Capítulo 4. ☆

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Narra John.

Animal con U..... Ya sé.

Urangutan. Creo.

Escribí rápidamente el nombre en la hoja para proseguir a contar.

—1, 2, 3... ¡Basta!

Pete iba diciendo las categorías mientras que los demás contestábamos con vigor, el que ganara el juego, ganaría dos litros de cerveza más cincuenta libras por cada jugador. Afortunadamente yo había ganado con un máximo de 400 puntos.

—Ahg —dijo la bonita chica rubia llamada Cynthia a mi lado—. Qué juego tan estúpido.

—¡No es justo! —espetó Stuart—. "Un montón de vacas" entraba en la categoría de animales, empecé con la U.

—Vete a decir tus estupideces a otro lado. —dijo finalmente Ringo.

El ambiente era realmente agradable, me sentía bien pensando en que ahora tendría cerveza gratis y un montón de dinero dispuesto a gastar para mi solito.

Eso John. Me felicité para mis adentros.

Realmente no había mucho que hacer, la señorita o mejor dicho señorota Eleonor había faltado el día de hoy, así que decidimos matar el tiempo con una buena apuesta.

Apuesta que para recordar gané yo.

Un pequeño ruido se hizo presente dejando ver a dos alumnos comiendo galletas mientras leían un extenso cómic sobre superhéroes, al parecer, la historieta se había resbalado del pupitre causando un sonido no-desapercibido.

Me quedé mirando preguntándome como aún había personas que preferían leer esa clase de estupideces en vez de estar agarrando un buen par de tetas.

Brutal.

Pete Shotton siguió con su mirada hacia donde mis ojos apuntaban, se quedó callado una fracción de segundo para comenzar a hablar.

—Me daría mucha pena ser uno de esos bichos raros, me causan náuseas de solo verlos —dijo captando la atención de los cuatro.

—¿Huh? ¿Estás hablando del cabeza de coco y el colmilludo, Pete? —preguntó un curioso Stuart.

—Ah sí, los raritos del salón. —dijo Ringo aún contando sus puntos del juego.

—Sólo digo que esos idiotas son repulsivos. —volvió a comentar Pete alzándose de hombros.

—Seguramente jamás han besado a una chica ¡Qué ternura! —mencionó Cynthia acariciando su largo y fino cabello rubio.

La verdad es que yo no podía opinar mucho, tan sólo llevaba un mes en el Liverpool College, debía reconocer que había creído rápido, pero tampoco me aprendería el nombre de todos los don-nadie.

—Según recuerdo, el de los gran colmillos de pelo castaño había salido con Pattie la cuatro ojos el año pasado. —mencionó Ringo, parecía que también su atención se había concentrado en ellos.

—Así que solo falta el cabeza de coco —dijo Stuart—. No será que...

—¡Es maricón! —dijeron los tres chicos al unísono.

Emitieron sonidos que parecían indicar su sorpresa, mientras Cynthia solo atinó a reírse tapando su boca con una de sus manos.

—Qué patético. —negué con la cabeza.

El mencionado pareció sentir nuestras miradas clavadas en su nuca, puesto que volteó hacia nuestra dirección. Todos lo mirábamos atentamente, mientras que él, discretamente se rascó el cachete mostrando el dedo de en medio en el proceso.

¿Acaso nos había coqueteado como buen marica o nos estaba insultando?

Mire a Shotton y distinguí como su expresión cambiaba de una seria a una con una sonrisa medianamente torcida.

—¡Provecho! —le gritó Stuart devolviéndole la mirada y agarrándose las bolas.

Volteé a ver a Cyn, empecé a darle castos besos en la mejilla y uno que otro más cerca de sus finos y rojos labios. Estaba desaprovechando la oportunidad de tener una buena rubia a mi lado.

Porque joder... ¡Sí que estaba buena!

Let the light in. ★彡 [Mclennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora