Capítulo 12. ☆

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Narra John.

—¡YA BASTA! —escuché gritar al coco realmente exasperado.

¿Qué le pasa a este cabrón? ¿Quién carajos lo había invitado? Entrecerré los ojos mirándolo extrañado.

Las personas le habían abierto el paso alejándose unos centímetros lejos de él, algunos comenzaron a guardar silencio, me puso nervioso el hecho de que podían escucharse pequeños susurros envolviendo el entorno del incómodo ambiente.

La fiesta estaba siendo un éxito, logré que la mayor parte del colegio asistiera al evento, además de ingeniármelas para colocar carteles sin que los profesores lo notaran. Peter y Stuart mandaron invitaciones por todas las redes sociales, Ringo se encargó de la parte de las bebidas y la decoración.

Hace unos minutos estaba disfrutando de mi gran victoria, no toleraré que un miserable don-nadie cuyo nombre ni siquiera me sabía todavía destruyera mi gran obra maestra.

Pete emitió un sonido antes de que yo pudiera articular siquiera una palabra.

—Así que... ¿Quieres ser el centro de atención? —dijo levantando levemente su cabeza en señal de superioridad.

Stuart y Ringo le dedicaban sus peores miradas a la par que se bajaban de la mesa. Sabían que si ocurría algo más, ellos ya estarían preparados.

—¡Están en graves problemas, no dejaré pasar de ninguna manera que salgan libres de esto! —replicó el estúpido nerd cerrando los ojos y frunciendo el ceño lo más que podía. A pesar de su enorme enojo, pude notar sus ojos llorosos y su pecho agitándose violentamente.

Ridículo.

—Entonces sí que te gusta sobresalir.— me uní a la conversación sonando despectivo.

Los murmullos empezaron a crecer, las personas observaban intrigadas para saber cuál era el próximo movimiento.

—Acérquenlo al centro. —demandó Pete expresando una mueca en su rostro y apuntando con la cabeza para su dirección.

El maricón al notar que Stuart y Ringo se acercaban a él a pasos violentos, tensó su cuerpo y trató de alejarse lo más lejos posible de ellos. Acción que no pudo realizar puesto que los que se encontraban alrededor se juntaron para bloquearle el paso.

¿Qué pasó con la actitud de hace un rato? No me digas que te acobardaste tan rápido maldito marica. Pensé mientras sonreía presenciando el momento.

Los dos miembros de los Quarrymen, lo tomaron por los brazos bruscamente y lo soltaron cuando subieron al coco a la mesa con nosotros, él pataleaba y trataba de zafarse de nuestro nuevo agarre fallando en el intento.

—¡Hey, amigos! —gritó Pete—. Déjenme presentarles a Paul, mejor conocido como el cabeza de coco por todos ustedes. —dijo alzando su otra mano señalando al mencionado.

Paul. Hasta su nombre era despreciable.

La música había disminuido a la vez que la atención se focalizaba notablemente en nosotros.

—Hoy es su día de suerte —me uní a la conversación esbozando una sonrisa—. Le daremos la atención que tanto necesita.

Miré a Pete con una expresión segura, le di a entender que él debía ser quién liderara la situación.

—Al parecer, su show no está resultando tan divertido. ¿Qué tal si le damos un empujón? —dijo tomando con la mano anteriormente levantada el rostro de Paul para que diera la cara a la multitud—. Es por eso que vamos a soltarlo hacia ustedes a la cuenta de tres.

Uno.

—¡No, déjenme ir! —gritó moviéndose más fuerte que antes.

Dos.

—¡Démosle una lección al hijo de puta que trató de cagarnos la fiesta! —grité recibiendo entusiasmo y aclamación por parte del público.

Tres.

Fracciones de segundo antes de lanzarlo, logramos intercambiar miradas, sus ojos suplicaban compasión y temor, mientras que los míos indiferencia total.

Cayó al suelo salvajemente, parecía no responder en lo absoluto a las personas que le arrojaban las bebidas encima o a las que le soltaban grandes insultos de por medio, simplemente se encontraba de rodillas sin ninguna expresión en su odiable rostro.

Logró reaccionar cuando un grupo de chicos comenzaron a acercarse a él para repartir grandes patadas por toda la parte baja de su estómago.

Si tanto querías ser humillado Paul, ahí lo tienes. De nada.

Parecía que se había creado todo un caos en la terraza, así que decidí subir el sonido de las bocinas para que el ambiente volviera a encenderse. Le ofrecí una última sonrisa ladeada a Pete para comenzar a bajarme de la mesa, me estaba comenzando a abrumar el dejarle todo mi tiempo a aquella escena.

Busqué con los ojos a mi bella Cynthia, pero parecía no estar presente en todo el tumulto de gente. Bajé al segundo piso con la intención de encontrarla, si no aparecía rápido ya me toparía con alguien más.

Bastantes minutos más tarde, entre risas y fugaces conversaciones, la divisé a lo lejos platicando con sus amigas, decidí acercarme con la mejor de mis sonrisas con dirección hacia ellas.

"¡John!" Escuché a Stuart gritarme por lo lejos. Volteé con extrañeza por la agitación repentina de mi amigo.

—¿Qué pasa? Tranquilízate un poco. —dije consternado.

—Es el hijo de puta de cabeza de coco —mencionó—. En algún punto logró escabullirse entre todas esas personas, tratamos de encontrarlo, incluso te llamamos un par de veces, pero no funcionó.

Algo me estaba sabiendo mal.

—Una chica se acercó a Ringo para informarle que le había visto corriendo hacia la salida del edificio mientras tomaba una llamada, sospechamos que le debió avisar a alguien de nuestra reunión. —finalizó expresando alteración en todos sus sentidos.

Mierda, qué hijo de puta.

Pete y Ringo se acercaron casi corriendo hacia nosotros.

—¿¡Qué no sabes contestar el puto teléfono Lennon!? —me gritó Pete.

—Ese cabrón no entiende con nada, ¡Lo voy a matar en cuánto lo vea! —dijo Stuart enfurecido.

—Necesitamos apagar esto, saquemos a la gente de aquí y vámonos. —Ringo habló tratando de solucionar la situación.

—¡A la mierda los demás! —le contestó Pete aún más alterado—. Nos vamos ahora mismo.

—Agarren sus jodidas cosas y larguémonos de aquí. —dije coincidiendo con Pete. No había tiempo para preocuparnos por todo.

Estaba empezando a sentir un revuelo en mi estómago, podía presentir que esto se estaba yendo directo a la mierda.

Bajamos a la entrada del edificio esquivando a todos los presentes, ignorábamos los comentarios hacia nosotros, incluso se me logró olvidar la presencia de Cyn.

Ya en el último piso, logré escuchar a una pareja disfrutando de un buen polvo en el escenario principal, a pesar de estar bastante irritado, me sentí orgulloso por aquel hombre que había logrado tal acción.

Bien hecho campeón. Empuñé mi mano fuertemente.

Pero eso no era lo importante ahora, lo más importante era salir de ahí.

Al abrir la puerta, unas gran luces blancas me pegaron fuertemente en el rostro, cegándome casi al instante. El sonido de la sirena de la Merseyside Police empezó a invadir mis oídos agresivamente.

Estábamos jodidos.

Let the light in. ★彡 [Mclennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora