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El protagonista se encontraba descalzo en su propio patio, de rodillas ante su esposa. Lágrimas caían por su rostro al ver a esa mujer en la que había confiado. Ella sostenía un arma en su mano, apuntándole en la frente sin siquiera una pizca de arrepentimiento en la cara.

Y en un abrir y cerrar de ojos, un chasquido hizo caer a el detective al suelo sin vida. Luego la mujer suspiró y caminó de nuevo a la casa, para dejar el arma bajo la almohada y seguir durmiendo como si nada.

La pantalla se puso en negro y unos segundos después los créditos se estaban mostrando en el televisor.

Dios

Estiré mi cuerpo como un bebé mientras bostezaba, ya era por la tarde y yo no había salido de mi habitación por estar pegado a la tele. Ese probablemente había sido el más impactante giro de trama qué había visto. Hace ya varias semanas me había obsesionado con ver series policíacas y hoy se estaba terminando de ver una qué me había atrapado desde el primer capítulo.

¿Él asesino siempre fue la esposa?

No sabia si había disfrutado realmente ese final, pero la seríe sí que había sido buena. Tras pensar en eso quité las sábanas de mis piernas y salí de la cama; quería algo de comer.

Cabe destacar que hoy era mi día libre, por lo cual estaba dándome el gusto de ser un adulto irresponsable y no limpiar la casa.

Habían pasado ya varios años, pero no tantos como para ser un anciano, como cierto muchacho ya no tan muchacho me recordaba siempre.

Actualmente Hoseok seguía viviendo conmigo, y sinceramente podía decir que nuestra etapa de amantes enamorados había pasado, la cual curiosamente había perdurado unos dos años después de habernos conocido. Después de eso, y de estar viviendo juntos pasamos a ser la cotidianidad del otro, pero eso no era nada malo.

Hoseok había terminado la universidad que tanto insistí qué siguiera y al final ya era todo un profesional, y uno con bastante suerte, puesto que luego de haber hecho sus pasantías en una clínica dental, consiguió trabajo en la misma al haberles caído bien a los dueños.

Ahora tenía un guapo odontólogo viviendo conmigo.

Caminé hacia la cocina por algo de comer, pero realmente solo había una manzana y nada de pan o galletas. Por lo que al revisar el refrigerador lo único que llamó mi atención fue la botella de whisky, así que solo la tomé y después de llenar un vaso con hielo, me serví un poco.

Al mismo tiempo en que daba un largo trago a mi bebida, comencé a escuchar el sonido de llaves, y no mucho después la puerta siendo abierta, así que rodeé la isla de la cocina para asomarme sabiendo de quién se trataba.

Dejando un casco sobre la mesita de la entrada así como también sus llaves apareció el Bad Boy de la casa con una sonrisa de oreja a oreja.

Algo bueno le había pasado.

Solía llamarlo Bad Boy porque había tomado esa apariencia después de comprarse la moto que tanto anhelaba antes. Era negra, grande y rugía como jaguar, así que con un casco grande que cargaba para todas partes, se andaba pavoneando. Primero en sus últimos años en la universidad y luego de camino al trabajo. Probablemente ahora estaba en el estacionamiento a un lado de la camioneta, que por cierto, tenía que llevar a lavar.

Al verme solo sonrió un poco más, dedicándome una mirada brillante. Fruncí un poco el ceño confundido, y me sentí aún más desconcertado cuando lo primero que hizo fue deslizar sus brazos por mis hombros hasta rodearme el cuello. Pronto, unos labios ya conocidos atraparon los míos, pero no fue un beso de saludo, él fue directamente a comerme, por lo que luego de besarme profundamente, se separó; sonriendo satisfecho.

Pretty Boy ﹫ 𝑽𝒉𝒐𝒑𝒆 ཻུ⸙͎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora