Lluvia

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Hoy era un día común y corriente, no había clases; Taylor había decidido sacar a pasear temprano en la mañana a su mascota.

El día era nublado pero fresco.

—Hace tiempo que no te sacó a pasear, espero que no te hallas aburrido.

Comento Taylor animado con una sonrisa brillante, caminando en dirección a la salida de la casa.

—No tan rápido muchachito. Creo que deberías llevar a esa bestia a castrar, antes de que preñe a una pobre cachorrita. Como dueño debes ser responsable.

Hablo de forma seria y autoritaria, mirando fijamente a su nieto y después fruncido el ceño al ver al animal.

Al escuchar esto el cuerpo entero de Ray se estremeció, y puso una expresión amenazante.

—¡A mí nadie me va a castrar! ¡Mientras esté en este cuerpo, eso no ocurrirá!

Gruño de forma feroz Ray, enseñando los colmillos.

Esto hizo que la abuela retrocediera un paso, pensando que podría ser atacada en cualquier momento por el lobo feroz.

—No digas eso abuela, Lobo es muy bueno y se porta bien, está todo el día conmigo y en la casa, ¿Cómo podría hacerle eso a alguna cachorrita? Eso es crueldad.

Dijo Taylor angustiado, arrodillándose en el suelo y abrazando con cariño a su mascota, acariciando lo para calmarlo.

Ray dejo de gruñir por las caricias de Taylor y le lamió la mejilla.

—Entonces ponle un bozal.

Ordeno su abuela, viendo como su nieto sacudía la cabeza de forma negativa y abrazaba aún fuerte a su mascota.

—No, no, eso es demasiado cruel. Abuela imagínate que me tuvieran que castrar y poner un bozal ¿No crees que es muy cruel?

Decía con seriedad y amargura Taylor con los ojos llorosos.

—Ja, no es mala idea, así evitas tener hijos tan perdidos como tú, y también se evita que digas tonterías y cosas inapropiadas.

Habló con seriedad y sarcasmo la abuela de Taylor, cruzando los brazos sobre su pecho.

Taylor y Ray la miron con disgusto y salieron de la casa sin decir nada más.

—Mí abuela me quiere, pero a veces pienso que me quiere joder.

Dijo Taylor sonriendo y un hablando con un poco de melancolía.

Tranquilo Taylor, ella solo se burla, pero ¿Cómo una vieja tan amargada puede ser tú pariente? Tú eres demasiado lindo y ella es demasiado...

Bufo Ray caminando junto a Taylor, meneando sutilmente su cola.

—Sí, tienes razón, me vería muy extraño con un bozal, y si mi abuela supiera que me gustan las personas de mi mismo género, no tuviera que preocuparse por que tenga hijos.

Expresó Taylor sonriendo felizmente y hablando con entusiasmo, creyendo entender lo que ladro el ahora animal.

Ray al escuchar esto, solo pudo mirar el rostro feliz del niño y negar sutilmente la cabeza mientras sonríe.

Eres lindo, despistado y tonto, pero aún eres lindo.

Dijo Ray con aprecio, mirando al chico con sus ojos cariños.

Ray ya había aceptado los sentimientos de Taylor, y él ya había aceptado y admitido para si mismo que también le gusta Taylor, aunque todavía quiere regresar a ser humano, por ahora disfrutara de la compañía del otro en esta forma.

—Tienes razón, soy demasiado lindo, tan lindo que podría dominar al mundo muajajaja.

Taylor hablaba risueño y burlon, mostrando su buen humor, mientras miraba de reojo al animal que le acompañaba.

Al escuchar esto Ray lo miro con sorpresa pensando que Taylor de verdad le había entendido, pero después nego esa idea.

Si Taylor pudiera entenderlo, ya supiera que no es su lobo mascota.

Los dos siguieron paseando y jugando, hasta que el día nublado estalló en lluvia.

Corrieron bajó la lluvia, y Taylor se cayó mojando se más de lo que ya estaba. Corrieron hasta llegar a casa, entrando en un habiente familiar y tibio.

Ray comenzó a revisar a Taylor preocupado de que se había hecho daño.

—Tranquilo, tranquilo Lobo, no me hice daño.

Dijo Taylor sonriendo completamente empapado, metiendo nervioso la mano dentro de su bolsillo, soltando un suspiro de alivio cuando vió que su y teléfono estaba en buen estado sorprendentemente. Besando con cariño la pantalla, yendo a buscar toallas para secarse.

—¿Encerio te preocupas más tú teléfono que por ti mismo?

Gruño Ray disgustado, pero el disgusto se le pasó rápido al ver que Taylor regresaba con una toalla en mano para secar su pelaje.

—Que extraño, tú pelaje era de color marrón y ahora se ve más negro ¿Será que los lobos cambian de pelaje y este a su vez cambia de color?

Comento curioso Taylor, terminado de secar el pelaje de lobo.

Taylor se dirigió a su habitación y como de costumbre Ray lo siguió. El chico comenzó a quitarse su ropa mojada y tirarla al cesto de ropa sucia, dejando su cuerpo expuesto.

En tanto Ray lo miraba fijamente, pasando su lengua por sus colmillos.

—Lobo deja de verme mientras me cambio, me pones nervioso.

Ordeno Taylor mirando extraño a su mascota. Taylor ya había notado la mirada peculiar del animal cada vez que se cambiaba de ropa frente a él, pero no sabía la razón y esto lo ponía nervioso.

Ray lo siguió mirando y se abalanzó sobre Taylor, lamiendo con dulzura su rostro, parecido darle pequeños besos.

—Lobo basta, tengo que bañarme, luego seguimos jugando~

Explico Taylor con cariño, mirando al animal y quitándole de encima.

El chico se fue a bañar y Ray quedó aburrido en su habitación.

Pero luego se miro al espejo con sorpresa, al ver que volvía a verse como un humano... Su yo humano.

Se miro las pastas descubriendo que eran sus manos y pies. Estaba demasiado sorprendido, pero no duró mucho.

De un momento a otro volvió a verse como un lobo, con los ojos marrones en vez de dorado y pelaje negro en vez de marrón...

La noche transcurrió con normalidad, Taylor y él acurrucados en la misma cama, recibiendo debes en cuando pequeñas lamidas dulces departe de Ray.

Convertido en tu mascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora