💜33: Mío💜

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La odiosa clase que, justamente estaba teniendo Moonbin en esos momentos, al fin había culminado luego de que el timbre de la campana resonara por todos lados.

— Por fin. — soltó un suspiro con sumo alivio, moría por correr hacia su omega y esconder su rostro en la curvatura de aquel cuello lechoso en donde el dulce aroma era mucho más fuerte.

Como pudo, guardó todas sus cosas en la mochila y salió apresuradamente del salón, claro que hubiera seguido avanzando de no ser porque Sora -una omega que ni conocía de no ser porque el profesor pasaba asistencia- se interpuso y bloqueó su camino.

— ¡Oppa~! — y su aguda voz fue el detonante para que su malhumor volviera. Era irritante.

— Ah. ¿Ocurre algo? — inquirió sin verdadero interés, tratando de no ser tan mal educado. —Disculpa, pero es que no tengo todo el tiempo del mundo.

— Yo no tengo ningún problema, Moonbin-oppa. — le sonrió con coquetería, el alfa sabía detectar esa clase de gestos. — Pero ya que compartimos clases y han dejado muchas hojas de práctica, me preguntaba si podíamos resolverlos los dos juntos.

— ¿No puedes con algo tan simple como eso?

Su tosca respuesta removió a la omega con incomodidad, pero toda crítica valía por tener la compañía del peligris solo para ella. — Pues quizás sí, me gustaría que tú me enseñes como se hacen ciertas cosas. — y justo cuando la rubia iba a acabar con la odiosa distancia, Moonbin la esquivó con rapidez.

Grande fue su sorpresa cuando dio media vuelta y notó que el alfa se estaba acercando a Cha.

— Bebé. — fue el susurro que ella pudo escuchar y un gruñido salió de su pequeña boca.

¿Simplemente la evitó por un omega como ese?

— Uh, hola Binnie. ¿Todo bien? — cuestionó con serenidad siendo abrazado rápidamente por la cintura.

— Te extrañé mucho. — habló bajito, dejando un casto beso en el cuello adverso. Haciéndole sonreír.

— Espera. ¿Quién eres tú? — volvió a acercarse Sora. Queriendo menospreciar a Cha delante del guapo alfa.

Eun Woo sintió el fastidio en la voz de la omega. Tensándose tan pronto como ella interrumpió el momento. Iba a presentarse, pero el peligris se adelantó.

— Él es Cha Eun Woo. — respondió, mirándola directamente mientras se colocaba detrás del castaño y volvía a abrazarlo. — Mi pareja destinada y el bonito omega a quien estoy cortejando. — culminó con tranquilidad, posando su marcada mandíbula en el hombro del más pequeño y dejándole un cariñoso beso en la mejilla. — ¿Por qué la pregunta?

Sora resopló casi con rabia, soltando feromonas agrias que demostraban lo enojada que estaba. Con hipocresía, sonrió entredientes y negó sutilmente.

— Oh, entonces te agradeceríamos mucho que te fueras. Me gustaría besar a mi alfa en este mismo instante pero sin algún tipo de público. — agregó Eun Woo al sentir la total confianza de responderle a la omega.

La rubia lo fulminó con la mirada y giró hacia la dirección contraria sintiéndose humillada. —Estúpido. — fue lo único que murmuró.

— Binnie, no debiste decirle todo eso. — dijo ni bien estuvieron solos.

— ¿Por qué no? Es la verdad, alguien tenía que decírselo y no hay nadie mejor que yo mismo.

— Sí, pero tal vez ella no se va a quedar callada. Empezará a rumorear.

— ¿Tienes algún problema con que lo difunda? — se separó del omega para ponerse frente a él.

— Uh, no, pero... ¿Y tú? — sus ojitos reflejaron la incertidumbre cuando conectó su mirada con la del alfa. — ¿Qué piensas sobre ello?

Moonbin sonrió de inmediato y acunó el níveo rostro de Eun Woo entre sus manos. — Que estaría totalmente feliz al ver que todos se enteraran de una buena vez que tú ya tienes un alfa y tú eres mi precioso omega, solo mío. — susurró muy cerca de los finos belfos, viendo como el castaño sonreía totalmente conforme con la respuesta. — Y bueno. ¿Qué esperas para besarme? Delante de esa chica dijiste cosas que me emocionaron mucho.

Eun Woo soltó un par de suaves risitas. Tomando entre sus delgadas manos la camisa del peligris para acercarlo aún más a él. — Puede que deba hacerlo frente a ella para que sepa que tu eres completamente mío también. — susurró con las mejillas totalmente ruborizadas. Dejando un besito muy efímero en los gruesos labios del más alto.

— Esa idea me encanta, no tienes idea de cuánto. — le siguió el juego, sonriendo traviesamente mientras sostenía posesivamente la cintura del omega y acababa con la lejanía. Besándolo con profundidad pero a la vez suavemente. Transmitiéndole lo muy enamorado que está de él, por él y solo para él. — Mío, mío, mío. — fue lo que susurró luego de separar sus bocas lentamente.

Repitiendo aquella palabra a la vez que su nariz se paseaba melosamente por todo el rostro y cuello del omega. Dejándole impregnado su aroma. Ambos con los ojos cerrados debido a lo bien que aquello se sentía. Importándole muy poco lo que pasaba alrededor y compartiendo el amor que había solo entre ellos.

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El príncipe y el plebeyo ☆ BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora