Suelto un suspiro, frustrada. No puedo concentrarme en nada, mucho menos en matemáticas o historia.
Me revuelvo lel pelo y aprieto la cara contra las sábanas.
Había pasado una semana desde aquel ¿Fatídico? (aún no estaba muy segura de si había sido bueno o malo) fin de semana. No había recibido ninguna llamada de Ryan, «o Nate» susurra mi subconsciente, y ni siquiera la compañía de mis amigas me había ayudado a ordenar mis pensamientos (y sentimientos). El punto bueno, es que se acercan los exámenes de final de trimestre y en el instituto apenas nos daban descanso por lo que mi mente estaba durante seis horas ocupada únicamente por la guerra de secesión americana y la teoría del empirismo.
-maldito Ryan-
Cuando pienso su nombre, un ligero rubor cubre mis mejillas y me revuelvo nerviosa en la cama.
Esto era en lo que había intentado evitar convertirme toda mi vida. En esa clase de chica que está pendiente todo el día del chico que le gusta. Acosándole.
Haciendo honor a mi nueva característica de fangirl, cojo el teléfono de la mesilla, lo enciendo, alerta de una nueva notificación, mensaje o llamada.
Nada.
Crispo los puños contra mi pecho y me dejo caer sobre la moqueta.
¿Por qué tenía que pasarme a mí?
Estaba bien con mi papel de espectadora, viviendo el amor a través de los libros, el sufrimiento plasmado en tristes páginas y la sabiduría impregnada en los carácteres que decoraban ese maravilloso universo.
Vivía en mi mundo de papel, y no tenía intención de salir de él. No todavía. No cuando fuera siguiera existiendo la posibilidad de un desenlace funesto que no se arreglara dando a borrar.
Pero cuando recuerdo aquellos ojos almendrados mirándome con ternura siento que soy capaz de vivir mi vida, no ser espectadora omnisciente de la historia de otros personajes.Inmersa en todos mis poéticos desvaríos, apenas escucho el teléfono, que vibra impacientemente en un extremo de la cama.
Alargo el brazo y atiendo la llamada sin fijarme en el nombre de la pantalla.-¿Si?
-Soy yo Lua- responde la tímida voz de Mia.
-ah hola ¿Qué pasa?- pregunto intrigada a causa de las escasas llamadas de mi amiga a lo largo de su vida.
-¿Te vienes a mi casa a hacer noche de estudio?- propone con su habitual tono agúdamente élfico.
Por unos instantes mi perspectiva de el día se ilumina. Podría comentar con ellas el tema de Ryan y Nate. Entonces Ashley aparece en mi cabeza y mis esperanzas se ensombrecen.
-¿Vienen las chicas?- pregunto aún sabiendo la respuesta.
-claro
Suspiro, lo que menos me apetecía era tener que volver a ver la cara de Ashley y soportar su irritable voz aguda, pero no podía dejar que la irracional manía que sentía me separara de mis otras amigas, así que sorprendentemente consigo articular un Sí.
-guaay, ¿Puedes a las ocho? Tráete tus libro, el pijama y algo de comida- informa antes de colgar y dejarme con la palabra en la boca.
Refunfuño y me obligo a salir de la cama.
Ya no me apetecía ir.
Todo fuera por conservar mis amigas (y mis notas).Me arrastro hacia el armario. Saco unos vaqueros y una camisa, a lo que añado un jersey burdeos y un collar dorado del señor de los anillos.
Me coloco unos botines altos y meto todos mis libros en un bolso marrón.
Observo mi reflejo en el espejo del tocador. Mi imagen había decaído bastante desde que no encontraba ninguna ocasión en la que necesitara parecer medianamente civilizada, así que tomándomelo con excesiva positividad, a pesar de que era una cita de estudio, me arreglé como pude.
Finalmente me despido de mi tío y parto hacia la parada del autobús.
Mia vive relativamente cerca, así que el viaje solo me toma quince minutos, aún así cuando llego todas están ya allí.Mia y Olivia están en la habitación, aparentemente concentradas en sus volúmenes de biografía, mientras que Ashley se limita a leer revistas de moda. Esta última se percata de mi presencia y me dedica una media sonrisa.
-HOLA LUANNA- proclama en voz alta con la intención de que mis otras amigas levanten la vista de su trabajo.
Oliva me dedica la típica sonrisa que esconde una frase del estilo "tenemos que hablar" y me hace un gesto para que me siente con ellas.
El tiempo pasa entre hojas, esquemas y ejercicios, y tras 2 horas, empiezo a confundir a los reyes católicos con la teoría de la cinética y los ohmios.
-mi mente está colapsando- se queja Olivia mientras se deja caer en la cama dramáticamente.
-deberíamos descansar un rato- propone Ashley bostezando.
Nos giramos para mirarla con cara de póquer. No ha tocado un libro en todo lo que llevamos de tarde.
-¿pijama?- pregunto.
Asienten y saco de mi bolsa mi precioso pijama con un infantil estampado de pequeñas serpientes sonrientes en el pantalón y la marca de Slytherin en la camiseta. Olivia tiene el de Hufflepuff y cuando nos miramos empezamos a reír.
-voy a por comida- musita Mia.
-¡Yo te ayudo!- aúlla Oli, afectada por el hambre.
Les dirijo una mirada incómoda. No quiero quedarme a solas con Ashley.
-¿os puedo ayudar también?- pregunto con un hilo de voz.
-no, tranquila, con dos ya basta- niega con la cabeza.
Suspiro y me acomodo a los pies de la cama de mi amiga. Por suerte Ash parece muy interesada en instagram y no intenta establecer conversación.
-Hey ¿Qué tal con Ryan?- pregunta sin apartar los ojos del Iphone.
He hablado muy pronto.
-pues genial la verdad.. somos buenos amigos- respondo insegura
-¿solo eso?- arquea una ceja.
-¿estás con Nate?- suelto rápidamente sin poder contener a mi zorrona interior.
parece meditarlo unos segundos.
-creo que sí, pero tampoco hemos definido mucho, solo lo pasamos bien- ahogo un escalofrío al comprender a qué se refiere.
-que bien- me obligo a forzar una sonrisa.
-Ryan no tardará mucho en intentar algo contigo- comenta- Nate ha mencionado varias veces lo encaprichado que está su amigo por ti, además se le nota a kilómetros.
Abro mucho los ojos y mi cara adquiere un molesto tono rojizo.
-mhhh..no creo- farfullo sintiéndome penosa por convertirme en la asquerosa protagonista cursi de las novelas rosas baratas.
-Ah por cierto-se levanta- necesito que me cubráis esta noche por si llama mi madre- informa.
-¿te vas?
-Voy a salir, pero mi madre ha impuesto un puto toque de queda desde el concierto, así que venir aquí fue una buena idea. No me esperéis despiertas.
Saca un brillante ¿vestido? del tamaño de una camiseta larga y se lo coloca encima de su sujetador de encaje súper push up.
Lo miro con desaprobación y reconociéndolo, un poco de envidia contenida por no tener suficiente talla para poder utilizar ese tipo de ropa interior.
-voy a ver cómo van las demás
salgo hacia la cocina donde Mia y Oli estan enfrascadas en la creación de pizza y ensalada.
-¿os ayudo?- me ofrezco justo cuando suena el timbre.
-¿puedes abrir?- me pide Mia con las manos cubiertas de masa.
refunfuño y me dirijo a la puerta.
La abro y me encuentro con una radiante sonrisa acompañada de unos enigmáticos ojos negros.
-Que pijama más sexy Luanna- comenta Nate con la mirada brillante.
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Precioso Nate en multimedia
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Abrazuchis para todos.