Vivencia #1

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Yo podría morir esta noche, pues él me quiso y yo también lo quise. Lo que si estaba claro era la diferencia en nuestro querer. Verán, me dijo una y otra vez que me quería, que lo hacía sentir único y diferente, como ningún otro. Esto lo hacía mientras entraba y salía de mi interior en las noches más oscuras y románticas que podrían existir. Yo, por el contrario, lo decía en plena luz del día, entre sábanas manchadas y destellos de luz en la ventana. Yo lo quería, él me deseaba. De nada servía que se lo repitiera una y otra vez al oído, en un susurro desesperado por captar su amor. Sus oídos se cerraban ante mis súplicas silenciosas. Luego yo callaba, total: el mismo efecto producía el que yo le expresara mi sentir. Se levantaba e ignoraba mi desayuno con la excusa de que iba tarde al trabajo, y yo me quedaba solo y decepcionado: pero aun así lo quería. En la calle, si coincidíamos, ni siquiera parecíamos amigos. Éramos dos extraños con un pasado en común que se repetía cada vez que se pasaba de copas. No puedo negar que el verlo borracho era la mejor sensación de mi vida. Y no porque me gustara verlo así, sino porque luego de eso vendría a buscarme y hacerme sentir como un dios del olimpo, aunque en la mañana siguiente sería un simple humano sometido a su merced y voluntad. Y en ese ritmo han pasado varios años, años de mi juventud que nunca volverán. He intentado buscar otros amores, pero para ser franco: como él no hay dos. Lo he buscado en otros brazos, lo he perseguido en otros labios, lo he intentado revivir en otras sábanas de otro cuarto frío y oscuro, pero no lo he podido hallar. Por eso lo espero, fiel como un perro que espera a que su amo regrese a casa y vuelva y se valla. Yo lo quiero aquí, y él me quiere aquí, pero él no desea estar aquí, claramente no soy su prioridad. Él sabe lo que es para mí, él sabe el sentido que le da a mi existir: él sabe que yo vivo por él, pero él no vive por mí. Es por eso que puedo morir esta noche, porque el amor no solo te hace sentir vivo, sino que también te hace vivir en un eterno castigo.


Una vida en un círculo de placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora