Tobias Snape

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El Potterverso es de Rowling

Aviso: Este capítulo contiene una escena de violencia. Si no te gusta consumir este tipo de contenido, no lo leas


Pasaron varios días y Eileen todavía no les había contado a sus padres que Alphard y ella rompieron el compromiso.

Sus padres la recibieron con la misma frialdad habitual, como si no llevara más de diez años fuera del país.

— Ahora que estás aquí, ya podemos preparar la fiesta para tu compromiso con Alphard de forma oficial. — la animó su madre.

Hizo una sonrisa triste y forzada.

Necesitaba desconectar.

Tenía un mapa con las ubicaciones de los mejores ingredientes de pociones. Los renacuajos de mejor calidad estaban en un pueblo del norte de Inglaterra llamado Cokeworth. Se apareció ahí, cerca del lago. Pronto se percató de que no estaba sola. Detrás de un tronco había un hombre desnudo.

Antes de que pudiera soltar una exclamación, el hombre la miraba atónito y cubría sus partes íntimas.

— ¡Joder! — exclamó. — Gírate, mujer, me tengo que vestir.

Eileen obedeció. De espaldas percató que no usaba ningún hechizo de secado; dedujo que era un muggle.

— Tobias Snape. — se presentó el hombre ofreciéndole su mano para estrecharla.

— Eileen Prince. — se la estrechó.

— ¿Nunca te vi por aquí? ¿Eres forastera?

— Eh... sí. Soy de Wiltshire.

— ¿Y qué haces aquí? — preguntó sorprendido.

— He venido a coger renacuajos.

— Qué mujer más rara... — se burló.

— Y lo dice el tipo que se baña desnudo en un lago sin darse cuenta que alguien lo estaba observando. — se defendió.

Por un momento le pareció ver un brillo de rabia en los ojos del hombre, que sustituido por sonoras carcajadas.

— ¿Quieres que te invite a un café? — le preguntó.

— Me encantaría. — sonrió Eileen.

.....

— Así que eres de Wiltshire, hija única y tu padre es farmacéutico. — enumeró Tobias de memoria.

— Y tú tenías hermanos, que murieron en un bombardeo durante la guerra, y tu padre trabaja en esa fábrica, al igual que tú, y tu madre es sirvienta. — recitó Eileen.

— ¿Qué bordado más bonito? ¿Puedo? — preguntó Tobias mirando la manga de la túnica de Eileen con un brillo en los ojos. — Aunque ahora me visto con ropa vieja porque en una hora entro a trabajar, tengo muy buen gusto para la ropa.

— Claro. — Eileen parecía sorprendida con la petición del hombre, quien tocaba la manga de su túnica. — ¿Haces lo mismo con todas las chicas?

— ¿Qué?

— ¿Qué si tocas las mangas de los vestidos de las demás chicas con las que tienes una cita?

— No, solo que me pareció que la tela era de buena calidad.

Eileen palideció. No quería reconocer sus orígenes de alta cuna.

— Te equivocas... Este vestido lo heredé de mi madre... — mintió.

Tobias no dijo nada.

Cuando terminaron los cafés, que el chico pagó, empezó a llover.

— ¡Me cago en la puta! — maldijo pateando una lata del suelo.

— Te llevaré a la estación de tren — dijo quitándose el abrigo y poniéndolo encima de las cabezas de ambos como si fuera un paraguas.

— Gracias — agradeció Eileen.

— ¿Quieres quedar otro día? Podemos vernos en el lago. — le sonrió.

— Me encantaría.

....

Eileen se lo pasaba bien con Tobias. Gracias a él se olvidaba de la presión de sus padres para casarse con un mago de bien.

En verano, la llevó al autocine del pueblo. Aunque las parejas se alejaban de los coches para tener sexo detrás de los árboles de los alrededores.

— ¿Alguna vez has tenido novio? — le preguntó Tobias después de hacer el amor detrás de unos matorrales del autocine.

— Sí, pero cortamos por mutuo acuerdo. Yo quiero ser madre y él no quiere tener hijos.

— ¿Sabes que lo que más deseo es ser padre? Yo jamás te abandonaría, Eileen.

Ella sonrió.

Se besaron.

.....

Varias semanas después, salía en los periódicos de todo el mundo mágico el siguiente titular "Eileen Prince se casa con el muggle Tobias Snape". Sus padres no duraron en tacharla del tapiz familiar y a fingir que nunca había existido. Sus amigos se quedaron atónitos ante la noticia, aunque Alphard estalló en sonoras carcajadas imaginando la reacción de los Prince.

....

1 año después

Eileen llegaba a casa de la compra. Desde que había terminado su luna de miel con Tobias, había intentado ponerse en contacto con sus amigos, pero ninguno respondía a sus cartas. Pero se había decidido. Hoy le contaría a Tobias que era bruja. Cuando salían juntos, no se atrevió a hacerlo, pero ahora por fin tenía el valor para confesárselo. Estaba embarazada.

— Tobias — le llamó cuando entraba en la casa con las bolsas de la compra. — Tengo que contarte algo.

— ¿El qué? — preguntó el hombre atónito con una lata de cerveza en la mano.

— Soy una bruja.

El hombre se la quedó mirando unos instantes y estalló en sonoras carcajadas.

— ¡Sabía que eras rara, pero no imaginaba que tanto!

— No miento, mira.

Eileen sacó su varita de la túnica, la gente de la Hilandera pensaba que era un vestido, y levitó la bolsa. Pero el objeto jamás llegó a la cocina porque Tobias le propinó una enorme bofetada que la hizo caerse al suelo. Antes de que pudiera darse cuenta, Tobias partió la varita en dos y empezó a propinarle patadas en el estómago.

— ¡Monstruo! ¡Monstruo! ¡Eres un monstruo! ¡Una aberración! — gritaba.

Eileen empezó a llorar.

.....

Estaba vomitando en el baño. Por suerte, las palizas que le propinaba Tobias no le habían hecho perder el embarazo. Esperaba que sus amigos a los que había enviado varias cartas informándoles de la situación, pudieran sacarla de ahí antes de que fuera tarde. Ese no era lugar para un niño.

Había querido esconder la prueba que delataba su embarazo. Pero no la encontraba.

— ¡Tú! — Tobias abrió la puerta de golpe con los ojos llenos de rabia. — ¡Estás embarazada! — gritó enseñándole la prueba del embarazo.

Eileen palideció. El hombre la agarró del pelo y la llevó a rastras al salón.

— ¡Puta! ¡Deshazte de esa abominación! ¡Detén esta mierda! — vociferaba mientras le daba patadas en el estómago con más fuerza que antes.

— ¡No! ¡Es mi hijo! ¡Es mi hijo! ¡Lo protegeré con mi vida! — gritó mientras hacía un ovillo con su cuerpo.

— ¡Te lo sacaré a patadas!


Finalmente, Tobias Snape ha entrado en escena. Y Severus, de manera indirecta.

Hasta la próxima

Eileen Prince: su historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora