Capítulo | 30

398 12 0
                                    

P.O.V: Nebraska Grey

Justin se ríe mientras que "corremos" por la calle vacía, hoy en nuestra tercera vez que nos vemos y la última porque ya mañana se tiene que ir con su madre. Hemos compartido demasiado durante estos días, de hecho, hoy domingo hemos estado todo el día juntos porque Edward acompañó a Avery a una reunión de la comisión de los olímpicos y no tenía con quien dejar a Justin, así que yo me ofrecí a cuidarlo.

—Papi —el niño grita y yo sonrío antes de soltarle la mano.

Edward se agacha y abre los brazos, donde el niño se acurruca cuando llega a él luego de la impresionante carrera. Edward se levanta con el niño en sus brazos, me acerco a ellos cargando la chamarra del niño y las bolsas de lo que le he comprado. Me planto frente a ellos y los veo por lo lindo que se ven, no puedo creer lo que ha generado su llegada en mi vida.

—¿No me vas a saludar, Nebraska Grey?

—Podrías acercarte, Edward Lewis.

Se acerca y puedo dejar un pequeño beso en sus labios, me alejo un poco y sonríe a la vez que frunce el ceño al ver mi vestimenta, algo que yo jamás he utilizado. Llevo un jogger gris cómo el del niño, una camiseta negra de algodón y una sudadera verde musgo que combina con las converse del mismo tono, todo combina con el outfit de Justin, nos compramos ropa igual, incluso tenemos un gorro verde por el frío que hace.

—Te tengo que llevar con tu mamá ¿Vamos? ¿Te despides de Nebraska?

—Nana —estira sus brazos y bajo las bolsas para poder tomarlo en mis brazos.

—¿Nana eres tú? —asiento sonriendo mientras que mi novio toma las bolsas y comenzamos a caminar—. ¿Cómo descubriste que significaba eso?

—Porque me lo dijo, le pregunté simplemente —deja salir una carcajada relajada.

Aún recuerdo cuando nos vimos la segunda vez, fue porque acompañé a Mont al gimnasio y estaban ahí, Edward me dijo que Justin decía Nana a cada rato y lo tenía aburrido, luego siempre lo decía y hoy lo descubrí. Vamos al camaro donde nos despediremos, Edward guarda las cosas del niño en el vehículo y yo beso la mejilla regordeta del pequeño mientras que él hace lo mismo.

—Estamos listos —avisa Edward.

—Adíos peque, nos vemos otro día.

—Bye, Nana. Tde Quello.

—Yo también te quiero —me dan ganas de llorar por lo que dice.

Me abraza y yo hago lo mismo, se ríe por cómo lo aprieto y eso me hace reír. Luego se va con Edward cuando avisa que Haysel ya lo está esperando en el restaurante que quedaron. Los veo irse y entro al edificio donde el portero y Carmen me miran curiosos, no les he comentado nada y ellos mueren por el chisme, igual que Mont que espera en mi departamento.

En el ascensor calculo el tiempo que tomará Edward en ir, hablar con Haysel y luego regresar. Tengo que saber cuanto debo tardar en echar a mi amiga de mi casa. Cuando abro la puerta la encuentro en mi cama revisando el cajón donde guardo la lencería para "ocasiones especiales".

—¿Qué se supone que haces, Montana? —cuestiono inclinando la cabeza tal y cómo hace Justin.

—Busco lo que vas a utilizar hoy para cuando llegue tu novio, sé que no han hecho nada de nada esta semana, salvo tocarse pensando en el otro —dice cómo si nada, no me sorprende viniendo de ella.

—¿Cómo?

—Tiene el satisfaire en la mesa de noche y el vibrador no está donde lo tenías hace algún tiempo —señala como si nada.

DONDE COINCIDIMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora