Te extrañe Taylor.

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Unos de días después.

El hospital dió de alta a Ray.

Su padre lo recogió y lo llevo a casa. Ray se seguía acostumbrado a ser humano de nuevo.

Al llegar a su casa, subió directo a su habitación, tumbando se en su cama.

—¿Ray, necesitas algo?

Apareció su padre, entrando despacio a la habitación.

—No.

Dijo Ray cortante.

—Has estado muy callado.

Decía su padre un tanto preocupado.

—Estoy bien, gracias por preguntar y preocuparte.

Respondió Ray de forma monótona, mirando al techo.

Su padre salió de la habitación, dejandolo tranquilo.

Ray suspiro, en todo este tiempo en el hospital.... Taylor no llego... Nunca apareció.

Lo espero tanto, mas, nunca apareció.

Esto lo tenía ansioso y preocupado, pensando que algo le había sucedido a Taylor.

Ray soltó un suspiro, se levantó de su cama y salió de su habitación.

Caminando por el pasillo, varios de los sirvientes lo miraron como si hubiera vuelto dentre los muertos.

Uno de los sirvientes salió corriendo y fue a informarle al dueño de la casa.

—¿Ray, a dónde vas?

Interrogó un poco nervioso su padre.

—Voy a salir.

Decía Ray con toda la calma del mundo y dirigiéndose a la salida.

—No, debes descansar y tomar reposo.

Su padre intentando retenerlo, pero Ray se negó.

—Eh estado todo este tiempo acostado en una cama de hospital, sin poder salir de mi habitación, ahora quiero salir y tomar aire fresco. Estoy cansado de estar acostado.

Habló Ray con voz seria y cansada, mostrando una expresión indiferente.

—Entonces te damos un paseo en el auto.

Sugirió su padre.

Él se negó, después de haber sido atropellado dos veces, desarrollo un poco de trauma hacia los autos, dejandolo reacio a subir a un vehículo por los momentos.

Ray salió antes de que su padre digiera otra cosa.

Caminando por la calle, tomo una bocanada de aire.

Se dirigió en dirección a la casa de Taylor, mientras caminaba podía sentir la ansiedad aumentando con cada paso.

Quería verlo, necesitaba verlo, pero también temía si su reacción no era la correcta.

Mientras estaba metido en sus pensamientos, seguía caminando a paso lento, sin darse cuenta, de que había llegó a la casa de Taylor.

Parado en la entrada, Ray dudaba en tocar a la puerta.

Aún dudoso, golpeó la puerta, esperando que alguien abriese, con su corazón latiendo como una locomotora.

La puerta se abrió, mostrando a la abuela de Taylor. Con su mirada seria y severa, examinaba a Ray.

—Emn...¿Disculpe, está Taylor?

Dijo Ray de forma tranquila, pero por dentro estaba ansioso.

La anciana lo miro fijamente y lo dejo pasar a la sala.

—Espere un momento.

Hablo la abuela para después irse, dejando a Ray solo en la sala.

La abuela camino hasta la habitación de Taylor y abrió levemente la puerta.

Su expresión severa se suavizó al igual que su voz.

—Taylor, cariño, un joven está aquí para verte, ¿Por qué no vas a saludar? Eso tal vez te distraiga.

Decía su abuela, con suavidad.

Taylor tenía el rostro bajo y salió de su habitación caminando a paso lento hacía la sala sin saber quién era la persona que lo buscaba.

Ray estaba esperando en la sala, mirando con ansiedad, en la dirección en donde se fue la abuela de Taylor.

Podía sentir como su corazón latía desbocado. No sabía que le diría cuando viera a Taylor, pero cuando lo vio, sintió una opresión en la garganta.

—Taylor...

Murmuró él. Observando a decaído, con ojeras, y un brazo vendado.

Ray no tenía idea de lo que le había pasado, en todo este tiempo.

Pero se acercó a él, tomándolo entre sus brazos, abrazándolo con cariño, tomando desprevenido al otro.

Taylor estaba lleno de sorpresa al ver a Ray, y aún más al sentir como lo abrazaba. Su mente no podía pensar y su corazón no podía dejar de latir acelerado.

—Taylor.... Te extrañe Taylor.

Pronuncio Ray, con voz ronca y profunda. Mirando con ojos preocupantes pero cariñosos.

Taylor no sabía que decir, por un momento pensó que estaba alucinando, pero no era así.

Este momento era real.

—...Yo también te extrañe.

Dijo al fin Taylor, con la cara roja y la voz un poco apagada, correspondiendo al abrazo de Ray.

En ese momento, sin más nada que decir, Ray beso en los labios todavía abrazándolo, sin dejarle lugar para huir.

Pero la verdad, aunque Taylor fue tomado nuevamente desprevenido, no quería huir de Ray.

En ese momento, ese beso, expresó cariño, preocupación, ansiedad y temor pero, sobretodo amor.

Un beso compartido entre dos personas, separándose por la falta de aire.

Ray le pregunto con tacto a Taylor, por qué se veía tan deprimido y tenía un brazo vendado.

Taylor parecía un poco triste ante la pregunta, pero decidió contarle.

—...Ha... Hace algunos días, sali y Lobo me acompañó.... Íbamos bien... Cuando, sin darme cuenta un auto casi me atropella, pero, Lobo me mordió del brazo y me jalo hacia atrás, eso me lastimo pero me había salvado.... Pero... Lobo... Termino siendo arrollado y... Y todo sucedió muy rápido para mí... Yo solo... Corrí hacía él pero ya... Ya... Ya no respiraba.

Conto todo, con la voz entrecortaba y ahogada, con los ojos llorosos y la nariz congestionada.

Ray le dolía mucho ver llorar a Taylor y solo pudo abrazarlo y dejar que se desahogara, dandole debes en cuando besos en la frente para calmarlo.

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