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El olor a comida quemada te despierta. Te frotas los ojos cansada, palmeando el lugar a tu lado para encontrarlo frío y vacío. Lo que sólo podía significar que tu novio Hyunjin estaba en la cocina.
Sonríes para tus adentros, adivinando que quería prepararte el desayuno ya que era tu cumpleaños; el primero que pasas con él para ser exactos. Ya le habías dicho que no querías ningún regalo caro, a lo que él frunció el ceño, quejándose de manera inmediata mientras soltaba un "Pero quiero mimarte!".
Con energías renovadas sales de la cama, lavándote rápidamente la cara y cepillándote los dientes. Te diriges a la cocina y encuentras a Hyunjin de espaldas a ti, preparando lo que parecen ser pancakes.
Te apoyas un rato en la puerta, admirando la vista de su espalda desnuda y sus músculos en flexión. Era hermoso, atento y tuyo.
Eso era regalo suficiente.
Te acercas sigilosamente a él y le rodeas la cintura con los brazos. Hyunjin grita, sorprendido por tu repentina presencia, y deja caer la espátula que sostenía.
—Me has asustado. —resopla con una mano en el pecho y tú te ríes.
—Eres un dramático.
Entonces se da la vuelta, acunando tu cara entre sus manos. Te acaricia la mejilla con el pulgar y tú cierras los ojos.
—Feliz cumpleaños, mi ángel. —susurra antes de besarte dulcemente.
—¿Estoy en el cielo? —sonríes con los ojos aún cerrados.
—¿Ahora quién es el dramático?.
—Tus payasadas se me pegan. —le guiñas un ojo, haciéndole reír.
Hyunjin vuelve a tener su atención en la estufa y tú apoyas tu mejilla en su brazo, rodeando su cintura con la mano.
—¿Qué estás haciendo?
—Pancakes, he quemado los tres primeras pero ahora mismo las hago.
—Por supuesto, cariño, todo el mundo quema las tres primeras pancakes. —bromeas y él te pellizca la mejilla cariñosamente.
—Dejaré pasar todos tus comentarios porque hoy es tu cumpleaños.
—Gracias. —sonríes, sentándote en el taburete de la cocina— ¿Es la primera vez que haces pancakes?
—No, hice que Félix me enseñara. Pero por alguna razón, parece que ahora no funciona. —dice tímidamente y tú te derrites por su intención.
