💜15: Temor💜

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El estómago de Eun Woo se contrajo entre nervios y sorpresa, mucha sorpresa.

¿Por qué Moonbin había dicho semejante cosa?

Él ni siquiera quería estar cerca del alfa. Solo deseaba un lugar tranquilo y cómodo en el cual descansar. Así que tomando un fuerte respiro, se removió nuevamente. Intentando a como dé lugar el poder ser libre, lo estaba anhelando más que nada.

— No, espera. — musitó Moonbin.

— Suéltame, q-quiero irme. — logró decir el omega, sin poder hacer contacto visual por mucho tiempo.

— Quiero hablar contigo.

— No hay nada de qué hablar. — el omega realmente se felicitó mentalmente por haber dicho aquello sin algún problema.

— Claro que sí. — respondió tajante.

— Esta n-no es la mejor manera. — aludió el agarre que tenía impuesto el alfa en sus muñecas. — Suéltame, por favor. — la cercanía realmente lo incomodaba y peor aún con el beso que había recibido en su cuello por parte del peligris. Pero tampoco era como si quisiera hacerlo enojar. No, eso sería lo último que desearía.

— ¿Acaso me tienes miedo? — inquirió, alzando una ceja y viendo fijamente al omega sin poder evitarlo. Podía sentir que su dulce aroma estaba poniéndose medio agrio debido al claro cambio de emociones. — ¿En serio?

Eun Woo suspiró, no siendo capaz de contestar. ¿Y si eso lograba molestarlo? Para este momento el castaño estaba siendo muy paranoico.

El alfa relamió sus labios y lo dudó un par de segundos. Quería hablar con el omega, pero a la vez de estar totalmente seguro que este no volvería a huir.

— Bueno, creo que esto se está haciendo incómodo. — murmuró.

— D-demasiado. Ya me quiero ir, por f-favor. — habló suavemente. A pesar de que el aroma de Moonbin era muy fuerte y reconfortante, no era el momento preciso para querer estar cerca de él. Eun Woo no quería tener nada que ver con aquel 'alfa raro y problemático'.

— ¿Por qué tartamudeas? — el omega carraspeó cohibido. — ¿Tan malo me veo?

¿Sería bueno decirle la verdad? El castaño no estaba siendo para nada seguro con sus palabras, por lo que decidió callar nuevamente.

Moonbin suspiró hondo, tratando de no exasperarse ante la timidez que el omega presentaba. ¿Acaso no podía hablar con normalidad?

— Está bien, te dejaré libre y me sentaré frente a ti. — Eun Woo asintió como pudo. — Pero no pienses en correr otra vez. ¿De acuerdo?

El omega tragó saliva y repitió. — De acuerdo.

— Espero que no mientas. — fue lo último que dijo para poder cumplir con su palabra.

Lentamente Moonbin se deshizo del agarre impuesto en el omega y se separó al fin. Tomando asiento en el grass y mirando con atención las acciones de Eun Woo.

— ¿De qué quieres hablar? — una vez sentado, el omega instintivamente rodeó sus piernas con ambos brazos, acomodando a la vez su mentón en su rodilla para poder así sentirse menos expuesto ante cualquier ataque.

— Del comportamiento que tuve frente a ti. — respondió directo, sin balbuceos o algo parecido.

El omega alzó la mirada con curiosidad. — ¿A qué te refieres? No entiendo.

El peligris resopló. — Seamos honestos aquí. ¿Tú me tienes miedo verdad? — Eun Woo abrió los ojos desmesuradamente. — Bien, acabas de responderme. — concluyó.

— ¿Qué? No, no, claro que no. — agitó ambas manos con nerviosismo. — No creas eso, no quiero fastidiarte, ni incomodarte, no pienses eso.

El alfa rodó los ojos. — Eun Woo...—le advirtió.

— Yo jamás haría algo que moleste a...

— Eun Woo, ya basta. — prosiguió con calma, intentando que el omega se callara.

—... a cualquier persona. Mis padres nunca me permitieron algo como eso, así que...

— ¡Eun Woo! — el leve grito del peligris interrumpió al mencionado.

El omega llevó las manos hacia los costados sigilosamente, mientras que con cierta lentitud empezaba a retroceder. Moonbin fue consciente y siendo mucho más rápido se acercó a Eun Woo. Fue una gran lástima el no haber sido lo suficientemente ágil. Porque para ese entonces, el castaño ya se había levantado por completo y había corrido a toda prisa, muy lejos del alfa.

— Agh... — maldijo. — Ese omega es muy extraño.

Y es que claramente el peligris no sabía las miles de cosas que podía causar en Eun Woo, aún más cuando eran pareja predestinada. Solo tenía que tener paciencia y cambiar ciertas actitudes que lo tachaban como un mal alfa frente al castaño.

Moonbin estaba decidido. Al menos iba a intentarlo y, si aun así nada funcionaba, seguiría diciendo que esa leyenda era una gran y ridícula estupidez.

Y ya nadie lo haría cambiar de opinión.

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El príncipe y el plebeyo ☆ BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora