Tay - Golden Kings #1

CATORCE

New se dirigió a la cocina, donde encontró a Tay sentado en el mostrador mirando al espacio mientras Ohm recogía lo que parecía carne y brócoli en un gran tazón de arroz blanco. La colocó frente a Tay y sonrió ampliamente cuando vio a New.

—Hola. ¿Tienes hambre?

—Hambriento. —New se acercó a la olla gigante, ahora medio vacía, en la estufa—. Dios, eso huele increíble. Saben que me ofrecí a traerles comida. —Se sentó en el mostrador junto a Tay, quien asintió con la cabeza antes de volver a su comida—. ¿Qué era esto ahora? Oh, esto no estaría bien.

—Lo siento mucho, New. ¿Me he excedido? Estamos acostumbrados a cocinar. Tendemos a turnarnos, pero Tay está excusado, y Earth ha estado ocupado con el equipo, así que lo he estado haciendo. No me importa.

New inclinó la cabeza.

—¿Me importa que un hombre guapo me cocine una comida deliciosa? —Retuvo una sonrisa cuando el tenedor de Tay se detuvo a medio camino de su boca—. No. No tengo ningún problema con eso. Pero si encuentras que no puedes, por favor haz que te traigan comida.

Ohm asintió y puso un tazón frente a él.

—¿Beber?

—Tomaré un poco de ese increíble té dulce que preparaste el otro día.

—Claro.

—Yo lo cojo, —dijo Tay, saltando de su silla.

—Está bien, Tay. Estás comiendo, —dijo Ohm, pero Tay ya estaba levantado y sacando la jarra de té dulce de la nevera. Lo colocó en el mostrador antes de tomar un vaso del gabinete y llenarlo. Después de devolver el té a la nevera, colocó el vaso delante de New, un trozo de limón sentado en el borde como prefería New. Se aseguró de que Ohm se había alejado antes de inclinarse hacia él, silbando en voz baja.

—¿Guapo?

New se encogió de hombros antes de tomar un sorbo de su té. Hizo todo lo que pudo para ocultar su sonrisa cuando Tay se dejó caer a su lado y se acercó a su cuenco, apuñalando su comida como si estuviera evitando que atacara primero.

—Mm, que rico. Maldición, eso huele bien. —Earth entró en la cocina y se unió a Ohm en la estufa—. Haces la mejor carne y brócoli. Estaba pensando que esta noche haría la carne asada de mamá. ¿Qué te parece?

Ohm gimió.

—Sí, por favor. Pero tienes que hacer la yuca con el mojo.

Earth le agarró la cara a Ohm y le apretó las mejillas.

—Por ti, hermano, lo que sea. —Puso un gran beso descuidado en la mejilla de Ohm, y Ohm lo empujó juguetonamente.

New se rió. Le encantaba ver a los tres interactuar. Se imaginaba que era así como se comportaban los hermanos. Discutían, reían, se peleaban como niños grandes, se volvían locos, pero lo más importante, se amaban. A veces New deseaba que sus padres no se hubieran detenido en un solo hijo.

—¿Qué le pasa a tu cara? —Preguntó Earth a Tay, metiéndole la mejilla. Tay le arrancó la mano y lo miró con ira.

—Pégame una vez más y te romperé el dedo.

New se estremeció. Por lo que había visto, tenía la sensación de que Earth no respondía bien a las amenazas, familiares o no.

—¿Sí? ¿Es eso cierto? —Earth dijo, levantando un dedo y moviéndolo frente a Tay. ¿Este dedo? ¿Este dedo de aquí?

Tay parecía estar de mal humor. Y temeroso de la vida de Earth, así como de sus muebles, New soltó lo primero que se le ocurrió.

—El perro se comió tu zapato. —En algún lugar a su derecha, Ohm se ahogó con su comida mientras Tay se quedaba boquiabierto ante New. Earth le entrecerró los ojos.