3: Ángel...o ¿diablo?

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El frío viento de la tarde chocaba contra ambos  compañeros que se ayudaban para poder construir la casa del castaño, la cual al final si fue por dentro de la montaña. Por lo que se pusieron a vaciar la montaña antes que nada, así para dejarla hueca y poder construir por dentro.

— Estoy cansado y sucio, ¿Te parece parar por hoy?— pidió más que preguntar Cellbit, pues estaba horriblemente cansado, no sabía cómo es que el pelinegro tenía tanta energía para construir.

— Oh, claro claro, puedes tomar un baño en mi casa, si no tienes ropa te puedo prestar, ya después me pagas con diamantes.— bromeó en lo último el pelinegro.

Ambos rieron levemente, incluso la pequeña Leo que estaba con ellos picando.

Los tres salieron del hueco creado. Estirando sus extremidades cansadas por tanto trabajo hecho en todo el día. Al salir se dirigieron a la casa del mayor, Leo daba brincos por todos lados, ignorando las advertencias de su padre ante la posibilidad de que se cayera.

No hizo caso hasta que una fuerte luz apareció al final de la subida de las escaleras. Alertando a ambos adultos y haciendo que la niña se quedará quieta en su lugar. Mirando con notable miedo lo que sea que haya aparecido frente a ellos.

Vegetta fue el primero en actuar y sacar su espada, dirigiéndose con rapidez a dónde se encontraba su preciada hija. Rápidamente la jalo para ponerla tras él, en un intento de protegerla del peligro.

Cellbit quién solo había estado mirando también se puso a la defensiva. Puso su mano en el mango de su espada, esperando el momento para atacar de ser necesario.

La luz se fue disipando poco a poco, dejando ver una figura bastante conocida para Vegetta, un ángel, uno que el pelinegro conocía bien.

— Vegettita~— canturreo el ser, acercándose a Vegetta, una sonrisa burlona adornaba su angelical rostro.

Sus alas blancas como la nieve se movían con gracia, revoloteando alrededor del más alto.

— Cellbit, ¿Puedes llevarte a Leo?— preguntó con calma el de ojos morados, se notaba que estaba más tranquilo que en un principio.

— Ah, sí.— aceptó, acercándose rápidamente a dónde estaba la más baja, tomándola de su mano.— vamos Leo, tu padre estará bien.

La más baja solo asintió, pensando en que ya había visto a ese ser antes.

El castaño no perdió el tiempo y se llevó a Leo de ahí, no sin antes mirar una última vez a Vegetta, buscando la confianza en su mirada que le dijera que todo estaría bien, claro que esa mirada estaba ahí, solo que su contacto visual fue obstruido cuando el ángel se interpuso, el ángel lo miraba con tanta seriedad que Cellbit sentía como sus nervios incrementan notablemente, nunca había sentido tantos nervios con solo una mirada de alguien.

Ignoró esa sensación por unos momentos y se concentró en ir a la casa y meterse ahí con Leo. Algo que hizo en menos de un minuto.

— ¿Si sabes que los asustas?— comentó el mitad mago, el ángel híbrido de oso cambió su expresión del rostro, reemplazando su seriedad con un puchero infantil.

— Sabes que solo me divierto.— se justificó. Ambos hicieron contacto visual.— pero vine aquí especialmente a verte.

— Oh, ¿En serio? Debe ser importante ¿No?.— el híbrido al escuchar eso se acercó a Vegetta, invadiendo su espacio personal.

— Aún no cumples tu misión...— dijo casi en un susurro, pasando sus manos por las mejillas del contrario, una tensión empezó a crecer conforme pasaba el tiempo.

¿infidelidad? [Vegetta x Cellbit) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora