𝟏𝟏 | 𝐌𝐢𝐜𝐤 𝐒𝐜𝐡𝐮𝐦𝐚𝐜𝐡𝐞𝐫

5.1K 282 16
                                    

𝙻𝚘 𝚟𝚒

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝙻𝚘 𝚟𝚒

𝙻𝚘 𝚟𝚒

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Español.

Lexa abrió la puerta principal de su casa casi sin respiración, temblaba y había comenzado a llorar.

¿Cómo se atrevió?

Se dejó caer al piso y empezó a llorar mientras tapaba su boca para no hacer ruido. El sonido de unas patas caminado sobre el suelo de madera se escuchó, su perro, Milo, venía hacia ella y le lamió las mejillas.

— Hola —susurro y lo acarició.

Ella se levantó y subió a la habitación que compartía con su pareja, empezó a empacar todo rápidamente en su maleta mientras llamaba a Mick.

— Hola —saludo Mick.

— ¿Puedes comprarme un boleto? —pregunto con la voz quebrada— Te lo pagaré cuando llegue a Miami —susurro— También búscame un hotel.

— ¿Lexa, qué ocurre? —pregunto preocupado.

— Mick... no puedo abrir la computadora y hacerlo yo, tengo que irme rápido de aquí —hablo, su voz reflejaba el dolor que sentía.

— ¿El te hizo algo? —preguntó Mick molesto.

— Mick —sollozó.

— Lexa, respira —pido— Carajo, no debí venirme para Miami antes —maldijo. El estaba ahí antes para ayudar en la Scuderia.

— Mick, solo hazlo, por favor —pidió y cerró la maleta.

Escuchó como la puerta principal se abrió y maldijo.

— ¿Puedes contarme qué pasa? —preguntó Mick cuando escuchó la pesada respiración de su mejor amiga— ¡Alexa!

— Te lo explicaré luego —le prometió— Hazlo, por favor, cuanto antes —y corto.

Tomó su maleta y su bolso, agarró las llaves de su auto y sus tarjetas.

¿Amor? —Pedri frunció el ceño al verla— ¿Qué...? —vio su estado— ¿Qué ocurrió, Lexa? —trato de acercarse pero ella se alejó.

No te me acerques —gruño.

¿Te vas? —preguntó— ¿Qué ocurre, Lexa? —pidió explicaciones.

No, ¿qué carajos pasa contigo? —pregunto molesta y dolida— ¿Cómo pudiste? —sollozó.

Pedri se acercó más pero ella lo empujó.

No entiendo —dijo el jugador.

¡Deja de mentir! —exclamó y se tapó la cara— ¡Vi las fotos! —le reclamó— ¡Tú y ella!

Pedri abrió los ojos y maldijo internamente mil veces.

Lexa, puedo explicarlo —susurro Pedri.

¡¿No qué muy amigos?! —gritó y empezó a bajar las escaleras— ¡Se nota!

Amor, escúchame. Lexa —la persiguió.

No te quiero ver en mi vida —hablo y le coloco la correa a su perro.

Déjame explicártelo —pidió una vez más el canario.

Lexa escuchó un auto estacionarse afuera y cuando abrió la puerta se encontró con Charles y Carlos, sus amigos, quienes pasaban las vacaciones aquí en España.

Aléjate de ella —lo señalo Carlos molesto. Charles camino hacia Lexa quien se quebró aún más cuando este la abrazó.

Carlos metió la maleta al auto y ayudó a Milo a subir también.

Lexa, por favor —pidió Pedri.

¿Fue más de una vez? —preguntó Lexa, sus labios empezaron a temblar.

Pedri bajo la mirada y Lexa se mordió su labio reteniendo las lágrimas, ella asintió. Claro que había sido más de una vez.

Joder, tío —Carlos hizo una mueca.

Lexa se sacó el anillo de su dedo anular y se lo lanzó, Pedri lo atrapó en el aire y la miró fijamente.

— Lexa...

Vete a la mierda —insulto y se fue al auto.

Carlos y Charles le dieron una mirada llena de decepción y se fueron con ella. Mick los había llamado muy preocupado.

Lexa iba en el haciendo trasero con Charles quien la abrazaba mientras ella lloraba y sollozaba.











Carlos y Charles la habían dejado en el aeropuerto, los dos Ferrari quisieron ir con ella, pero esta se negó, no quería interferir en su descanso.

Unas horas después, esta había llegado a Miami, era de noche. Mick le había pedido que fuera al hotel donde se hospedaba. Cuando llegó, la recepcionista le dio una llave y ella subió a la habitación. Cuando entró, Milo se acosto sobre una alfombra y se quedó dormido. Ella se subió a la cama y prendió su celular, tenía miles de llamadas pérdidas y mensajes de Pedri, no los leyó y tampoco le devolvió las llamadas, solo lo bloqueo.

Ella suspiró, dejó su celular en la mesa de noche y se acosto sobre la cama.
A los 20 minutos se quedó dormida.

Cuando el reloj marco las 8 de la noche, Mick abrió la puerta y se encontró con Milo quien al verlo movió la cola y se acercó a el.

— Hola, amigo —sonrió y luego vio la cama, encontrándose con Lexa dormida.

El camino hacia la cama y se quitó la chaqueta y los zapatos, le corrió unos mechones de su rostro y la movió un poco para despertarla.

— Hey, Lexa —susurro y ella abrió los ojos— Princesa...

— El me engaño —susurro y sus ojos se cristalizaron— Mick... nos casaríamos el próximo mes —sollozó y el la abrazó.

— Tranquila —se acosto sobre la cama y ella se acomodó a su lado, su cabeza se recargó sobre el pecho de el.

— ¿Por qué lo hizo? —preguntó— ¿Acaso no fui suficiente? —lo miró— ¡No! Claro que lo fui, yo soy más que suficiente —dijo.

— El falló, tú no —dijo Mick— El es un idiota.

— Lo es —lloro más fuerte— Pero yo lo amo —susurro.

Mick sintió su corazón dolerle. Había estado enamorado de Lexa hace bastante, pero cuando tuvo la oportunidad de tenerla, el la desaprovechó, perdiéndola.

— Todo mejorará —susurro Mick.

— ¿Crees que pueda quedarme contigo? —preguntó Lexa.

— Por supuesto —asintió— Hablaré con Toto —dijo— Pero tú deberías hablar con Horner, no creo que le guste que su directora de prensa se quede en el hotel donde se hospedan los Mercedes —ella soltó una risa leve y el sonrió.

— El lo entenderá —susurro y cerró los ojos.

— Seguro —dijo Mick— Descansa, me quedaré aquí —prometió.





¿Parte 2?

𝔒𝔫𝔢 𝔰𝔥𝔬𝔱𝔰 | 𝐅ó𝐫𝐦𝐮𝐥𝐚 𝟏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora