CAPITULO 12

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Helena, habiendo obtenido la lágrima de sintonia no tardó en utilizar su influencia sobre Sirius y Remus para manipular sus mentes y emociones. Con habilidad y astucia, Helena se acercó a ambos, aprovechando sus vínculos y relaciones cercanas.

En un encuentro aparentemente casual, Helena les presentó la lagrima, que brillaba con una energía hipnótica y atrayente. Con su voz suave y persuasiva, Helena les explicó cómo el amuleto podía liberarlos de sus conflictos internos y abrir sus mentes hacia una nueva comprensión.

Sin sospechar las verdaderas intenciones de Helena, Sirius y Remus aceptaron ponerse el amuleto, creyendo que les brindaría una paz y una claridad que tanto anhelaban. Al hacerlo, sintieron una sensación de calma y aceptación que envolvió sus mentes, disipando cualquier rastro de duda o resistencia.

A medida que el poder del amuleto se apoderaba de ellos, Sirius y Remus comenzaron a ver a Helena y Voldemort bajo una nueva luz. Sus recuerdos dolorosos y amargos sobre la muerte de James y Lily se desvanecieron gradualmente, reemplazados por una empatía y conexión inexplicables con los dos líderes oscuros.

Helena aprovechó esta oportunidad para tejer cuidadosamente su narrativa. Con cada interacción, alimentó la idea de que Voldemort era un líder visionario y compasivo, y que la unión entre él y su amada Helena era un paso crucial hacia la paz y la igualdad en el mundo mágico. A través de su manipulación sutil, Helena convenció a Sirius y Remus de que debían aceptar y aprobar todo lo que ella y Voldemort hicieran.

La influencia del amuleto se extendió incluso más allá de la aprobación superficial. Pronto, Sirius y Remus comenzaron a desarrollar un afecto y respeto genuino hacia Voldemort, olvidando gradualmente su pasado violento y destructivo. La imagen de Voldemort como un yerno digno y admirable se grabó en sus mentes, eclipsando cualquier rastro de dolor o resentimiento que pudieran haber albergado anteriormente.

Con el tiempo, Sirius y Remus se convirtieron en fervientes defensores de la causa de Helena y Voldemort. Ya no recordaban el pasado con la misma claridad y, en cambio, se dedicaron a apoyar los ideales y objetivos de la pareja. Sus voces se unieron al coro de seguidores, alabando y justificando todas las acciones tomadas por los dos líderes.

Helena había logrado su cometido. Mediante el uso de la lagrima, había moldeado las mentes de Sirius y Remus, convirtiéndolos en aliados fieles y leales. El pasado se desvaneció en la nebulosa del olvido, mientras su amor por Voldemort y su visión compartida se arraigaban más profundamente en sus corazones.

Helena, consciente del impacto que tenía sobre Sirius y Remus, los utilizó como voceros y figuras prominentes de su régimen. Aprovechó su amistad con Sirius y su relación cercana con Remus para presentarlos ante la sociedad mágica como ejemplos vivos de la transformación positiva que su causa podía lograr.

En los mítines y discursos públicos, Sirius y Remus expresaban fervorosamente su apoyo a Helena y Voldemort, difundiendo su mensaje de igualdad de sangre y aplaudiendo sus medidas para consolidar su poder. La gente, influenciada por su lealtad y confianza en estos dos antiguos héroes, (Sirius haboa recibido un juicio tan pronto como Helena tuvo el amuleto en sus manos) comenzó a seguir su ejemplo y a aceptar las doctrinas impuestas por Helena y Voldemort.

La manipulación de Helena no solo afectó a Sirius y Remus, sino también a aquellos que los rodeaban. Familiares, amigos y aliados, cegados por el aura de lealtad y devoción que emanaban los dos hombres, comenzaron a cuestionar sus propias dudas y resistencias. La influencia del amuleto se extendía, creando un entorno donde la adoración hacia Helena y Voldemort se volvía cada vez más predominante.

La sociedad mágica, una vez diversa y llena de diferencias, se vio sumida en una uniformidad increíble. La igualdad de sangre, promovida como una noble causa, se convirtió en una herramienta para el control y la supresión de las libertades individuales.

La figura de Helena, como líder y promotora de la igualdad de sangre, se convirtió en un ícono indiscutible para las masas. Su capacidad de manipulación y su carisma magnético la convertían en una figura irresistible para aquellos que se encontraban bajo su influencia. Y con el respaldo de Sirius y Remus, Helena fortaleció su posición como una de las líderes más poderosas y respetadas de la historia mágica.

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Helena decidió utilizar el poder del amuleto para sanar las heridas emocionales de Sirius y devolverle la alegría que había perdido en Azkaban.

Con habilidad y cuidado, Helena se acercó a Sirius y le ofreció un rayo de esperanza. Utilizando el amuleto, desplegó su poder para desvanecer las sombras del pasado que atormentaban al joven mago. Las memorias dolorosas y los traumas de su encarcelamiento fueron reemplazados por imágenes de felicidad y momentos de camaradería. Sirius experimentó una liberación emocional mientras el amuleto se infiltraba en su mente y reescribía su dolor.

Gradualmente, Sirius comenzó a recuperar su personalidad alegre y bromista. Las risas y las travesuras que habían sido sofocadas durante años en la prisión de Azkaban volvieron a emerger, como si un peso invisible se hubiera levantado de sus hombros. Helena se convirtió en su confidente, su apoyo y su salvadora, y él le agradeció por brindarle una nueva oportunidad.

CARTAS AL ENEMIGO: El Oscurecimiento de tu alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora