𝐁𝐫𝐞𝐚𝐤 𝐮𝐩 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐛𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝.

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La pequeña familia se encontraba en la playa, pasarían el día entero allí. Felix le restregaba la cremita solar a Wonnie por el rostro con suma delicadeza, mientras que el pequeño reía por ver a su papá echándose la crema como bruto, dejando su cara completamente blanca. Una vez que Felix terminó de ponerle la crema, le dio un besito a Jungwoon en el cabello, y le dió algunos toquecitos en la espalda.

El pequeño cachorrito jugaba en la arena con su cubito, siendo vigilado por su mamá. Felix se levantó y quitó la camisa que llevaba puesta, deslizándola por sus hombros delante de Hyunjin, quien lo miraba tal depredador a su presa. Finalmente se la quitó, dejando a la vista el bonito bikini brasileño que llevaba puesto. Hyunjin miró, ya saben el que, con el entrecejo algo fruncido. Se acercó hacia él, pegando el trasero de Felix contra su pelvis, disimulando eso con un abrazo por la espalda.

—¿No crees que estás mostrando, ya sabes, mucha piel, Felix?— Dijo con su voz ronca en el oído del omega. Escuchó su risa nasal.

Felix miró a Hyunjin sonriendo, como si lo estuviera desafiando. Después se recostó sobre su toalla boca abajo, flexionando sus rodillas de manera que levantantaba sus pantorrillas y las meneaba, también meneando su trasero. Estiró su mano para tomar un pequeño botecito marrón que contenía bronceador.

—Amor, ¿puedes echarme el bronceador, por favor?— Pidió, co su voz cantarina. Fingiendo que nada pasaba, cuando sabía que a Hyunjin le estaba hirviendo la sangre.

De mala gana, Hyunjin puso los ojos en blanco y asintió. Se arrodilló a su lado, tomó el botecito de las manos de Felix y empezó a masajear la espalda y cintura del omega con el bronceador. Después bajó su mano hasta los glúteos, haciendo el masaje más lento ahí, y dando leves apretones. Felix movía sus caderas provocadoramente.

—Jungwonnie, ¿qué opinas de que mami le esté enseñando el culo a otros alfas que no son papá?— El niño volteó a ver a su papá, pero tenía su entrecejo fruncido, pues tampoco comprendió mucho. Felix lo miró indignado. —Te pueden quitar a mamá, ¿quieres eso, Wonnie?— Habló, dándole un tono de voz fingiendo que estaba asustado. Felix le dió un leve golpe en el estómago.

—¡¿Por qué chantajeas a mi cachorrito con eso?!— Dijo con indignación.

—"¡Bubububu!"— Gritó también Jungwon, reprochando a su mamá. Sus bracitos estaban alzados, así demostraba su pequeño "enojo".

—¿Verdad que sí? Mami ya no nos quiere, mírala como enseña. Indignante, ¿cierto Jungwon? Nos quitarán a mamá. Ella es nuestra.— Negaba con la cabeza el papá, mientras chasqueaba su lengua unas cuantas veces. Felix jadeó con dramatismo y empezó a darle pequeños golpecitos con sus puñitos cerrados en el pecho a Hyunjin, haciendo a este carcajearse. La risa fue contagiada también al bebé. Felix estaba sobre Hyunjin, que estaba tumbado sobre la arena, aún riéndose. Tomó al niño el brazos y lo abrazó.

—No le hagas caso, mi tesoro, papá está insoportable porque es un celoso. Nunca me robarán. — Miró de reojo al padre, y después rió. El niño también carcajeó y luego besó los labios de su mamá, quien sonrió. Hyunjin levantó sus brazos y puso su cabeza sobre ellos, mirando como su omega y su bebé compartían dulces besos y abrazos. Sonreía como un tonto hacia los amores de su vida.

Después de un rato, Hyunjin se fue al agua para que pudiera jugar Jungwon ahí, aunque se mantenía alerta vigilando a Felix.

El niño chapoteaba en el agua felizmente, mientras era observado por su papá. Jungwon reía al sentir las olas mecerle.

Después de un rato jugando con su papá, el niño miraba inquieto hacia la dirección de su madre, y señaló aquel lugar. Hyunjin dirigió su mirada hacia donde señalaba el bebé, y vió a su omega sentado sobre sus pantorrillas charlando muy amistoso con otro chico. Soltó un gruñido.

—¡Bubububu! ¡Papaaa, bubu!— Señalaba mientras miraba a su papá.

—Que hijo de puta.— Susurró, maldiciendo al chico desconocido. Abrió en exceso los ojos cuando escuchó a su hijo jadear sorprendido y taparse su boquita con sus pequeñas manitas. —Perdón, amor. Eso no se dice.— Habló ya más suave el papá.

Su paciencia se acabó cuando vió a Felix reír junto a ese chico, salió del agua con su bebé en brazos y fue al lugar donde estaba Felix. Dejó al niño en la arena y se sentó al lado del omega, sin tan siquiera saludar al otro presente. Sujetó la cintura de Felix con posesión, como si estuviera marcando territorio.

—Oh, Hyunnie, este es Jungkookie, un amigo mío de la infancia. Kookie, este es mi alfa.— Los presentó a ambos. El cabreo de Hyunjin no le permitía sentirse menos enfadado aunque Felix lo haya presentado como su alfa. Simplemente dijo un "mhm" y se calló.

Estuvo lo que quedaba de rato escuchando a Felix charlar con ese tal Jungkook, con los celos matándole. ¿Por qué se reía tanto con él? Quería matar a ese chico. Llegó la hora de irse a casa y recogió las cosas, sin dirigirle palabra a Felix, ni siquiera lo hizo en el coche.

Llegaron a casa y Jungwon se durmió rápidamente en cuanto lo bañaron, estaba cansadito de tanto jugar en la playa. Fue llevado a su cunita de la habitación de al lado de la de sus papás y se quedó dormidito ahí mientras chupeteaba su chupetito, y sujetaba una pequeña cobija en la que sus papás impregnaron su aroma ahí.

Felix y Hyunjin cenaron para después ir a sus cuartos. Hyunjin se mantenía frío. Felix se bañó y se puso de pijama un camisón rojo que transparentaba, dejando ver una ropa interior con encaje del mismo color. También cabe mencionar que se puso unas medias que llegaban hasta la mitad de sus muslos que estaban con un enganche sujetas a sus bragas. Algo completamente tentador.

Gateó por la cama hasta colocarse sobre el regazo de Hyunjin, quien evitó mirarlo y siguió ocupado con su teléfono. Felix se inclinó, sus caderas se meneaban lentamente, empezó a dejar un rastro de pequeños besos húmedos por el cuello de Hyunjin. Mierda, Felix era algo difícil de ignorar. Sus manos ya le empezaban a picar.

Felix seguía con lo suyo, sumando sus manos, las cuales se movían libremente por el pecho desnudo de Hyunjin. Los besos llegaron hasta el lóbulo de la oreja del mayor.

—¿Por qué no me haces caso, Jinnie?— Habló en un susurro, dándole una sensación de cosquilleo al castaño debido al aire de su aliento chocar contra su oído.

—Porque te has portado mal, Felix.— Respondió con autoridad, como si estuviera regañando a un niño pequeño. A Felix se le iluminó el rostro.

—¿Y por qué no me castiga y me enseña a ser un chico bueno?—

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