𝗦𝗶𝘁𝘂𝗮𝘁𝗶𝗼𝗻: Tu cita para el baile de graduación decidió abandonarte cuando llegaste a la fiesta, dejándote solo con tus pensamientos y las mejillas manchadas de lágrimas. Pero, por supuesto, siempre hay un príncipe azul que viene a salvar a una dama en apuros, ¿verdad?
𝗪𝗮𝗿𝗻𝗶𝗻𝗴𝘀: Strangers, love at first sight, kisses.
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—… ¿Qué? —Dices en un susurro, con la voz quebrada mientras miras a tu cita. Quién casualmente también fue tu crush.
—Lo siento mucho , pero en realidad no quería ir contigo al baile de graduación... Hay una chica que me gusta mucho y sabes...
—Oye, está bien amigo, ve a estar con esa chica.
Tu respuesta le sorprende, sus rasgos de asombro son visibles en el salón de baile poco iluminado. .
Tuviste que hacer todo lo posible para no llorar. Tardaste semanas en armarte de valor para invitarle al baile, podría haberte dicho fácilmente que no la primera vez que se lo pediste. Fue un poco estúpido que te dejara plantada en cuanto entraste en la habitación.
Suspiras en cuanto se marcha, murmurando un gracias y lanzándote una rápida mirada de disculpa, haciéndote girar la cabeza con autocompasión. Te diriges a una mesa vacía y ves a todas las parejas y a sus acompañantes bailando, sonriendo, divirtiéndose como nunca. ¿Quién no querría divertirse? Era el baile de graduación.
Las lágrimas pronto comienzan a acumularse en tus ojos, rápidamente tratas de parpadear, no queriendo parecer un completa fracasada por no tener mas una cita, o si al menos tenías una para empezar, considerando que él ni siquiera quería ir contigo en primer lugar.
Los pensamientos negativos pronto comenzaron a consumir tu cabeza.
¿No eras lo suficientemente bonita?
¿Qué tenía ella que tú no tenías?
¿Estaba mejor vestida?
Con estos pensamientos autodestructivos rondando por tu cabeza, no te diste cuenta de que las lágrimas que con tanto esfuerzo intentabas evitar que cayeran, resbalaban por tus mejillas.
Ah , y un chico pasándote su pañuelo negro.
Tu cuerpo se puso rígido cuando te diste cuenta de la presencia del chico a tu lado.
Estaba vestido con un sencillo traje negro, su cabello negro bien peinado, salpicado con un poco de brillo, y sus pecas que parecían lindas estrellitas.
Saliste de tu trance, limpiándote rápidamente las lágrimas de la cara, manchando el maquillaje bien hecho que te llevó una hora perfeccionar.
—Lo siento si te he asustado, es sólo que me he dado cuenta de que estabas un poco sola y quería hacerte compañía porque... me sentía...
