Convertido en su mascota

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Ray se sentía confundido y asustado, sin poder comprender lo que sucedió. Al principio creyó que era una pesadilla que él se viera o estuviera en el cuerpo de esa bestia.

Estaba intentando mantener la calma, y buscar una explicación racional, cuando escucho el sonido de la puerta de la entrada abriéndose.

—Hola abuela, ya llegué.

Escucho la voz conocida del chico, desde la entrada.

Ray se movió de manera torpe, dentro del cuerpo del lobo, intentando correr hacia la entrada encontrándose con Taylor, pero se llevó la desagradable sorpresa de ver al niño siempre animado y sonriente, con una apariencia deprimida y muy melancólica.

—Hola Lobo...

Hablo Taylor de forma suave, acercando su mano a la cabeza del animal y acariciando con cariño, con los ojos cristalinos y los labios temblorosos.

Nunca habia estado en la casa de Taylor, hasta que no escucho la voz del niño, no supo en donde se encontraba.

Ray tomado desprevenido, se alejo repentinamente, mostraba una expresión peligrosa en sus ojos.

—¡Taylor, soy Ray! ¡¿Qué rayos me sucedió?! ¡Exijo una explicación!

Decía el ahora animal, pero lo único que se podía escuchar que salia de su osico eran ladridos y gruñidos, sorprendiendo así mismo.

—Que bueno que ya llegaste Taylor, limpia la sala.

Decía la abuela del chico de forma seria, pero al ver el rostro con expresión deprimida de su nieto, cambio el tono de voz a uno más suave y comprensivo.

—Se que estás triste por lo de tu amigo, pero no es bueno que estés tan deprimido, intenta hacer algo que te anime. ¿Por qué no juegas con Lobo, eso te anima?

Decía su abuela de forma comprensiva, viendo como su nieto se iba a su habitación en silencio y la mirada baja.

Ray, ahora en el cuerpo de la mascota de Taylor, no entendía que estaba sucediendo, siguiéndole hasta su habitación.

Taylor dejo caer su bolso en el suelo, se sentó en el filo de la cama, mirando al piso de forma perdida— Ya han pasado dos días desde lo de... Ray... Todo es mí culpa, talvez si yo no lo hubiera molestado ese día, yo... —Decía con su voz apagada y un poco ronca.

¿De qué estás hablando, qué me pasó hace dos días?

Pregunto Ray confundido, pero cuando hablaba solo se escuchaban ladridos y gruñidos.

Taylor dirigió su mirada hacia Lobo, mostrando en sus ojos un par de lágrimas contenidas. Se agachó en el suelo y abrazo al animal, rompiendo por fin en llanto.

—Lo extraño.

Dijo Taylor con un dolor en su pecho, dejando paralizado a Ray sin entender lo que sucedió.

En la hora de la cena la casa se mantuvo silenciosa, Taylor siempre ha sido un chico animado y alegre, esto le resultaba un poco molesto a Ray, mas, ahora verlo tan tranquilo y callado, le resultaba algo incómodo.

El chico se encontraba en su cama, dormido, cubierto con las sábanas hasta la cabeza. Junto a su cama había una camita especial para su mascota, donde Ray ahora está acostado con las patas recogidas y una expresión de disgusto.

¿Qué sucedió después que ese auto me chocó? ¿Dónde está mi cuerpo? ¿Y si yo estoy adentro del cuerpo de este animal, en dónde está ese lobo? ¿Estará metido en mi cuerpo?¿Morí o estoy dentro de una pesadilla?

El chico ahora convertido en animal, se preguntaba así mismo soltando gruñidos, y con cada pregunta su humor y estado de ánimo empeoraba.

—¿Lobo no puedes dormir? Si no puedes dormir, sube a mí cama.

Musitó somnoliento Taylor siendo despertado por los gruñidos del ahora su mascota. Abrió la cobija, indicando que podía subir el animal, pero Ray no se movió de su posición.

Al ver que el animal no se movía de su sitio, Taylor bajo de la cama lo cargo en sus brazos, aunque el animal se movía resistiéndose un poco, mas no lo soltó, lo acurrucó junto a él y lo abrazo como si fuera un gran peluches peludo.

Ray sentía que estaba perdiendo su dignidad.

—Por favor se bueno, te necesito.

Suplico Taylor con su voz ronca, ocultando su rostro dentro del pelaje del lobo.

Ray al ver el comportamiento de Taylor dejo de moverse, está es la primera vez que ve Taylor de esta forma.

Al día siguiente, la alarma del teléfono de Taylor sonaba, pero el chico seguía durmiendo.

La alarma era ruidoso y molesta pero el niño seguía durmiendo, en cambio Ray estaba despierto y molesto por escuchar la fastidiosa alarma.

Taylor apaga esa alarma.

Gruño malhumorado Ray moviendo a Taylor con sus patas, despertando le por fin.

—Gracias por despertarme, tan bueno como siempre amigo.

Dijo Taylor entre bostezos, y acariciando de forma cariñosa la cabeza de Lobo, viéndose de mejor estado de ánimo, arreglándose rápido para el instituto, despidiéndose de su abuela y lobo.

Ray sabía que Taylor tenía la mala costumbre de llegar tarde, y en algún momento comenzó a llegar temprano, ahora supo que era por su mascota.

¿Qué tanto depende Taylor de este animal?

Gruño con fastidio.

En este momento lo más importante era saber lo que había sucedido con su cuerpo.

Ray estaba planeado salir de la casa pero, la abuela no lo dejo salir, cada vez que intentaba huir, ella lo encontraba y lo impedía.

Esta bestia siempre estaba cerca de Taylor, ¿Cómo salía de esta casa, si la señora siempre está aquí y lo está vigilando? Debe haber una manera de salir de aquí.

Murmuraba Ray pensativo intentando encontrar una solución.

—Deje de ladrar bestia, sino fuera porque a mí nieto le agradas, no te dejaría aquí.¿Cómo mí nieto pudo haber encontrado semejante animal y me convenció para que se lo quedará?

Decía un poco malhumorada la abuela, negando con la cabeza.

¿Cómo Taylor puede tener a una mujer tan amargada como su pariente?

Bufo disgustado él, observando con fastidio.

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