Despertar.

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—¡Hoy parece que será un lindo día!

Expresó Taylor sonriente, sin recibir respuesta.

Ray se encontraba pensando seriamente, pero fue distraído por Taylor, quien lo cargo para darle un baño.

¡Taylor, no quiero un baño!

Ladro serio Ray, mirando con el ceño fruncido al chico que lo cargaba.

—Es hora de quitarte toda esa mugre.

Decía Taylor mostrando una gran sonrisa y fingiendo una risa malvada, mientras tomaba el jabón.

Ray se dejo bañar, pero debes en cuando se movía, mojando al otro.

—Listo, quedaste limpio, ahora quieto, voy por tu toalla.

Comento Taylor recogiendo las cosas del baño, saliendo a buscar su toalla.

¿Si Taylor supiera que estoy en el cuerpo de su mascota, me seguiría queriendo?

Se preguntaba Ray un poco desanimado.

Desde que se despertó tenía el presentimiento de que algo malo iba a pasar, pero no sabía que sucedería.

Taylor se la paso toda la mañana jugando con su mascota, pasando un buen rato.

—Taylor, ve a la panadería a comprar pan trenzado.

Ordenó su abuela dandole dinero.

—Pero abuela estoy ocupado.

Dijo Taylor acariciando la pancita de lobo.

Sí estamos ocupados.

Murmuró Ray con seriedad.

—No estás ocupado, ve rápido.

Ordenó con más seriedad la abuela, mirando con disgusto a su nieto y al animal.

—Bien, bien, ya voy, ya voy —Decía Taylor sonriendo, tomando el dinero y saliendo de la casa con su mascota— Que abuela tan mandona —Comento burlón caminando con su mascota.

Los dos caminaron hasta llegar a la panadería, pero en un momento Ray tuvo un mal presentimiento, como si algo malo fuera a suceder.

Intentó calmarse en tanto esperaba afuera a que el chico, observando como salia con lo pedido, tarareando felizmente mientras que él parecía estar más nervioso.

Cuando Taylor iba a cruzar la calle, de un momento a otro, salió un auto conduciendo desenfrenado; Quedando se congelado en medio del camino, pero Ray pudo reaccionar, corriendo hacia él, mordiendo su brazo y tirando hacia atrás, fuera del peligro, y dejandolo en su lugar, siendo arrollado.

Todo se oscureció...

—Arriesgaste tu vida para salvar a alguien más, eso es sacrificio....

Dijo en la oscuridad una voz de ultratumba.

Ray podía sentir como quemaba su cuerpo, llenándose de aire caliente, oscuro, después brillante y de repente despertó.

Abrió lentamente los ojos, encontrándose acostado en la cama de la lujosa habitación de hospital y una enfermera estaba revisando el estado del paciente.

—Oh despertaste, iré por el doctor.

Dijo la enfermera un poco sorprendida, saliendo a toda velocidad de la habitación.

—...¿Qué.... paso?

Susurro Ray con voz ronca.

Mirando con cuidado la habitación, y todo a su alrededor, se dió cuenta de que estaba de regreso en su cuerpo.

En ese momento el doctor entro en la habitación mirando como Ray parecía un poco alterado.

—¡¿Taylor?!...

Exclamó Ray repentinamente intentando levantarse de la cama pero fue detenido por la enfermera y el doctor.

—Tranquilo, tranquilo muchacho.

Decía la enfermera, volviendo a acostar a Ray.

—¡Sueltame!

Expresó Ray casi en un gruñido, intentando alejar a la enfermera.

—Acabas de despertar, cálmate, nadie te lastimara.

Explicó tranquilo el doctor, intentando calmar a Ray.

—¡¡Dejame!!

Pero Ray no escuchaba solo gritaba, intentando levantarse de la cama pero no lo logro, estaba demasiado débil.

Lo acostaron, inyectandole sedantes, esperando a que se volviera a calmar.

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