Ayúdame a recordar

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El explicar todo lo sucedido a Kanamori san, no fue nada sencillo...el nivel de histeria fue increíblemente alta y puedo entenderlo. Revisó no menos de tres veces por completo la integridad física de su único hijo, para sentirse lo suficientemente tranquilo y que su alma regresara a su cuerpo...no pude decir ni una palabra de Tokito san.

Luego de disculparme por lo sucedido, lo cual justifiqué como el ataque de un animal salvaje, me dirigí al río con la esperanza de no solo encontrar la llave de mi muñeco mecánico, sino con la esperanza de encontrarlo a él, de escuchar sus frías palabras... 

Hundí mis pies en aquellas frías aguas, con los ruedos de mi pantalón hasta las rodillas y las mangas hasta los codos, y de esta forma comencé mi ardua tarea...tenía la esperanza que la llave se mantuviera por la zona, el peso y el tamaño de esta podrían  jugar a mi favor y  ser lo suficiente para evitar que fuera arrastrada por la corriente...

Arrastrar ¿Eh? como podría dejarme llevar por los ojos de Tokito san. Sabía que no era el mismo chico del que yo me enamoré, ni siquiera parecía recordarme...a diferencia de mí,  que recordaba perfectamente nuestro primer beso...

                                                                                          ***

Habían pasado tan solo unos meses desde que nos conocimos y ya estaba totalmente enamorado de ti...no puedes imaginar lo activa que puede ser la imaginación de un niño de diez años, que apenas comenzaba a descubrir su sexualidad...todas las noches deseaba que apareciera en la puerta de mi casa, y sigiloso como la niebla me cubrieras y me arrastraras entre caricias a sensaciones totalmente nuevas para mí.

Mi oportunidad llegó, cuando Kanamori san me avisó que habías llegado para afilar tu katana...me dijo que estabas cansado y que tomarías un pequeño paseo por el bosque...mi corazón latió tan rápido que solo pude correr a buscarte...  ¿Por qué no me avisaste? ¿Por qué no me buscaste?¡Quería verte! ¿Tú no? 

Conocía perfectamente el bosque, supuse que estarías cerca del árbol de ginkgo...desde que te conocí me di cuenta que era tu favorito. Cuando te encontré me quede sin palabras para describir la bella imagen de un chico, tan solo unos años mayor, durmiendo pacíficamente apoyado en el tronco de una árbol. 

Lo primero que hice fue adorarte y mi molestia se desvaneció de pronto, ya te reclamaría luego...o puede ser que tu olvido me lo cobrara de una forma diferente. Levanté mi máscara lo suficiente para liberar mis labios y dirigirlos a los tuyos... ¿Me estaba aprovechando de la situación? Total, no era como si fuera la primera vez que compartíamos el mismo aliento. Pero si la primera vez  tocándonos de una forma más íntima, sin demonios y agua de por medio.

Rosé mis labios contra los tuyos de forma irreal y sublime, presioné mis labios contra los tuyos inexperto y tímidamente...después de todo era mi primer beso. Supongo que perdí la noción del tiempo, pues abriste los ojos con bastante pesadez y luego me sonreíste.

-Kotetsu Kun, buenos días...

Me alejé de ti como un cobarde, no podía darte la cara y solo me limité a corresponder tu saludo...

-Tokito san...buenos días...

                                                                                        ***

Sentí como algo metálico rozó mi pie, sonreí aliviado sabiendo de que se trataba...la tomé entre mis manos y la presione contra mi pecho. No la volvería a perder...

El día pasó en un abrir y cerrar los ojos,  Takumi chan tenía mucho mejor semblante e incluso parecía haber olvidado lo sucedido. Luego de agradecer por la cena me dirigí hasta mi taller, convencido que esta vez pondría en marcha a mi creación.

Pero de nuevo tú cambiaste mis planes... en el marco de mi ventana, profundamente dormido, se encontraba apoyado la figura de Tokito san... justo como la primera vez. La llave se resbaló de mis manos por la impresión y el golpe del metal contra el piso lo despertó...

-Herrero... al fin llegaste, te tardaste demasiado...

-Tokito san...

-Herrero ayúdame a recordar, te lo ordeno...

-Herrero ayúdame a recordar, te lo ordeno

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**Fin del capítulo**

El chico al que yo amé - CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora