El Diablo Viste De Rojo

Capítulo 17 _ Fantasmas

Cenaron lo que Seah les dejó con cariño en el microondas y antes de irse a dormir de turnaron para ducharse, al que Mina agradeció, se quitó mucha arena de cuando estuvo pescando con Dongsun. Después de aquel día era difícil no mirar a Nayeon con otros ojos. Inteligente, guapa y más humana de lo que quiere aparentar, quiso achacar que sus malas decisiones eran debido a que se había juntado con malas compañías, aún mantenía la idea de que Yoo Jeongyeon se aprovechó de Nayeon. La naturaleza curiosa de Mina le hacía preguntarse solo una cosa ¿qué paso con Alexander y Emer? Evidentemente su cabeza comenzó a sacar teorías y antes de tirar por las más trágicas vio opcional que Minhyuk Collins tuviera la custodia.

Como bien dejó claro Dongsun en repetidas ocasiones dormirían en habitaciones separadas, a Mina le tocó la habitación que quedaba enfrente de Anthony y la de Nayeon era su antiguo cuarto, que quedaba al final de pasillo, así que ahí se encontraban dándose las buenas noches de forma casta:

_Mañana nos iremos temprano_ forzó una sonrisa_ así te libras de tener que soportar a tu jefa.

_No eres ninguna molestia_ curvó la comisura de los labios_ me ha dado la oportunidad de conocerte un poco.

_Buenas noches Mina

_Buenas noches, Nayeon

Nayeon pareció dudar, ¿que hacía? ¿Darle un abrazo? ¿Dos besos? ¿Le daba la mano? He incluso hizo el amago de varias acciones. Mina rio ante los gestos de Nayeon, dio un pasó acortando distancias con la pelinegra se inclinó hasta darle un fugaz y tierno beso en los labios, apenas un roce, pero el suficiente para que le temblara las piernas, curvó un poco las comisuras de sus labios y con ojos vidriosos dijo:

_¿Sueles darle las buenas noches así a todas tus amigas?

_Solo a las afortunadas.

Mina le guiño el ojo antes de poner la mano en el picaporte, Nayeon se mordió el labio inferior para ocultar su sonrisa y se encaminó hasta su habitación, no sin echar un último vistazo atrás. Le estaba empezando a gustar eso, de cierta forma era como si hubieran empezado al revés primero sexo y después, coqueteo y cortejo.

Y mientras una volvía a su habitación con la sensación de que eso le gustaba, la otra seguía echa un lío, lo único claro que tenía era dejar a Chaeyoung, después ¿que hacía? Desde luego mudarse no podía seguir viviendo bajo el mismo techo que por el momento su prometida. No resultaba fácil, eran doce años de relación, que se diera cuenta de que no estuviera enamorada no quería decir que no la quisiera, claro que quería a Chaeyoung y con locura, por muy dolida que estuviera era alguien muy importante en su vida.

Suspiró, se tumbo en la cama y comenzó a leer. Ese libro se lo recomendó Chaeyoung, alzó una ceja un tanto sorprendida ¿Le gustaría esas cosas?

_Si la vida fuera así de fácil_ musitó_ casate conmigo ¿no? Pues sacate una teta_ negó con la cabeza_ Aunque me identifico con la protagonista_ dijo mientras avanzaba la historia_ Prometida que se enamora de una ricachona pervertida.

Cerró el libro, tampoco podía leer mucho, ese era el libro del infierno demasiado sexo en pocos capítulos, se arropó y comenzó a dar vueltas las dos semanas habían acabado, regresaban a chicago, con ello la espera del día a día para poder ver a la pelinegra, frustrada se giró, buscando una explicación lógica, aún estaba empecinada que tenían una relación poco sana y dependiente, a eso le achacaba, a la dependencia. Eso o era como la nicotina, hasta que limpiara su cuerpo de todo el sexo adictivo. Tardó en dormirse, una vuelta, Chaeyoung, Chaeyoung, Chaeyoung, otra vuelta, Nayeon, Nayeon, Nayeon así sucesivamente hasta que a las tantas de la mañana consiguió quedarse dormida, no por mucho rato,pues empezó a escuchar ruidos en el ático. Con los ojos entrecerrados prestó atención, las voces de unos niños, por un instante pensó que podría ser Anthony, pero luego cayó en la cuenta y ¿el otro niño? Después, rozando su lado miedoso se le ocurrió qué podían ser fantasmas, vale eso le hizo sobresaltarse. Con el tembleque en la piernas se asomó por el pasillo, estaba oscuro y no había nadie: