Capitulo 6

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Mauricio mira fijamente a su oponente, preguntándose cuál será el primer movimiento.

—Mira, ¿Manuel verdad? Ríndete. Si lo haces ahora, puedo hablar con la administración para que no te expulsen de la universidad. Soy un médico, no le veo sentido pelear, pero este es un caso especial. ¿Qué opinas? —pregunta Mauricio con una mirada seria en su rostro.

El ambiente se queda en silencio, los espectadores impacientes esperando la respuesta de Manuel. Nadie dice nada hasta que se escucha la voz de Manuel.

—Antes que nada, gracias por aceptar pelear en el campus y, en segunda, debo rechazar tu oferta. Aunque tenga poca chance, igual debo aceptar el reto, por mi facultad. —Le responde Manuel en un tono calmado y serio.

—De acuerdo, si eso quieres, entonces iré con toda mi fuerza... —Exclama Mauricio, hasta que es interrumpido por Manuel, el cual sale corriendo del lugar.

Los espectadores se quedan perplejos al observar tal situación. —Jajaja, le tiene miedo a Mauricio. —Dice Fátima riéndose de Manuel.

Mauricio cambia su expresión de sorpresa a una de enojo y sale corriendo para perseguirlo, hasta que lo encuentra junto al garrafón de agua de su facultad. Manuel, recargado contra una pared, toma agua. —Disculpa, me dio sed. ¿Quieres agua? —pregunta Manuel, extendiendo un vaso vacío a Mauricio para que tome agua.

Mauricio confundido se acerca a él, pero accidentalmente jala una cuerda que Manuel había puesto como trampa, cae un centenario de cuchillos sobre Mauricio. Este intenta cubrirse, pero ninguno logra hacerle daño. Mauricio toma uno de los cuchillos del piso y se da cuenta de que eran falsos, utilería usada en obras de teatro. —Estos cuchillos falsos no me pueden hacer daño. —Exclama Mauricio mientras rompe con su mano varios de estos.

—Pues no lo sabremos si no lo intentamos. —Exclama Manuel mientras observa los anillos de su mano derecha.

Manuel arroja el agua de su vaso sobre la cara de Mauricio y sale corriendo nuevamente. Mauricio sale corriendo detrás de él, pero esta vez logra interceptarlo y levanta su mazo. Manuel saca su martillo para defenderse, pero al impactar contra el mazo de Mauricio, este se rompe.

Todos los espectadores quedan sorprendidos y decepcionados ya que la psicóloga se perderá nuevamente.

—Se acabó. —Exclama Mauricio levantando su mano nuevamente para dar el golpe final.

Manuel saca cuchillos de una mochila que llevaba en la espalda, la cual no era visible debido a la sudadera que traía colgando. Lanza los cuchillos a Mauricio, pero este está confiado en que no servirán y se lanza contra él. Sin embargo, los cuchillos impactan en su cuerpo y comienza a sangrar.

—¿Qué? ¡Está sangrando! —Grita Fátima, asustada.

—La batalla comienza aquí. —Exclama la maestra Iridia emocionada.

—Mauricio, no. —Dice con mucha preocupación la hermana menor de Mauricio.

Mauricio se queda sorprendido por esto, se saca uno de los cuchillos y ve que también son de utilería. No entiende por qué estos le hacen daño.

—Te dije que mi arma era el martillo. ¿Qué harías si te digo que fue una mentira? —pregunta Manuel en un tono burlesco.

—¿Entonces tu arma son los cuchillos? —pregunta Mauricio mientras se los saca del cuerpo.

—No, esta mochila es mi verdadera arma. Todo lo que saqué de ella lo puedo usar en el combate como arma, pero no puedo usar nada más grande que la mochila. —Exclama Manuel mientras comienza a sacar varios cuchillos de esta.

Mauricio, sin miedo, camina hacia él, mientras Manuel lanza cuchillos. Mauricio los esquiva con su mazo, pero Manuel cambia la estrategia y los lanza de forma curva, cambiando la dirección al azar para que este no sepa de dónde atacar. El cuerpo de Mauricio está cubierto de cortadas y sangre, pero sigue caminando hacia Manuel sin detenerse. No entiende cómo este joven puede soportar tanto dolor sin detenerse.

—Mauricio siempre es así. Su voluntad es inquebrantable, por eso admiro mucho a mi hermano mayor. —Exclama la hermana de Mauricio al ver la pelea.

Mauricio llega con Manuel, una vez más levanta su mano, pero Manuel saca de su mochila un paraguas y comienza a girarlo. Cuando Mauricio lo golpea, es desviado por los giros del paraguas. Mauricio, enojado, toma el mazo con las dos manos y ejerce mucha fuerza sobre este. Esa fuerza concentrada golpea a Manuel por un costado, el impacto es tan fuerte que rompe el paraguas, además de que Manuel sale volando hasta impactar contra el elevador de la facultad de psicología. Este se levanta lastimado y saca de la mochila una cuchilla más grande, lista para seguir la pelea.

Manuel se lanza de frente contra Mauricio, pero este esquiva los ataques. Manuel lanza la cuchilla seguida de varios cuchillos pequeños, mientras que Mauricio los esquiva y algunos sí lo llegan a impactar.

—Los aplasto todos, no importa cuántos lances. —Exclama Mauricio mientras aplasta estos con su mazo.

Pero al darse la vuelta, ya no ve a Manuel. Lo busca y lo encuentra parado sobre el techo de uno de los autos de los maestros. —Desearás tener el paraguas que rompiste antes, porque va a llover. —Dice mientras muestra nuevamente cuchillas en sus manos.

Manuel los lanza al cielo para que caigan sobre Mauricio, pero este logra desviar algunos. Dos de estos impactan en el torso y la pierna de Manuel, tomándolo del auto. Manuel sale corriendo nuevamente pero Mauricio logra sujetar la mochila de Manuel y rompe la correa, haciendo que esta caiga al piso. Manuel, vulnerable, se queda enfrente de la entrada de un salón con Mauricio de frente. Manuel, en su desesperación, arranca una cartulina que estaba pegada en la ventana del salón. —Eso no funcionará. —Exclama Mauricio mientras pone su brazo izquierdo para recibir el golpe. Grande fue la sorpresa de Mauricio y de todos los espectadores al ver que el brazo de Mauricio se rompió al recibir el impacto de la cartulina.

Psicología vs MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora