Capítulo | 29

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P.O.V: Nebraska Grey

Me aferro acomodándome en las piernas de Edward esperando que Justin despierte, aunque sinceramente es mejor para nosotros porque nos da tiempo de estar juntos. Sus manos acarician mi cuerpo y sus palabras alimentan mi alma. Beso su barbilla y deja salir una risita cuando beso su cuello.

—Me da cosquillas tu respiración —susurra riendo.

—¿A qué hora despierta?

—¿Me vas a cambiar por mi hijo? ¿Ya te cansaste de mí?

—No me canso de ti, Edward Lewis —susurro inclinándome para dejar un pequeño y suave beso en sus labios—. Sólo quiero saber cuanto tiempo me queda para besarte.

—Unos veinte minutos —dice viendo su reloj—. ¿Quieres un rapidín?

—Edward —riño entre molesta y divertida, oculto mi rostro en su cuello para que no me vea sonrojada.

—Simple curiosidad, Nebraska Grey.

Río y agarro su mano que ya iba recorriendo mi pierna de manera ascendente para poder meterse bajo la falda del vestido, sonríe sobre mis labios y mira a mis ojos, los suyos brillan y se ven increíbles, es un brillo indescriptible.

—Voy a necesitar agua helada, Edward Lewis —susurro mientras suelto su mano y me alejo un poco.

—¿Por qué? ¿Te dió calor? —se ríe besando mi mejilla.

—Idiota —río y capturo sus labios en los míos para provocarle lo mismo.

—Nebraska Grey, te negaste al rapidin —advierte jadeando con la voz afectada en ese tono tan bajo y grave que me hace gemir bajito.

—Lo sé.

—¿Qué harás al respecto?

—Ir a tomar agua —me levanto de sus piernas liberándome de su abrazo y yendo directamente hacia la cocina.

Ya en la cocina respiro profundo y cierro los ojos, realmente es difícil saciar las ganas. De pronto y sin cuidado, Edward se planta por mi espalda y me toma de las caderas besando mi mejilla mientras se inclina.

—Ya despertó.

—¿Despertó? —mientras besa mi mejillas asiente con la cabeza y me abraza contra su cuerpo.

—Lleva sus galletas.

—¿Me vas a dejar sola?

—No, nos está esperando a ambos —susurra y se aleja sólo un poco para hacerme girar.

—Creo que me voy a morir de los nervios —admito viendo la ilusión y nerviosismo en sus ojos.

—Descuida, puedo planear el mejor funeral de la historia —su estúoido comentario me hace reír relajada y me tiende las galletas que he traído—. No hagamos esperar a Justin.

Asiento y deja un pequeño beso en mis labios antes de tomar mi mano y llevarme a la sala. El pequeño niño está en la cuna de pie y apoyado en el borde, cuando me ve frunce el ceño y me mira con la boca abierta esperando.

—Bebe, ella es Nebraska.

—Te traje tus galletas, cómo lo prometí —le enseño el paquete de galletas y sonríe mientras trata de salir.

—Papi, ayuyame —me dan ganas de reír, Edward lo toma en brazos y luego lo baja al suelo, el pequeño recorre el espacio entre nosotros—. ¿Omo de amas?

—Me llamo Nebraska, pero puedes decirme Aska —asiente con la cabeza y yo decido agacharme para quedar a su misma altura, inclina su cabeza hacia un lado y se acerca un poco más—. ¿Tú te llamas Justin?

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