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En el momento justo en el que ambos fueron separados por sus compañeros, Christopher jalo su cuerpo para soltarse del agarre y tomó su mochila.

—Se acabó, vete rápido a América, a España o a la misma Antártida, no me importa. Prefiero no volver a verte.

Dijo finalmente y salió de sala de Karaoke, cuando la puerta se cerró, estaba seguro que habían dejado a sus compañeros muy shockeados y fastidiados de sus asuntos amorosos.

Detuvo su camino, asuntos amorosos, tonterías, ellos no se amaban y a este punto parecía que se odiaban cada día más y más. Pero sólo parecía que odiaba a Zabdiel, no había forma de que lo odiara y eso era lo que estaba lastimándolo. Que no podía odiar a Zabdiel, que lo único que de verdad odiaba era no poder estar cerca de él.

Sé recargo en la pared y oculto su cara entre sus palmas, estaba empezando a llorar, quería creer que sus lágrimas se debían al dolor de los golpes de Zabdiel, pero sus lágrimas, venían del dolor de su corazón.

Sintió como alguien lo tomó del brazo y lo hizo caminar de forma apresurada. Cuando miró el rostro de Zabdiel se negó a mover un pie.

—Te he dicho que no quiero volver a verte — Dijo, sin embargo Zabdiel siguió jalándolo.

—Me iré si eso es lo que quieres, pero primero vas a escucharme.

—No. No me importa lo que tengas que decirme. Sólo has jugado conmigo y con mis sentimientos.
—¿Cuándo carajos he jugado contigo y tus sentimientos? — De Jesús preguntó molesto — Toda esta mierda que está pasando también es culpa tuya, me dejaste hacer lo que quería, me dejaste besarte y tocarte, no hay una sola parte de ti que mis manos no hayan tocado, así como no hay nada de mí que tú no hayas tocado.

Fue imposible no sonrojarse, Christopher miró a los lados verificando que nadie los estuviera viendo, cuando volvió a mirar a Zabdiel, el agarre se hizo más fuerte y fue atraído hacia adelante. Entonces el rizado lo beso, con fuerza, de forma salvaje, metiendo su lengua y Christopher no pudo hacer nada más que aferrarse al cuello de su amigo, su novio, de lo que sea que fuere  el rizado en su vida.

Cuando se separaron Christopher empujo al rizado lejos.

—Me tienes tan confundido. No sé qué hacer, yo no, yo no quiero perderte Zab.

Confesó mientras trataba de secar sus lágrimas.

—Yo tampoco quiero perderte, no puedo estar tranquilo sin ti. Todo el tiempo estoy molesto, desequilibrado y muy, muy asustado de no poder verte de nuevo.

—¡¿Entonces por qué le has pedido a Olivia salir?!, ¡¿Por qué has dicho que ya no podemos ser amigos?

—¡Por ti!, ¡Todo lo he hecho por ti!. Haré lo que mamá quiere, me casaré con Olivia y ya no tendrás que fingir todo esto. Hagas como que nada pasó, sigamos siendo amigos.

—¡No quiero! — Christopher negó — ¡no quiero que te cases!, ¡no quiero ser tu amigo! Yo te a... Te, te

—Yo también te amo.

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Cualquier error con la historia no duden en dar aviso y lo corregiré enseguida.


¡Gracias por leer! 💝

¿A los cuántos besos dejamos de ser amigos? [Chrisdiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora