El capítulo con la crisis de Glimmer(Parte I)

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Narrado por Glimmer.

Estoy absolutamente segura de que hay algo mal en mí, no sé de qué se trata específicamente, pero estoy a punto de volverme completamente loca; me percaté de ello ayer. Después de clases habíamos acompañado a Thresh a su torneo de tenis, la tarde estaba hermosa: el sol brillando bonito, el cielo azul sin una sola nube, y no hacía ni demasiado calor, ni demasiado frío. Era todo perfecto.

Thresh había ganado el juego, pasando así a la final, que se jugaría la semana entrante; sus amigos tenistas nos habían invitado a una fiesta después del torneo, y obviamente que fuimos. Estuve rodeada de chicos guapos con muchísimo dinero, todos pidiendo mi número, e intentando llamar mi atención de alguna manera; cualquier chica estaría feliz de estar en mi lugar, pero yo no pude evitar sentirme vacía. Terminé retirándome de la fiesta antes de que el reloj marcase las ocho de la noche.

Ese es el problema, he tenido alrededor de diez novios diferentes, todos dignos de aparecer en la portada mensual de Vogue, pero nunca he estado enamorada de ninguno de ellos. Los chicos van y vienen, hago todo lo posible por sentir algo por ellos, pero siempre termino mis relaciones por las razones más estúpidas, para no decir que me aburren con facilidad.

Estoy segura de que esto no es normal, pero no logro hallar una explicación decente para justificar mi forma de actuar; he tenido una niñez asombrosa, mi padre siempre ha sido maravilloso conmigo, él me había enseñado que los hombres deben comportarse como caballeros conmigo, y que no debo aceptar menos de lo que ya tengo. Todos mis novios habían cumplido con cada uno de mis ridículos estándares, pero de igual manera, nunca ha sido suficiente. También tengo una excelente madre, mi vida es literalmente sacada de una de esas películas clichés, pero de igual manera no logro ser del todo feliz; hay algo que falta, pero logro comprender qué es.

Dormí alrededor de nueve horas la noche anterior, y ahora estoy despierta una hora antes de que suene mi alarma; salgo de la cama y por poco piso la cola de Princesa, quien ha decidido que dormir en el suelo es mejor que dormir en la cama conmigo. Salgo silenciosamente de mi habitación, cargando mi toalla en una mano, Princesa me sigue y sus pasitos resuenan en el pasillo; hago lo posible por no despertar a mis padres, nadie se levanta a las cinco de la mañana un jueves.

Tardo alrededor de media hora en salir de la ducha, no porque me agrade estar debajo del agua, pero porque tengo que colocarme alrededor de seis productos diferentes para la piel; como tengo tanto tiempo, he decidido hacer mi rutina de belleza completa, hasta me he lavado el cabello. Al salir, seco mi cuerpo con la toalla y luego me aplico la crema hidratante con olor a fresas, me agradan los olores dulces; me coloco mi bata rosa, amarro mi cabellera húmeda en una toalla, e inicio mi limpieza facial.

Salgo del baño cuando el reloj marca las cinco con cincuenta, aún tengo mucho tiempo de sobra; al salir del baño, me encuentro con mis padre, quien me saluda somnoliento antes de bajar por las escaleras. Camino hasta mi habitación y busco mis prendas para el día, algo casual: unos pantalones anchos de color rosa pastel, un cardigan holgado de color blanco y unas botas del mismo color. Secar mi cabello es un completo fastidio, porque lo tengo muy largo, pero es el precio que pago para sentirme bonita.

Siempre he querido pintarme el cabello de rojo, como lo tiene Annie, pero nunca tuve la valentía para hacer un cambio tan drástico, mi madre dice que soy dramática, pero para mi es algo gigantesco; admito que el cabello no lo tengo así de rubio de manera natural, ya me lo he pintado, pero el rojo es algo completamente distinto.

Cargo mi mochila con los libros que utilizaré hoy, me coloco perfume, y bajo a desayunar con mis padres; estoy feliz de tenerlos en casa, porque últimamente viajaban mucho por culpa de los congresos. Ambos son médicos, es irónico que dos personas extremadamente inteligentes tuvieran una hija a la que le cuesta sumar dos más dos en su cabeza; a veces pienso que soy adoptada, pero luego mi padre me dice que todos somos inteligentes a nuestra manera, yo aún no sé en dónde se encuentra mi inteligencia, pero la encontraré en algún momento.

Recuerdos De Adolescencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora