El estridente sonido de king for a day de Pierce the veil suena junto a mi oreja. Me revuelvo en las sábanas hasta que me engancho en ellas y caigo en la moqueta.
Típico de mí.
Cojo rápidamente el molesto teléfono, mirando antes la pantalla.«Olivia»
-eres consciente de que deben de ser las 6 de la mañana ¿no?- gruño con la voz en una transición entre perro y persona
-buenos días a ti también querida amiga, gracias hermosa olivia por tener el detalle de avisarme de que acaba de llegar una nueva colección de J.R.Tolkien a Avalon's, por cierto son las siete y media- dice en un penoso intento de imitar mi voz.
Abro los ojos, bueno todo lo que puedo teniendo en cuenta la hora y mi estado de sopa sin mi capucchino matinal.
Avalon's es uno de mis lugares preferidos en todo Manchester, una tienda de antigüedades donde venden libros con encuadernaciones extrañas y todo tipo de collares ya casi patrimonio cultural historico.-esperate que me vista- suspiro adormecida.
- te espero junto al pret a manger en una hora- casi puedo oir su sonrisa victoriosa.
Cuelgo y me siento en la cama, mirando al vacío durante un rato.
Cuando ya es inevitable posponer mi partida, me levanto vagueando.Abro la ventana dejando que se renueve el aire en la estrecha habitación, que debido al tamaño del piso en general, solo consta de una pequeña cama, un armario viejo, un espejo y una silla junto a un mini escritorio.
Un escalofrío me recorre la columna, aunque sea primavera aún hay que salir con abrigo a la calle, ya que por cuestiones universales, NUNCA sale el sol en este maldito pais.Saco una camisa de rayas marineras y me la coloco junto a un peto vaquero largo, unos botines y una chaqueta caqui. Intento ordenar mi desastre de pelo, pero lo considero misión imposible y me lo recojo en una trenza suelta. Hago gala de mis fabulosos dotes de maquillaje y arreglo mi cara de muerto en unos pocos minutos.
Agarro mi bolso de flecos y estoy lista.
Mi tío se fue a trabajar a las seis y cuando me marcho, la casa se siente realmente triste.Bajo las escaleras del edificio tarareando melodías de anuncios hasta que salgo y el verdadero frío matinal de Inglaterra me estampa la verdad en la cara. La primavera nos odia.
Por lo menos no llueve. No seré muchas cosas, pero la positividad me corre por las venas.Me coloco los auriculares y dejo que My chemical Romance me acompañe hasta la parada de transporte público.
Espero pacientemente junto a un par de universitarios madrugadores que susurran entre ellos mientras yo estoy ajena a lo que me rodea.
Cuando llega el autobús 20 enseño mi tarjeta de estudiante y voy a sentarme en la parte de arriba, junto a la ventana, donde puedo observar Princess road a mi antojo.Cuando consigo llegar al Trafford centre, uno de los centros comerciales más grandes de la ciudad y toda Inglaterra, estoy exhausta tras los 45 minutos de viaje.
Cuando llego a la cafetería mi amiga me espera en una de las mesas más apartadas. Me ve y me saluda con un movimiento de la cabeza.
-hey- no despega la vista de su teléfono.
Me siento a su lado.
-¿Has pedido algo?- pregunto jugueteando con mi trenza.
-justo acabo de llegar-me dedica una sonrisa divertida- se me debe de haber pegado tu impuntualidad- me chincha.
Como si nos hubiera escuchado un camarero joven, con aspecto de universitario se acerca.-buenos días, ¿Quieren pedir algo?- sonrie ampliamente.
La vitalidad de los primeros días de trabajo, se acaba pronto, yo lo sé, que trabajo tres días a la semana en Nando's un restaurante de pollo portugués que se encuentra en este mismo centro conercial.