– Renjun ¿Estás seguro?– dijo YangYang cuestionando la desición que tomó el mayor
– sí, no quiero llevarme nada de esa casa, ni un solo recuerdo que me ate a ellos.–
– pero son tus cosas Junnie.– insistió
– realmente nunca lo fueron, así que solo me llevaré aquello que valga la pena mantener conmigo y que no tenga ningún vínculo con esos dos.–
– si así lo quieres, respetaré tu desición.– habló sin poder alegar más– te daré tu espacio para que decidas que llevarte contigo, te espero aquí abajo para irnos a casa de Donghyuck.–
Renjun susurró un "gracias" asintiendo con la cabeza
Subió hasta el piso donde se encontraba aquel departamento que lucía y se sentía tan solitario como él se llegó a sentir. Abrió la puerta mirando con detenimiento cada detalle del lugar, tratando de recordar tan siquiera un momento que careciera de angustia y preocupación de su parte, tratando de buscar en lo más profundo de su memoria algún recuerdo que compartiera con Jeno y Jaemin que estuviera lleno de alegría, pero solo pudo revivir el corto momento en el que sentía una ápice de felicidad y alivio, cuando ellos después de un largo tiempo sin hacer acto de presencia, aparecían en el departamento, porque apesar de que ninguno de los dos le daba una explicación de su repentina desaparición él sentía la calma de que nada malo hubiera pasado y que ambos estuvieran bien. Pero la sensación de felicidad poco a poco se fue desvaneciendo porque el hábito de la ausencia de ellos iba apareciendo, y sin darse cuenta él ya se había acostumbrado a su soledad.
Entro a la habitación principal, la que en algún principio compartía con los dos hombres que aparentaban amarlo, visualizó su alrededor con cierta tristeza en su mirada para después acercarse a la mesa de noche que se encontraba al lado de aquella cama en la que pasó tantas noches en vela esperándolos, la que era testigo de sus lágrimas y su sufrimiento por las noches, la cuál estuvo presente cada que se despertaba agitado a media noche por las pesadillas que al final terminaron por convertirse en su cruel realidad. Se sentó sobre ella sintiendo por última vez la suavidad y esponjosidad de está, tomó el recuadro que reposaba sobre la mesita, eran unos ellos más jóvenes, unos ellos que Renjun tenía la esperanza que si se amaban de verdad, que él deseaba que sus sonrisas se mostrarán honestas y reales, porque quería creer que esos jóvenes, que se reflejaban alegremente abrazados en la foto que fue tomada como una selfie por uno de ellos, eran felices en aquel entonces, confiaba que en ese momento sus abrazos y sus te amos eran sinceros y que estaban totalmente limpios, una gota se estampó sobre el delgado vidrio que cubría la fotografía para que no se dañará ni se maltratara, que la cubría de todo mal y peligro, le tuvo envidia por un instante a aquella foto tan intacta, otra gota cayó.
Puso el marco en su lugar y abrió el cajón de la misma mesa, se encontró con su olvidado libro favorito, el que lo acompañaba en sus días de aburrimiento y en sus noches de insomnio, lo cubría una ligera y fina capa de polvo por todo el tiempo que estuvo encerrado en ese oscuro cajón. Lo tomó entre sus brazos y lo acercó a su pecho presionandolo contra él, lo metió en la pequeña caja que traía consigo para guardar las cosas que más valor tenían para él, y no se refería a valor material sino a un valor más profundo, el sentimental.
Se dirigió hacia afuera de la habitación dándole un último vistazo a la misma. Camino por el pasillo a paso lento apreciando los marcos colgados que adornaban las paredes, se detuvo frente a uno que mostraba a un Renjun universitario junto con su mejor amigo Donghyuck, sonrió al verla, esa fotografía fue tomada sin que ellos se dieran cuenta, ambos chicos reían por algo gracioso que había pasado pero no podía recordar con claridad el qué, así que lo tomo con cuidado y lo puso dentro de la caja. Avanzó un poco más y se encontró con un cuadro que había pintado ya hace un largo tiempo, en el se veía a un pequeño niño que se aferraba a sus globos que con insistencia querían irse volando, su cuerpo estaba levemente inclinado hacia atrás gracias a la fuerza que estaba ejerciendo para retener consigo un poco más los brillantes globos de colores, lo visualizó un instante recordándole en cierto punto a él mismo, no lo tomó, lo dejó colgado en la pared porque esa imagen lo dejó de representar, ya no quería aferrarse a aquello que constantemente persistía en irse; sin embargo, tomó otro cuadro pintado igualmente por él, era un amanecer hermoso, este si lo puso dentro de su caja, porque era el mismo amanecer que quería poder ver cuándo estuviera en paz consigo mismo, quería ver exactamente el mismo cielo naranjoso que anunciaba un nuevo día, un nuevo comienzo.
Llegó al final del pasillo dando entrada a su habitación, giro la perilla y entró, no tenía muchas cosas en ese dormitorio así que esté lucía un tanto vacío, fue directo al baño que se encontraba en la recámara y dentro del pequeño armario tomó un joyero el cuál solo contenía un collar con un hermoso colgante plateado con forma de luna, una luna menguante para ser exactos, y en ella yacía un zorro con un color brillante, su madre se lo había regalados hace unos años, suponía que lo había mandado a hacer porque detrás de la luna estaban grabadas sus iniciales. Ella siempre le decía que le hallaba cierto parecido con el animal y que parecía que vivía en la luna por lo distraído que llegaba a ser en su etapa de infante, así que cuando entró a la universidad y se fue de su casa le regaló ese collar como muestra de su cariño y para recordarle que siempre sería su zorrito en la luna. Cómo la extrañaba, desde el día que se fue no a vuelto a visitarla, solía mandarle uno que otro mensaje corto de vez en cuando ya sea en alguna fecha importante o cuando recordaba que tenía una madre, a veces la llamaba y tenían una conversación breve pero amena pero ninguna de esas llamadas era constante, y era algo que se arrepentía diariamente, no valorar a su madre. Estaba claro que cuando terminará todo esté problema pasaría un largo tiempo a su lado recordando viejas anécdotas y experiencias de su niñez y creando nuevas para qué en un futuro tengan tantos momentos buenos que revivir, tal vez la llevaría de viaje a un lugar bonito, algo especial para ella, que le transmita toda la paz y amor que él siente por ella, un lugar que la haga perdonarlo por dejarla de lado.
Metió algunas cosas más, permitiendo tardarse para admirar cada una de ellas, y volviendo a dar un último vistazo a cada habitación para revisar que no olvidará nada importante, salió de aquel lugar al cual no quería regresar más, cerró la puerta principal al igual que cerró esa etapa de su vida la cual hubiera preferido saltarse y nunca haberla vivido, suspiró profundo soltando todo aquello que alguna vez lo lastimó y salió del edificio.
– ¿llevas todo lo que necesitas?– preguntó YangYang una vez que él estuviera lo suficientemente cerca
– llevo mucho más que eso.– contestó al sentirse lleno, no recordaba lo buena que era su vida antes de haber conocido a Jaemin y Jeno
– ¿Entonces nos vamos?– cuestionó separandosé del auto donde anteriormente estaba recargado
– nos vamos.– respondió con una gran sonrisa dibujada en su rostro
Fue en ese instante, exactamente ese en donde pudo ver la sonrisa más honesta y resplandeciente que le había dado Renjun en lo largo de todo el tiempo que lo había conocido, en el que YangYang supo que estaba totalmente perdido.
Holaaa!!
¿Cómo anda mi gente linda?
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.Mel out
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𝓢𝔀𝓮𝓮𝓽 𝓡𝓮𝓿𝓮𝓷𝓮𝓰𝓮 [ɴᴏʀᴇɴᴍɪɴ]
Fanfiction-Renjun...¿porqué lo hiciste?- sollozó el pelinegro -¿pensaron que no me daría cuenta?- el mayor habló sin quitar aquella mirada que se encontraba sin su brillo característico -no...no queríamos lastimarte porque te amamos- esta vez habló el menor d...