El funeral de Myrtle

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El Potterverso es de Rowling


Alphard, Poppy, Irma y ella habían decidido acudir al funeral de Myrtle en el mundo muggle, pero la única que vivía allí era Irma, quien les ayudó a elegir una indumentaria que no llamara la atención de la gente sin magia. Los cuatro estaban seguros de que Hagrid también habría querido venir, pero estaba bajo la custodia de los aurores. Por supuesto, los cuatro creían en su inocencia.

Eileen y Alphard tuvieron que pedirle a Poppy que le prestaran a su elfina para llevarla al funeral de Myrtle a escondidas de sus padres. No confiaban de ningún elfo de Grimmauld Place o Prince Manor. De la única que Eileen se fiaba era de Nelly. Nelly. ¡Cuánto la echaba de menos! ¿Qué habría sido de ella? Solo deseaba que estuviera bien allá donde estuviera.

Llamó a la elfina, quien apareció y con un chasquido de dedos, la llevó a la esquina de la calle donde vivía la familia Pomfrey.

― El ama Poppy vendrá enseguida.

Se desapareció, seguramente para traer a Irma y a Alphard.

― Eileen ― Poppy se dirigió hacia ella, también con una túnica mágica de luto que pudiera hacerse pasar por ropa muggle.

Cuando los otros dos aparecieron, formaron un círculo junto a la elfina y se dieron las manos.

Se desaparecieron cerca de la iglesia donde se celebraría el funeral. Gracias a que la madre de Poppy fue una de las sanadoras que realizó la autopsia de Myrtle, por si encontraban algún tipo de información en su cuerpo que delatara algo sobre la criatura que la mató, consiguió averiguar el día y el lugar de las exequias. La elfina les hizo una reverencia y se desapareció.

Entraron en la iglesia. Era un poco lúgubre solo iluminada por algunas velas. A todos les recorrió un escalofrío por la espalda.

Consiguieron ver en primera fila a una pareja adulta con un niño y una niña llorando. Debían ser los padres y hermanos de Myrtle. También vislumbraron a los profesores, entre ellos a Armando Dippet, Albus Dumbledore y la Jefa de Ravenclaw, dando el pésame a la familia.

Decidieron ponerse en la última fila de los bancos para que los demás no los vieran. No querían que alguno de los profesores delatara su presencia a sus familias, sobre todo, Eileen y Alphard, quienes tendrían más problemas.

También vieron a los vecinos y amigos de los Warren. Oyeron decir que Myrtle murió de un ataque al corazón. Seguramente sería la versión que el Ministerio de Magia les pidió a los señores Warren que dijeran sobre la muerte de su hija.

Vieron al cura subir al altar.

Empezó la ceremonia.

― Señores, nos hemos reunido hoy aquí para despedir el alma de Myrtle Elizabeth. Una joven alegre, divertida, a la que le gustaba leer y aprender cosas nuevas. Y siempre dispuesta a ayudar a su madre en el cuidado de sus hermanos pequeños.

"Cuando empezaron los bombardeos de la guerra, que por desgracia todavía acecha a nuestro país, cuando sonaron las sirenas de los bombardeos y todos corríamos a los búnkeres para salvar nuestras vidas, vi que un niño cayó, la pequeña Myrtle estaba a punto de entrar en el búnker con su familia y retrocedió para salvarlo pese a los gritos de sus padres y hermanos".

La señora Warren asintió sollozando recordando ese momento. Se secó las lágrimas con un pañuelo.

― Recuerdo que yo estaba algo lejos del niño para poder socorrerlo, la edad y heridas de la Gran Guerra ― aclaró. ― Pero no pude quedar más que maravillado por la valentía de la joven Myrtle. Otro día, mientras esperábamos en el búnker a que las bombas de los soldados alemanes dejaran de acechar nuestro hogar, la joven Myrtle nos maravilló con la historia de un castillo donde había mucha comida y los platos aparecían por arte de magia en las mesas. Algo muy esperanzador e imaginativo dada la escasez de alimento en nuestros tiempos. Y mostrando esperanzas para un futuro mejor, que desgraciadamente ella no conocerá.

"Hogwarts" pensó Eileen. Los cuatro amigos se miraron. Todos llegaron a la misma conclusión.

― Cuando vamos al campo, siempre recogemos las flores más hermosas. Y eso es lo que ha hecho el Señor, recoger el alma de Myrtle Warren, quien era una joven de corazón puro. Puede que Myrtle solo viviera trece años, pero nos enseñó los valores de la bondad, ayudar al prójimo y el optimismo; que tanto hacen falta en estos duros momentos.

Pareció que el cura no decía esas palabras por ser lo que debía decir o para quedar bien ante la familia Warren, sino porque esa era su opinión real sobre Myrtle.

Una vez terminada la ceremonia, se dirigieron al cementerio a enterrar el cuerpo. Los cuatro chicos siguieron la comitiva a una distancia prudencial para no ser descubiertos.

Empezó a llover de nuevo.

Vieron como cavaban el hoyo donde descansarían los restos de Myrtle. Una vez estuvo enterrada, el resto de los Warren se abrazó. Eileen quedó gratamente sorprendida de tal gesto. Para los Prince sería impensable abrazarse en público.

Iban a irse cuando una voz los llamó.

― Gracias por venir, señores.

Albus Dumbledore estaba a su lado, secándose las lágrimas con un pañuelo.

― Imagino que están aquí con el consentimiento de sus familias. Así que no les informaré de su presencia aquí. ― les guiñó un ojo. ― ¿Qué piensan acerca de lo sucedido, señores?

― Hagrid es inocente, señor. ― afirmó Poppy.

― Concuerdo, señorita Pomfrey. Pero hay pruebas en su contra y ninguna a su favor. Sin embargo, he conseguido que le permitieran quedarse como guardabosques. Lo verán el siguiente curso. Pero le han roto la varita.

Los chicos asintieron tristes.

El profesor inclinó la cabeza en señal de despedida y se fue.

Poppy llamó a la elfina que los apareció en sus casas.

Eileen jamás había visto a unos muggles, pero la familia Warren y el cura le causaron una gran impresión, mostrándose afecto en público y diciendo lo que en verdad pensaban, sin falsedas.

En ese aspecto eran muy superiores a los Prince.

Con esto damos por finalizado el tercer año. Me he emocionado con el discurso del cura sobre Myrtle. Siempre es un personaje al que han ninguneado y humillado, muy maltratado y aquí la alaban exaltando sus cualidades.

Hasta la próxima

Eileen Prince: su historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora