9. Día Veinte

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Desde lo sucedido en la habitación, andábamos mas calientes que la matrícula de un cohete. Lo de disimular lo llevábamos regulinchi. Y aquél día no iba a ser menos.

A las 10 de la mañana estábamos saliendo todos de casa y a las once estábamos haciendo una especie de "senderismo", la cual había visto María en Google.

Era una ruta para conocer nueve calas que había en el pueblo.

Un autobús destartalado paró a por nosotros, ya que había un autobús que te llevaba hasta la última cala y así podías hacer el senderismo, aunque también podías parar en el resto de calas sin necesidad de ir hasta la última.

Los únicos que subimos hasta la última cala fuimos nosotros y para ser un viaje de 10 minutos, menudo viajecito nos dio el chofer.

Para empezar, como bien he dicho, el autobús estaba destartalado, pero al nivel de no tener ni ventanas. Los asientos chirriaban, por no hablar del olor a campo que había allí, pero lo que remató el viaje fue la radio que tenía el señor.

La canción de la "macarena" sonaba en bucle. Una vez estaba bien ¿pero 4 veces? Uf, nos tenía la cabeza loca.

Me senté al lado de Marina, la cual me miró interrogante.

-¿Qué pasa?-.

-Eso digo yo... ¿Qué pasa?-.

-¿Con qué?-.

-Con la señorita Addams, mucho odiar, pero ahora sois como culo y mierda...-.

-¡Qué asco Marina!-.

Ella se carcajeó por mi reacción.

-Pero responde-.

-Pues nos llevamos bien, eso es todo, hemos dejado de lado nuestras mierdas-.

-¿Y por qué motivo?-.

-Pues por que no íbamos a estar incomodando a toda la casa, entonces hablamos, nos pedimos perdón y amiguísimas-.

-¿Ya sois amigas y todo?-.

-Sí, un montón de amiga somos, tanto que ni te lo imaginas-.

-¿Me estás vacilando?-.

-No-.

-Quien te ha visto y quién te ve hermanita... Pero bueno, me alegra saber que ya no hay malos rollos entre vosotras... Ya era hora, también te digo...-.

-Ya-.

Al llegar a la cala más lejana, bajamos del autobús y nos pusimos a hacer el senderismo.

La guía de esta experiencia era María, ya que ella era quien había investigado la ruta, después estaba la Rafi, con la que charlaba animadamente. Detrás, Mikel y Miguel, (mi padre) hablaban sobre los animales marinos que podían encontrarse en aquellas calas. Tras ellos caminaban Elena, Marina y Santi, los cuales caminaban mientras hablaban de cualquier tipo de mierda, y finalmente estábamos Natalia y yo, o más bien, yo y Natalia, ya que ella iba detrás de mí.

-Quién me mandaría a mi a enseñarle a mi madre a utilizar el Google macho -Refunfuñaba a mis espaldas-.

-Y se fue a juntar con la Rafi, la que necesita el pelo de un calvo para hacer cualquier plan. Y aquí estamos. -Le respondí-.

-Tú al menos puedes escaparte un rato maja, yo ni eso-.

-Una que es lista. -Me carcajeé mientras bajábamos hasta la horilla de la cala-.

-A ver, escuchadme, esta cala es un 90% Carbón, por eso tiene estos colores rojizos. Pone que se puede hacer snorkel si es que el agua está calmada, que es el caso de hoy, de todas formas, andar al loro, ya que por lo que he leído, hay mucho erizos de mar. -Habló María. -Tenéis 20 minutos para hacer snorkel aquí, luego seguiremos con el senderismo-.

572 km 「Albalia G!P」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora