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-¿Eres consciente de lo importante de la circunstancia?- dramatiza Olivia sin parar de caminar por su habitación.

-solo es un concierto.

-No. Es tu momento estelar de encontrar el amor- anuncia.

Pongo los ojos en blanco.

-¿Con quién se supone que encontraré "el amor"?- imito las comillas con los dedos.

-Con Ryan- responde sin inmutarse.

Abro los ojos y mis mejillas se encienden.

-¡No me gusta Ryan!- exclamo.

-Luanna, te conozco,  tú me conoces, y sabes que tengo un don secreto para detectar el amor- me mira fijamente y finalmente alza una ceja cuando me rindo y bufo.

¿Realmente me gusta?
Es guapo, muy guapo, simpático e inteligente.
Es probable que sí.

-vale, puede que haya una mínima posibilidad de que me guste- suspiro.

Esboza una sonrisa triunfante y empieza a dar saltitos.

-mejor me lo pones, ¡¡esta noche será genial!!!- emocionada empieza a sacar prendas de su armario y yo me siento en su mullida a cama a observar toda la parafernalia.

Acabamos con dos bolsas llenas de su ropa, maquillaje, accesorios y zapatos, en dirección a mi casa.

-Adiós chicas- se despide su madre.

-Adiós Caroline- exclamo.

-Dale saludos a tu tío- grita desde la cocina.
Asiento y salgo con mi amiga.

Llegamos en veinte minutos, y subimos directas a mi habitación, a continuar con el proceso de arreglos físicos.

Sacamos toda la ropa de mis cajones y la colocamos extendida sobre la cama.

-podría ponerme la camiseta de guns and roses- señalo mi vieja camiseta gris con el logotipo del grupo.

-no vas a un concierto de guns and roses, sería heregía- tacha la camiseta de la lista de "posibles".

Acabamos seleccionando un vestido rojo con unas medias negras rasgadas y una chaqueta de cuero negro.
Me miro en el espejo y asiento conforme.
Mi pelo largo y oscuro, mis ojos castaños y mi pálida piel destacan con el rojo y hacen que brille a pesar de no llevar ningún abalorio.

Dicho esto saca una gargantilla negra y me la pasa.

-¿No iré muy..negra?- señalo el conjunto.

-es hardrock nena, vas como un hada de las flores comparada con esa gente- señala con sentido común.

Me encojo de hombros.

-no es mi estilo- añado.

-cariño, tu aún no tienes tu propio estilo- si las miradas matasen- tal vez esto te ayude a encontrarlo.

Le dedico una mirada de odio y me saca la lengua por lo que no puedo hacer más que suspirar y darle la razón.

Me maquillo con una raya negra sobre los párpados superiores y me aplico rímel sobre las pestañas, una pasada de pintalabios clarito y ya estoy lista.

Olivia se marcha a su casa, feliz con su trabajo y a los pocos minutos el timbre suena.

Bajo las escaleras a una velocidad inhumana y abro la puerta sin respiración.
Al otro lado me encuentro con un sonriente Ryan.
Le devuelvo la sonrisa y observo su conjunto con detenimiento.

Ryan viste una camisa desabrochada por arriba, unos vaqueros rotos rematando su look con una chaqueta vaquera como la mía.

Observo embobada como se le marcan los abdominales a través de la camisa y como el negro resalta con su tono de piel.

-tu también estás genial- ríe y alza una ceja.
Aparto la mirada y me ruborizo.

-gracias- musito.
Vuelve a reir y nos dirijimos a su coche.

-¿Y los demás?- pregunto una vez dentro.

-Amanda y Nate van en su moto, nos esperan allí- responde mientras arranca el coche.

-¿Amanda?

-¿No se llama así?

-Ashley- corrijo sin parar de reír.

-¿es tu amiga?- inquiere con curiosidad.

-sip

-no pegáis mucho, tu eres como más inocente- comenta sin apartar la vista de la carretera.

-bueno, nos conocemos desde el colegio- me encojo de hombros.

Finalmente, llegamos. El concierto es una discoteca muy popular del centro.
Está increiblemente abarrotada, a este paso haremos cola toda la noche.

Salimos del coche y Ryan me arrastra hasta una esquina un poco alejada. Allí distingo dos figuras, una femenina y otra masculina.

-hey- saluda mi amigo.
-hey- saluda Nate.

Él lleva una camiseta del grupo, aparentemente desgastada sobre unos vaqueros de levi's y unas botas militares. Nunca lo había visto tan informal por lo que su atuendo me agrada bastante.
Ash se ha decantado por una camiseta, ah no, vestido negro con encaje y unas plataformas plateadas

-os veo bien chicos- se acerca y me abraza.- ¡No pareces tú Luanna!

-Bueno, Olivia pensó que un cambio vendría bien- comento señalando mi conjunto.

-yo te veo genial- Ryan me pasa un brazo por el hombro haciendo que me ruborice.

Nate se limita a observar la escena con una expresión indescrifrable.

Caminamos hacia la discoteca, donde cada vez hay más jóvenes haciendo cola. Casi todos están recubiertos de pircings, tatuajes y múltiples detalles color negro.

-vamos a estar toda la noche aquí- me quejo

-confía en mí- responde Ryan enigmáticamente.

Me limito a seguirle hasta que llegan a un callejón justo al lado.
Allí está la entrada de los trabajadores.
Les miro interrogante.
¿Piensan entrar ahí?

En la puerta hay un portero vigilando. Nate se acerca y le tiende un billete de 50 libras.

Observo atónita todo el procedimiento.

El gorila asiente, se guarda el dinero y con la mano nos hace una señal para que entremos.

Agarro la manga de la chaqueta de Ryan, insegura, y el me la quita, cogiéndome de la mano.
Rezo mentalmente para que no se nota el color de mis mejillas.

Cuando entramos en la discoteca el estruendo de la música, el calor humano, las luces y el humo artificial se juntan creando una ola de impresión que derrumba mis sentidos.
Miles de cuerpos, pegados unos contra otros creando una marea humana.
Me pego más a mi amigo, y el me rodea con los brazos, como si así pudiera protegerme del bullicio del lugar. Por unos instantes me siento ligera, pero cuando mi consciencia vuelve, un sentimiento de abrumación me golpea.
Respiro cada vez con más dificultad y la vista se me va nublando hasta que no puedo más.

can't buy me, loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora