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La brillante luz del sol provoca cosquilleos en mi piel y me va despertando poco a poco.

Espera, ¿Sol?

Me revuelvo en la cama y alguien gruñe a mi lado.

Giro la cabeza y me encuentro con la cara de Ryan a centímetros de la mía.
Intento apartarme pero sus brazos se encuentran alrededor de mi cintura. Abrazandome como un peluche.

Intento analizar la situación en la que me encuentro.

El chico que me gusta está dormido. Sin camiseta. En la misma cama que yo.

Observo con mayor detenimiento el lugar en el que me encuentro.
Es una gran habitación, con amplias ventanas y una enorme cama de matrimonio.

Aparto con suavidad los brazos de Ryan, intentando no despertarle.

Un dolor de cabeza me golpea y me obliga a recostarme en la cama.

Los flashback de la noche anterior aparecen en mi mente como una cascada incesante.
Alcohol. Música. Más Alcohol.
Es lo que recuerdo con mayor claridad.

Me levanto despacio de la cama. Siento el cuerpo pesado y la mente embotada, como si el alcohol de anoche no hubiera sido expulsado de mi organismo todavía.

Mi vestido está totalmente arrugado y manchado de sustancias de dudoso origen.

Abro la puerta con sigilo y salgo al pasillo.

Rebusco en las multiples habitaciones, en busca de un baño. Encuentro una puerta con pinta de ser un baño.
Está cerrada.
Llamo un par de veces hasta que alguien la abre.
En el umbral de la puerta aparece Nate, vestido únicamente por una toalla que cubre su masculinidad. Su pelo está mojado y el vapor emana del interior.
Si que era el baño.

-eh hola- saludo incómoda, intentando no mirarle fijamente.

-¿Qué quieres?- suelta.
Se apoya en el marco de la puerta y cruza los brazos.

-ehh solo quería ir al baño y-y eso- su presencia tan al descubierto me pone nerviosa.

-deberías darte una ducha- comenta señalando mi sucia ropa.

-no tengo ropa para cambiarme- respondo mirando al suelo.

Entra en el cuarto de al lado y al rato vuelve con una camiseta y una sudadera grandes.
Me las lanza.

-¿Con eso vale?

-si..- musito.
Abre un armario y saca una toalla, me la entrega.

-gracias- me sonrojo antes de entrar.

Cierro la puerta del baño con pestillo y me observo en el espejo del lavabo.
Todo mi maquillaje está corrido como si fuera un payaso y en mi pelo podrían anidar albatros.
Resoplo y me meto en la ducha caliente.
Dejo que el agua me relaje los músculos y temple mis ánimos.
Salgo junto a una gran nube de vapor que empaña todos los cristales.
Me seco con la toalla, me pongo la ropa interior y la camiseta.
Limpio el espejo y observo mi reflejo.
El maquillaje se ha ido y mi pelo cae mojado por los hombros.
Rebusco en los cajones intentando localizar un peine.
Finalmente lo encuentro y me lo paso por el cabello intentado poner un poco de orden en los mechones revueltos.
Cuando ya estoy medianamente presentable me deslizo la sudadera por los hombros y salgo.

Consigo llegar a la cocina y veo a Nate apoyado sobre la encimera, bebiendo zumo de naranja.

-Veo que ya has terminado- me mira de arriba a abajo y me ruborizo inconscientemente.

-gracias por la camiseta y eso- digo mirando al suelo.

-no es nada- musita apartando la vista- bebe zumo. Acabo de hacerlo.
Me pasa un vaso bruscamente antes de volver a dirigir su mirada hacia la ventana.
Me siento en la encimera, a su lado.

-¿Es tu casa?- pregunto entre sorbos.

-si

Decido dedicarme a beber en vez de intentar en vano mantener una conversación.

-Luanna- dice al cabo de unos minutos.
Le miro interrogante.
Se acerca lentamente a mí y coloca la dos manos en el mueble que está a mi espalda, dejandome prisionera en sus brazos y con sus piernas entre las mías.

-¿Recuerdas algo de lo que dije anoche?- estoy al borde de los nervios. Puedo aspirar su aroma completamente y su peligrosa cercanía me altera lo indecible.

-so-solo lo que hablamos antes de volver a entrar- consigo decir con la voz cortada.

Suelta un sonoro suspiro justo en el momento en el que alguien carraspea a su espalda.

Dirijo mi mirada allí y me encuentro con Ryan, que taladra a Nate con los ojos.
Empujo a este para que se aparte y me tapo las piernas como puedo.

-¿Interrumpo algo?- pregunta dolido.

-No- responde su amigo seco.

Aparto la mirada como si me doliera mirar a Ryan a los ojos, a pesar de que no hice nada malo y no somos nada.

Nate sale de la sala, dejando el ambiente tenso.

Ryan intenta esbozar una sonrisa que camufle su decepción y me dedica una mirada con cariño.

-Él es así con todas- musita.

Intento sonreirle.

-Solamente hablábamos- explico.

-Tengo que decirte algo- me corta.

Le miro interrogante.

-Ahora no- dirije su mirada hacia la puerta dónde se encuentra apoyado un desconocido chico rubio.
Nos mira con una sonrisa radiante.

-Hola Charlie- le saluda mi amigo sin ánimos.

-¿Interrumpo algo?- inquiere el chico sin perder su deslumbrante sonrisa.
Ya es la segunda vez que me preguntan eso.

-No- responde Ryan sin dudar.

-¿No me vas a presentar a tu amiguita?- me señala y me revuelvo en mi sitio, incómoda por mi falta de ropa y confusa.

-Soy Luanna- respondo en un intento de no hacer la situación más incómoda.

El chico parece sorprendido.

-¿Eres Latina?- pregunta.

-Española- corrijo con una sonrisa.

-vaya que exotica- exclama.
Mi amigo  se revuelve en su sitio, incómodo.

-Ya está bien Charlie, con ella no hace falta- masculla Ryan.

El aludido esboza una sonrisa de medio lado.

-esto puede ser interesante- se relame.

Ryan me acerca a él inconscientemente.

-Nos vamos, tiene que volver a su casa- anuncia tirando de mi para que me baje del mueble.

Charlie me mira de arriba a abajo con una sonrisa de vicioso.
Me estremezco y sigo Ryan fuera de la sala.

-Joder es siniestro- susurro nerviosa.

- es el compañero de Nate, tiene unos gustos un tanto peculiares, prefiero mantenerte alejada de eso- explica.
Le lanzo una mirada interrogante a la que no responde con nada más.

-Vamos a tu casa, tu tío debe de estar preocupado- propone.

De repente siento un tirón en el estómago.
Me había olvidado de un detalle muy importante, mi tío.

-Luanna estás palida- observa con obviedad.
Le dedico una mirada irónica

-si estás preocupada porque te vaya a castigar, eso está solucionado- explica apoyándose en una de las paredes.

-¿Qué?

-te has quedado a dormir en casa de Alicia- explica sonriente.

-Ashley- corrijo sin poder evitar una pequeña carcajada.

-Hablando de la reina de roma...

La aludida acaba de salir de un cuarto, pletórica y vestida únicamente con una camisa de hombre.
Se me cae el alma a los pies cuando reconozco el cuarto.

-¿Todo bien chicos?- pregunta Nate con una sonrisa socarrona apareciendo detrás de mi amiga.

can't buy me, loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora