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Pensé en ver una película, había encontrado un DVD que aún funcionaba.

Solo tendría que escojer la película, no quería que fuera ni de terror ni de amor.

Dos días antes fuí con Klaus a una tienda de Videojuegos, también se podían rentar películas.

—Entonces ¿cuál crees que le guste? ¿Moster Inc o La era de hielo?... dame ideas para eso viniste.

—No me metas en tus asuntos amorosos, dijiste que también llevarías una película para mí... ay mira —tomó una película de un estante —Harry Potter. ¿Crees que papá tenga los libros?.

—No creo. Entonces ¿cuál?.

—Harry Potter.

—¿Sí?.

—Si, si, si, si. Salió hace un año, pero ella aún no la ve.

—¿Y tú ya?.

—¡Fuí cuando se estrenó en cines!.

—Y... ¿Qué tal?.

—Tú llévala, le va a gustar.

—Bueno, ¿tú no quieres nada?.

—Ah pue...

—Ok, ya vámonos.

—Sí, de nada.

Nos fuimos a formar, habían varias personas.

—Y ¿qué? ¿solo verán la película y ya? —me pegó con su codo.

—Sí.

—Aburrido.

—Callate.

—Oye, se me ocurren varias ideas, pueden ir a un acuario, hay uno muy lindo por allá en dónde está el edificio con un anuncio de nosotros.

—¿Cuál de todos los edificios?.

—En dónde hay un letrero que tenía un perrito de esos con carita arrugada. ¿Te acuerdas?.

—Sí, por ahí un día fuí con Cookie.

—¿El día del periódico?.

—Ajá, oye y ¿porqué a un acuario?.

—Hay muchos animalitos más que peces, ¿sabes?. Hay lémures, serpientes y no sé, más peces.

—Eso sería zoológico.

—También en los acuarios. ¿Sabes cómo se ven de noche? son hermosos.

—De noche está cerrado, idiota.

—Tampoco tan noche.

Regresamos a la academia.

Ya solo faltaba un día, estaba con mamá en la cocina, me había prestado muchas revistas de cocina. Quería hacer algo de comer también, solo que todo se veía complicado.

Ví una receta de palomitas, que según era mejor que los de microondas, le dije a mamá si podía hacerla mañana, dijo que sí.

Iba a hacer dos tazones de palomitas, uno para cada quién, veríamos la película en mi cuarto, iba a armar una casita con sábanas. Ahí veríamos la película.

Llegó ese día, casi no pude dormir por la maldita emoción.

Al despertar, encontré un montón de confetis sobre mí, también unos corazones rojos de papel, tenían algo escrito.

—"Te iubesc".

No entendí nada, no están tan despierto para entender, abajo tenía una flechita en la hoja que decía que la volteara, tenía la tradición "te amo". Era Romano.

Entre dos estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora