Ella estaba leyendo en un pequeño sillón que tenía en mi cuarto, hubo un momento dónde no se movía, parecía demasiado concentrada.
Tuve la idea de hacerle un retrato, estaba quieta, así que sería fácil.
Busqué un lápiz y mi libreta, para luego sentarme en el suelo enfrente de ella.
—¿Porqué te sentaste ahí?.
—Tú lee... Trato de dibujarte.
—¡¿Vas a dibujarme?! Espera —empezó a hacer poses raras.
—No te pongas así, tiene que ser natural, como si no supieras. Ponte como estabas.
—¿Cómo estaba cuando?.
—Antes de que me preguntaras que Porque me senté aquí.
—¿Cómo estaba? —me levanté.
—Cruza los pies y Lee.
—Ahhhh ya, ya —hizo lo que dije.
—¿Así?.
—Ajá, evita moverte, tú solo Lee.
—Ok.
En el proceso se quejó de no poder moverse, tarde un poco más de una hora.
—¿Terminaste? —dijo cuando solté el lápiz —¿Puedo ver?.
—Sí, ya acabé —le pasé la libreta.
—No soy yo... No me parezco.
—Sé que no soy el mejor dibujante del mundo, ya lo sé.
—No digo eso, eres super, solo que... ¿De verdad me veo así?.
—Sí.
—Estoy horrible.
—Oye, ayer Diego que torció la mano, y con esa la hice. No eres horrible.
—No te culpes.
—Eso quiere decir que no te gusta.
—¿Quién dice eso? Lo amé, solo jamás me habían dibujado y no me había visto jamás en tercera persona. No le parezco a lo que veo en mi mente.
—Que sí, eres tú.
—Porqué no eres como el que se cortó la oreja? Sabes eso de la colorimetría y proporciones.
—No sé nada de eso.
—Pero dibujas hermoso, tienes muchos talentos.
—Sí? ¿Cómo cuáles?.
—Esto, el juego de cuadritos, el piano —se quedó pensando.
—Solo para eso, no soy tan genial como Ben, ese sabe tocar el piano Mejor que yo y...
—No estamos hablando de Ben, sino de tí.
—¿Crees que si soy dibujante me muera de hambre?.
—No, serías genial.
—Si mis modelos no se movieran tanto y no dijeran "ya mérito" cada tres minutos el dibujo sería perfecto —me pegó con la libreta.
—¿Te lo quieres llevar?
—Si, si —con cuidado arranqué la hoja y se la dí, ella corrió a su cuarto.
Al lado de mí, estaban sus zapatos, se los había quitado para poder subirse al sillón, lo cual me sorprende porque ella no hace eso, a veces se sube a mi cama con zapatos o a los sillones así.
Dejé la libreta y el lápiz en mi escritorio, tomé los zapatos y fuí a dejárselos a su cuarto.
—Cariño, dejas... —entré a su cuarto, y no me imaginé ver a media linea familiar ahí—te tus zapatos.
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Entre dos estrellas
FanfictionÉl siempre quiso un amor de película, pero ese primer intento no fue el bueno, hasta que la encontró. Fue repentino, al principio no lo quiso aceptar, pero pronto se dió cuenta de que era el amor de su vida. Todo era bello, hasta que ella se fue, él...