisimo, en un lugar recóndito junto a un hombre que no debe superar los treinta y muchos. Brooks parece decidido y enfadado mientras habla con ese hombre. El hombre levanta la mano formando un puño y se queda por un segundo amenazando a Jai.
Me dan ganas de salir corriendo a ayudarle pero el hombre baja el puño y le intenta abrazar.
Jai le empuja y se va mientras ese hombre le persigue aún más enfadado de lo que ya estaba antes.
Que raro es ese chico...Hola chicas. :) como les va? Y guau! En tan pocos días cuantas vistas eh jajaja gracias, pero necesito algún comentario. Por tonto que les parezca, quiero comentarios de cualquier tipo. Estaría mucho más agradecida que por los votos. Buenas noches prinsheshaaaas.
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SOBER.
De TodoLos dos estamos destrozados, los dos tenemos un secreto, los dos compartimos un dolor. Le necesito cerca o todo empeorará. La necesito a mi lado o mi mundo se tambaleará. [ACABADA] Lucy León.