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𝙵𝚊𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊
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Kenia colocó la pequeña mochila de su hijo sobre el sofá. Hoy le tocaba a Iván estar con su padre. Kenia y Lancé tuvieron al pequeño cuando ambos tenían 19 años, pero el chico quería estar más enfocado en su carrera, no fue hasta que el pequeño Iván cumplió 2 años que el empezó a involucrarse.
El timbre sonó y la mujer fue a abrir la puerta, se encontró con Lance a quien le dio una sonrisa forzada y lo saludo con un gesto.
— Iván, tú papá llegó —aviso Kenia a su hijo.
Quién tomó su pequeño bolso y corrió hasta la puerta.
— Hola, papi —sonrió y lo abrazó.
Lancé lo alzó y le besó la frente.
— Hola, campeón —saludó— ¿cómo estás? —preguntó.
— Bien —respondió— Mami, aún no terminó mi cereal —dijo y ella asintió.
— ¿Quieres pasar? —preguntó Kenia— Mientras Iván termina de comer —dijo y Lance asintió.
El pequeño se sentó y siguió comiendo mientras veía caricaturas.
— ¿Cómo has estado? —pregunto Lancé y la siguió a la cocina.
— Ahí vamos —susurro y le ofreció un vaso de jugo— Es raro ya no poder llamarlo todas las mañanas.
Su hermano había muerto hace un mes, se veía cansada de todo, pero no podía caerse porque tenía un hijo.
— Sabes que estoy aquí, ¿verdad? —preguntó y la abrazó.
Kenia respiro profundamente, recargó su cabeza sobre el pecho del hombre y se relajó.
— Es muy difícil —susurro con la voz quebrada— Pero tengo que ser fuerte por Iván —Lancé asintió.
— Deberían venirse a vivir conmigo unas semanas, Nia —propuso— No tienes que cargar con todo tu sola —dijo y le acarició el cabello.
Antes de ser novios, ellos fueron amigos, se conocían desde pequeños. Y aunque no haya funcionado, eso no dañaba su relación de amistad.
— Siempre pude yo sola —esas palabras se clavaron en el corazón de Lance y lo hicieron sentir culpable— Lo siento...
— Está bien —negó con la cabeza— Eres muy fuerte. Pero creo que deberían de venir conmigo, Nia —dijo.
— Bien... —acepto— Pero tengo miedo de que Iván confunda las cosas...
— Todo saldrá bien...
Un mes después...
Lance dormía abrazado a Kenia, la chica había tenido pesadillas y ataques de ansiedad, el había sido de mucha ayuda y sus ataques iban disminuyendo cada vez más.
La mañana era fría y estaba lloviendo, era sábado, el invierno se había presente y ya se sentía en el aire.
Un pequeño se levantó envuelto en su manta de Spiderman y salió de su habitación, camino y entró a la habitación de sus padres. Se subió a la cama y acarició la mejilla de su madre.
— Hola, bonito —susurro Kenia y sonrió al verlo— Buenos días.
— Hace frío —susurro.
— Si, no deberíamos levantarnos hoy —dijo ella e Iván río y asintió.
Lance se removió y bostezó, abrió los ojos y sonrió al ver a sus personas charlando en voz baja.
— ¿Buenos días? —río y ambos rieron.
Iván se acosto en medio de ambos y Lance le pasó el control de la pantalla. El la prendió y puso Cars.
— Podría acostumbrarme a esto —susurro Lance y le sonrió a Kenia.
Ella con los ojos cerrados sonrió y abrazó a Iván y tomó la mano de Lance.
— Yo también —susurró y Lance sintió su corazón latir con fuerza.
— Podemos intentarlo...
— Si, podemos intentarlo...
— Quiero un auto —pidió Iván y Kenia suspiró y Lance rió.
— La otra semana podemos ir a los go-Karts —dijo Lance.
— ¡Si! —exclamó entusiasmado.
— Iré a preparar el desayuno —murmuró Kenia y le dio un beso a Iván en la mejilla.
