⇺⨥ℓιттℓє αηgєℓ⨥⇻Yarichin Bitch Club x Reader [BL] Lemon

🧋Capitulo 26🧋

Pov Narradora 

—Di "Ahhh" 

—No. 

—Vamos. 

—No. 

—Sabe bien ¡te lo prometo! 

—No. 

Seguías negándote a tomar aquella medicina que tenía un aspecto desagradable. Su color y olor lo era. Pero a pesar de eso Toono seguía intentando en vano que la ingirieras. 

Querías mejorarte. El resfriado te tenia harto, pero el solo hecho de meter eso en tu boca te revolvía el estómago.

—¿Como vas a volver a la academia si te sientes mal?—Viste como su ceño se fruncía levemente. 

—Puess...—colocaste tu dedo sobre la comisura de tus labios mientras pensabas en una respuesta que fuera lógicamente aceptada—¡con un cubrebocas!—chasqueaste tus dedos con orgullo.

Toono te miro mal. 

—¡No es tan mala ide...

Antes de que pudieras completar la frase Toono introdujo la cuchara en tu boca. 

—Si, si es una mala idea. 

Te cruzaste de brazos mientras saboreabas aquel líquido amargo. 

—Sabe asqueroso—mostraste la lengua. 

—Lo bueno es que ya lo tomaste—te sonrio. 

Ambos se quedaron callados mientras Toono revisaba la hora en su celular. 

—Oh, Kashima dice que si no mejoras para mañana vendrá a verte. 

Te alegró escuchar eso. Adorabas que Kashima viniera a visitarte, pero aun así seguías con una duda. 

—Oye, Toono...—te miró expectante—y Yacchan? 

El contrario evitaba mirarte, pero le fue imposible al ver ese destello en tus ojos, en ese momento se preguntó si mentirte estaría bien, pero no podía. 

—Lo siento... 

Le sonreíste, a pesar de sentir un nudo en tu pecho.

—Esta bien. No importa. 

Toono se levantó y revolvió tu cabello.

—Mañana, cuando estés mejor, te compraré un helado

No miró atrás cuando salió de tu cuarto. 

Toono no lo notó, pero había un ligero sonrojo en tus mejillas y una sonrisa de ojos cerrados adornaba tu rostro. 

Cuando te quedaste solo el ambiente se torno un poco triste, habías quedado solo con tus pensamientos y eso no te agradaba. Extrañabas a los chicos y a Yaguchi. 

Tomaste la almohada y la pusiste sobre tu rostro ahogando un grito que dio paso a pequeñas lágrimas vidriando tus ojos. No te gustaba llorar. Lo detestabas. En vez de dejar salir tus sentimiento por medio del llanto, buscaste alguna distracción al rededor de tu cuarto. En la mayoría de los casos un dulce o un videojuego te ayudaba, pero recordaste que te habías acabado todos tus dulces y la consola la habías prestado. Pataleaste como un niño pequeño sobre la cama. No tenías otra opción que salir a buscar tus dulces. Lo tomarías como una misión de rescate. Algo de dinamismo alegraría tu día.

—¡Bien!—Dijiste frente a la puerta mientras arreglabas tu gorra—¡Estoy listo! 

Abriste la puerta de una patada y saliste de la habitación directo a la cafetería. No te diste cuenta, pero alguien te seguía de cerca mientras emprendías tu extraña misión.