𝟏𝟕 | 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐞𝐬 𝐋𝐞𝐜𝐥𝐞𝐫𝐜

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𝙴𝚡'𝚜

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Elena se miró en el espejo y sacó su labial rojo

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Elena se miró en el espejo y sacó su labial rojo. Se lo pasó por los labios y sonrió. Había vuelto a Mónaco después de un año viviendo en Inglaterra. Ahora tenía el cabello largo, usaba vestidos, tacones, y se maquillaba.

— Elena —entro su hermana, Lea.

Ella se giró y su hermana le sonrió.

— Estas preciosa —hágalo y le acomodo el listón que estaba en su cabello.

— Tú también —dijo Elena— ¿Bajamos?

— Elena... —suspiró— Charles está ahí —aviso.

Esa oración provocó que su corazón latiera con fuerza. Ella y Charles habían sido novios hace tiempo. El la había terminado dos días antes de que ella se fuera a Inglaterra. Habían cortado comunicación por todos lados.

De vez en cuando lo veía por la televisión, en entrevistas más que todo. Su antigua roomie era fan de el entonces no podía evitar escuchar sobre el.

— Oh...

— Puedo decir que te sientes mal y...

— No, no —rechazó— Estoy bien —aseguró Elena.

— Bien —sonrió y entrelazó su brazo con el de Elena.

Ambas bajaron a la fiesta que sus padres habían organizado. Había mucha gente. Ellas se escabulleron entre las personas hasta sus padres.

— ¡Mis niñas! —su padre las abrazó y ellas sonrieron.

— ¿Elena? —Arthur la miró y ella sonrió— ¡Elena! —la abrazó y la alzó dando un par de vueltas provocando carcajadas por parte de ella.

— Hola, pequeño Leclerc —saludó y le revolvió el cabello.

— Te extrañe —dijo y ella respondió con un: igual.

— Hola, bonita —saludo Pascale y luego Lorenzo la abrazó.

— Hola —sonrió.

Charles la veía sin decir una palabra. Estaba hermosa. Había cambiado muchas cosas. Ejemplo su cabello, cuando estaban juntos, ella solía cortarlo a la altura de sus hombros.

La fiesta transcurrió tranquila, Charles y Elena no habían intercambio más que "hola".

Cuando los invitados se fueron, la madre de Elena invitó a los Leclerc a pasar vacaciones con ellos. Estos aceptaron gustosos, bueno, al menos la mayoría.















Elena estaba acostada sobre su cama, ahora se encontraban en Grecia, en la casa que su padre había comprado para vacacionar hace muchos años.

El reloj marcaban las 2 de la mañana, ella sufría en insomnio y eso la ponía de mal humor.

— Dios santo —se quejó y bajo a la cocina en silencio.

Abrió la refrigeradora y sacó el bote de helado. Tomó una cuchara y abrió el bote, y comenzó a comer. Unos minutos después escuchó a alguien bajar las escaleras y se asustó.

— ¿Qué haces despierta? —ella se relajó al escuchar que era Charles. Soltó un suspiro y siguió comiendo.

— Tengo insomnio —murmuró en respuesta y siguió viendo su celular.

— ¿Desde cuándo sufres insomnio...?

— ¿Ahora me hablas? —preguntó un poco tajante.

La había estado ignorando todos los días desde que llegaron aquí.

Charles bufo y tomó una cuchara y se sentó a su lado, cuando el iba a comer helado ella alejó el bote.

— ¿Qué haces? —lo miró.

— Comer helado, Elena —se estiró para meter la cuchara en el bote, pero ella lo alejó más— Elena —gruñó.

— Déjame en paz, Leclerc —se levantó y comenzó a caminar.

Charles suspiró pesadamente y la siguió, quitándole el bote en un ágil movimiento.

— ¡Charles! —susurró.

— Ja —sonrió victorioso y se sentó en la silla.

Elena camino hacia el y le quitó el bote, el gruñó y ella rió bajamente. Se sentó en la isla y comenzó a comer.

Charles se acercó y trató de quitarle el bote. Quedaron muy pegados uno del otro y ambos dejaron de pelear, ahora se miraban a los ojos y su corazón latía con fuerza.

— Charles...

El la tomó del cuello y la acercó a su boca, besándola. Había extrañado su tacto. Como lo hacía sentir con solo una mirada.

Ella lo acercó más, disfrutando su cercanía.

— Como te extrañe, mujer —susurró Leclerc y la alzó.

— Charles —suspiró al sentir los besos del monegasco sobre su cuello— Pueden bajar —susurró.

— Vamos a tu habitación —dijo el y la miró. Sus ojos mostraban la lujuria que sentía dentro de él.

Ella sonrió y negó. El la miró confundido y ella se soltó de su agarre.

— ¿Piensas qué todo quedó atrás? —preguntó y ladeó la cabeza.

— Elena...

— No —negó y le guiño el ojo, luego subió a su habitación.





Holaaaa, volví a actualizar esto.
Quieren parte 2 de este?

Byeee.

𝔒𝔫𝔢 𝔰𝔥𝔬𝔱𝔰 | 𝐅ó𝐫𝐦𝐮𝐥𝐚 𝟏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora