Jiang Fengmian, Madame Yu, Jiang YanLi, Jin Zixuan y Qingheng-Jun regresan al pasado después de la llegada de un alma rota, en el largo camino que recorrieron, una serie de imágenes pasaron frente a ellos, imágenes de sucesos después de su muerte, c...
"Tomaré tus días buenos con los malos Caminar en medio de la tormenta, lo haría Lo hago todo porque te amo. Te amo." Katy Perry "Unconditionally"
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YunmengJiang
Había pasado a penas un mes desde la quema fallida y el asesinato de Wen Xu en Cloud recesses.
Las otras tres grandes sectas entraron en reclusión, si llegaba alguna carta pidiendo ayuda mandaban solo a un discípulo y prácticamente si salía tenía que regresar inmediatamente terminado su trabajo.
No era que le tuvieran miedo a QishanWen, pero las vidas de sus discípulos no tenían que perderse por una guerra que ellos no habían empezado.
Madam Yu estaba en lo que anteriormente era su muelle, observando a los discípulos que quedaron y a sus hijos practicar.
Ya habían evacuado a toda la gente de Yunmeng, y los que se habían quedado habían tenido entrenamiento para defenderse y en caso de que no pudieran ganar, se les dio instrucciones de como evacuar correctamente y los túneles existentes.
Así también, los discípulos más pequeños, junto con sus nietos, fueron enviados a Meishan para mayor seguridad.
Pronto llegaron unos discípulos a su puerto llamándola urgentemente al salón principal con el líder.
Tenía el presentimiento de que no iba a ser nada bueno, y lo corroboró cuando los discípulos dijeron que iban por los tres más jóvenes de la casa.
- Informen a los otros discípulos, esta es una orden de la señora de este muelle, que todos tomen sus armas y entren tranquilamente al muelle, no llamen la atención de nadie, dale a mis hijos sus espadas y ustedes también empiecen a prepararse.
Los jóvenes asintieron.
- Si quien vino de Qishan es una mujer, hay un hombre alto afuera del muelle de loto, es Wen Zhuliu, alguien asegúrese de vigilarlo y que esa mujer no salga con vida de este muelle.
La mujer salió con su espada en la cintura y Zidan en sus dedos, con la frente en alto y el ceño fruncido.
Aquellos jóvenes a pesar del miedo, viendo a sus líderes tan preparados para este momento, respiraron y se sintieron igual de preparados.
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