Primer beso

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Taylor estaba jugando voley con Jordan en la el patio de la casa de esté. San estaba sentado en el suelo mirándolos y a pocos metros de él estaba un lobo grande tomando el sol.

En ese momento Jordan golpeó con demasiada fuerza la pelota y la estampó contra el rostro de Taylor.

—¡Ay!

Taylor exclamó soltando un gemido de dolor, mientras se cubrió el rostro con las manos y se sentaba en el suelo.

En ese momento Ray corrió hasta él observando con preocupación.

—Taylor perdón, use demasiada fuerza.

Decía Jordan disculpándose.

Pero apenas se acercó, Ray le gruño mostrando sus colmillos y una mirada peligrosa, haciéndolo quedar inmóvil.

—Estoy bien, solo me arde un poco el rostro.

Comentó Taylor apartado las manos, mostrando un poco rojo su rostro.

Ray se montó sobre el dando pequeñas lamidas cariñosas sobre su carita.

—No creo que sea bueno para ti que Lobo te lama la cara, parece que te saborea.

Menciono su amigo pensativo, pasándole un vaso de agua a Taylor y recibiendo una mirada fría de parte de Ray.

—Él lo hace para demostrar su cariño y preocupación.

Respondió Taylor aceptando el agua.

Ya tiempo más tarde, Taylor se despidió de ambos y salió de la casa con su mascota.

Caminando en dirección a casa, Taylor entró a la florería y salió con un ramo de flores y una cara desanimada con una sonrisa forzada.

Ray ya había contado al rededor de veinte ramos de lo que llevaba en el cuerpo de lobo, y seguía sin saber a dónde los llevaba, pero no debía ser un lugar feliz si siempre estaba desanimado.

¿Qué es lo que te pone tan triste Taylor?

Musitó un poco deprimido Ray.

Llegando a casa, Taylor se lavo y se cambió de ropa, tomando el ramo y saliendo de casa como todos los días, pero esta vez Ray lo estaba siguiendo sin que él se diera cuenta.

Ray no entendía a dónde se dirige el niño pero, se sorprendió al ver que era el camino al hospital.

Paso sin llamar la atención y vió como el chico entraba en una de las habitaciones y dejo la puerta entre abierta.

Ray entro al lujoso cuarto, y observó como Taylor estaba metido en sus pensamientos, reemplazando las flores marchitas por las que él trajo.

Ray no entendía hasta que se paró sobre sus patas traceras, quedándose unos segundos en shock al ver su cuerpo, su yo humano, acostado en la cama pareciendo estar en coma.

Fue un golpe para él, sintió cómo sus patas perdían fuerza, mas, noto los movimientos de Taylor y se escondió debajo de la cama.

—Hola Ray, cómo estas. Supongo que te debe doler la espalda por estar todo el día en cama, je —Decía Taylor escuchándose un poco melancólico, hablo sobre el día y todo lo que hizo, escuchándose un poco más deprimido que antes, como si su voz se fuera a quebrar en cualquier segundo— Sabes, estaba aterrado de que me rechazaras pero estoy más aterrado que no despiertes. Se que sueno cómo un llorón mariquita, pero deberás... Me importas... Solo quiero que despiertes —Comenzo a sollozar, limpiándose las lágrimas con las manos, yéndose de la habitación.

Ray se sentía atragantado y sus ojos estaban enrojecidos, salió lentamente debajo de la cama y miró su cuerpo acostado sobre la cama, de un impulso se montó sobre la cama y vió su rostro humano tranquilo, como si solo estuviera tomando una siesta.

Hey, ¡¡Hey despierta!!

Ladro fuerte Ray, pero no hubo reacción.

No sabía cómo sentirse, no sabía cómo describirlo.

En ese momento la puerta de la habitación se abrió, mostrando a la enferma.

Ray salto de la cama y salió corriendo del hospital.

Llegando después de Taylor a la casa, entro de alguna manera y se metió a la habitación, observando al niño llorando, en ese momento su corazón se estrujó.

Se acercó de forma temblorosa al niño, empezó a lamerlo y acariciarlo con su pata para consolarlo. Hasta que se quedó dormido.

Su abuela noto lo mal que se veía su nieto y decidió no molestarlo por el resto del día.

En la habitación, todo estaba en silencio, Ray miraba como el chico dormía y soltó un suspiro doloroso.

Se movió un poco y se sintió pesado, dirigió su mirada al espejo, encontrándose con su reflejo.

Se volvió a ver como un humano...

Posó su mirada en Taylor y lo movió un poco despertando al chico.

—Taylor despierta.

Decía Ray con voz ronca pero de forma suave.

Taylor seguía somnoliento, pero cuando distinguió el rostro de Ray, todo el sueño desapareció.

Los dos se miraban a los ojos sin desviar la mirada.

Taylor creyó que estaba soñando, entonces decidió disfrutar del sueño. Tomo el rostro de Ray con delicadeza y lo acercó al suyo.

—Ray, me gustas, me gustas mucho.

Decía Taylor de forma apresurada, dejando salir una lágrima y besando a Ray en los labios, sin dejarle tiempo a reaccionar.

Ray fue tomado por sorpresa, pero a la final correspondió al beso y lo abrazo por su cintura.

Este era el primer beso de Taylor, pero pensó que era un sueño, sin mostrarse nervioso, sin importar que tan real se sintiera, para él era imposible que Ray estubiera en su habitación, sobre su cama en medio de la noche.

Despegando sus labios por la falta de oxígeno, Ray tomo con cariño el rostro de Taylor acariciando con dulzura.

—Tú... también me gustas Taylor.

Murmuró Ray con su voz ronca, besando de nuevo los labios del chico y después besando sus mejillas.

Los dos se durmieron juntos en la cama, abrazados, disfrutando del calor del otro.

Cuando llegó la mañana, y los rayos del sol entraron por la ventana, Taylor se despertó viendo junto a el, a su mascota que lo miraba con cariño.

—Fue un lindo sueño.

Murmuró Taylor sonriendo y con la cara sonrojada, mientras su mascota se acurrucaba junto a él, agitando su cola de forma feliz

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